Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
Geometría cordobesa
Este martes, sobre las cubiertas de la Mezquita Catedral de Córdoba hablaba con uno de sus dos arquitectos conservadores, Gabriel Rebollo. Su padre lo fue también de los Jardines del Alcázar (lo que ven sus ojos hoy día es una reconstrucción de los años cincuenta), de la avenida de Vallellano, de Carlos III, de la Axerquía, de la terminal del Aeropuerto o hasta de la plaza de Toros. José Rebollo Dicenta fue arquitecto municipal en Córdoba. Su hijo señalaba, explicando las cubiertas de la Mezquita, la suerte que había tenido Córdoba con sus arquitectos. Y lo escasamente reconocidos que estaban. Entre bromas señalaba “al que no sabemos su nombre”, el mejor de todos, aquel que a finales del siglo VIII diseñó la Mezquita de Córdoba, un ingenio de la construcción que ha durado 13 siglos. Y miraba al Crucero de la Catedral, para nombrar también a Hernán Ruiz II, y pasar de ahí a los grandes del siglo XX, como Rafael de la Hoz o Gerardo Olivares.
Juan Serrano también fue arquitecto municipal. Y Rafael de la Hoz director general de Arquitectura en el último Gobierno de la dictadura franquista. De generaciones diferentes, de conceptos revolucionarios ambos, a su manera, construyeron y diseñaron en Córdoba. De la Hoz es padre del Parque Figueroa, un barrio que vienen a visitar estudiantes de arquitectura de Estados Unidos, entre una multitud de edificios en la ciudad. Juan Serrano, del Bulevar del Gran Capitán. Y compañero de Juan Cuenca en Equipo 57, el padre del parque de Miraflores, de toda la rehabilitación de la Puerta del Puente, del Puente Romano y de la Torre de la Calahorra, además de La Corredera. Grandes arquitectos que han dejado una huella que deja con la boca abierta a los que vienen de fuera.
Quizás la sombra de la Mezquita de Córdoba es tan pesada que obliga a los arquitectos locales a buscar la excelencia de manera constante. Pero por Córdoba han pasado arquitectos que han dejado auténticas obras de arte que apenas están explicadas. Al contrario, en el caso de Cuenca se crearon unas lamentables polémicas sobre su intervención en el Puente Romano, una actuación sobresaliente de la que a día de hoy nadie tiene duda.
Córdoba es también sede de una curiosa geometría que en la oscuridad del franquismo lo llenó todo de color: Equipo 57. De sus seis miembros originales, dos eran cordobeses (Juan Serrano y José Duarte). Posteriormente se unió el propio Cuenca. Junto a ellos, los vascos Jorge Oteiza y Agustín Ibarrola, también con obras asombrosas pero mucho más conocidos para el gran público que los cordobeses. ¿Por qué? Probablemente por que la cultura vasca siempre los promovió y reivindicó. Y creo que eso es algo que no ha ocurrido en Córdoba más allá de pequeños reconocimientos.
Que Equipo 57 siga sin tener un museo en Córdoba es algo alucinante. Que no se explique la obra de Juan Serrano, incomprensible. Este domingo publicamos un reportaje en su taller, un lugar donde el arte es muy divertido y desde luego para todos los públicos. Si tienen oportunidad, hablen con Anna. Lo que verán les sorprenderá (y no, no es un titular de clickbait).
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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