Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
Osio, otra contradicción cordobesa

Osio es un personaje gigante en el cristianismo, un pensador fundamental que lo cambió todo. Se le atribuye a Osio la conversión de Constantino al cristianismo, y todo lo que eso supuso en Occidente. El tránsito de los emperadores romanos hacia una religión monoteísta lo cambió todo de manera definitiva.
Osio nació en Córdoba en el siglo III y al parecer murió centenario en el siglo IV. Fue uno de los primeros obispos en Corduba, cuando los cristianos eran perseguidos (y probablemente torturados y hasta sacrificados en el anfiteatro que sigue oculto bajo el Rectorado de la Universidad y medio barrio de Ciudad Jardín). Y sin duda una persona clave en el devenir del Imperio Romano, cuando estalló un cisma entre los que defendía, como él, la Santísima Trinidad, y los que como Arrio, en Oriente, decían que no, que eso era imposible.
El famoso Osio de Córdoba convocó un cónclave (como la película de ahora), el Concilio de Nicea, al que acudieron todos los obispos de la época a debatir lo de la Santísima Trinidad. Y ganó. El arrianismo fue proscrito. Pero eran tiempos complejos y la muerte del emperador desató una nueva batalla. Constancio II se convirtió en emperador y aupó de nuevo al arrianismo. En esa época, un Osio centenario pasaba sus últimos años en Córdoba cuando fue convocado de nuevo por el emperador. Y nada más que hasta Sirmio (actual Serbia) acudió un ancianísimo Osio.
Allí, cuentan, fue torturado para que abjurara de sus creencias y asumiera el arrianismo, algo que al parecer hizo (aunque investigaciones posteriores lo han negado). Pero antes pronunció, siempre presuntamente, una frase muy contundente: “Yo fui confesor de la fe cuando la persecución de tu abuelo Maximiano. Si tú la reiteras, estoy dispuesto a padecerlo todo antes que a derramar sangre inocente ni ser traidor a la verdad. Haces mal en escribir tales cosas y en amenazarme (...). Dios te confió el Imperio, a nosotros las cosas de la Iglesia (...). Ni a nosotros es lícito tener potestad en la tierra, ni tú, emperador, la tienes en lo sagrado...”.
Osio, además de convencer a todo un emperador de Roma de hacerse cristiano, se convirtió en uno de los primeros defensores de que la Iglesia y el Estado deben estar separados. No le hicieron mucho caso.
Osio de Córdoba es santo para la iglesia ortodoxa y ahora la católica quiere hacer lo mismo. Por todo lo que supuso para el cristianismo y su expansión. Pero hay debate. Y en el lugar del Vaticano donde se deciden estas cosas andan investigando si Osio acabó abjurando de la Santísima Trinidad bajo tortura o no. No va a ser fácil.
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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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