¿La burbuja de los bares?
Espero equivocarme, y mucho. Pero parece que en Córdoba (aunque me consta que está pasando también en Sevilla y Granada) se está produciendo una especie de burbuja de los bares. Cuando menos te lo esperas te han cerrado una librería centenaria y te han abierto un bar. Donde antes había una tienda de ultramarinos ahora te sirven una media de patatas bravas para chuparse los dedos. Donde antes se localizaba una tienda de ropa viejuna (de gente mayor y de gente que se viste como gente mayor) ahora han puesto un bar de bocadillos así como espectaculares.
Que conste que a mí me parece bien eso de que se abran bares. Siempre fui mucho de ir a bares, la verdad. Y que conste que los que se están abriendo últimamente están poniendo el listón de la calidad y el buen precio muy alto. Es el liberalismo puro y duro. Los nuevos bares son buenos, están limpios, sus camareros son amables (camarero amable en Córdoba es un oxímoron como una Mezquita-Catedral), bastante baratos y encima está todo muy bueno. Se lo están currando, vamos.
Normalmente, los nuevos bares están montados por gente que antes trabajaba en otras cosas. Muchos lo han apostado todo al bar. Cogieron la indemnización de su empresa anterior o, directamente, han invertido todos sus ahorros en su nueva empresa. Se la han jugado. Han arriesgado y sólo por eso merecen mi aplauso y reconocimiento absoluto.
Pero creo que ha comenzado a hincharse una burbuja de bares en la ciudad que corre riesgo de estallar. No es sostenible que a los bares que ya había abiertos se sumen nuevos cuando el consumo está cayendo dramáticamente. Es tan fácil como pensar en la siguiente ecuación: Hay más parados, por tanto hay menos gente con dinero para irse de bares, por tanto los bares tienen menos clientela que nunca y, además, más competencia que nunca.
Insisto. Ojalá me equivoque, pero esto no es sostenible.
Quizás no sepamos hacer otra cosa que montar bares para salir de la crisis. O quizás es que directamente no podemos montar otra cosa. Ojalá me equivoque.
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