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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

Una avenida del siglo XX en el XXI

Carril bici del Marrubial.

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En contra de lo que se podría pensar, ampliar el número de carriles de una carretera, una avenida o una autovía no va a contribuir a mejorar el tráfico. Más bien al contrario. El asunto tiene varios nombres, según los expertos: Ley de Hierro de la Congestión, Posición Lewis-Mogridge o Triple Convergencia. Y hasta un estudio en Los Ángeles que demostró que por cada 10% más de asfalto que se gana el tráfico aumenta como mínimo un 6%. ¿La explicación? Los que salían antes para evitar un atasco ya no madrugaban, los que usaban vías alternativas tiraban por el camino más recto y más ancho, quienes optaban por el transporte público dejaban de hacerlo y en muchos casos el carril más cercano a las aceras se convertía en un apartadero de coches en doble fila.

Córdoba, la ciudad de los proyectos eternos, lleva esperando la reforma de la Ronda del Marrubial desde el siglo XX. Entonces, la tendencia era a construir avenida de dos carriles por sentido. Y ahí nos hemos quedado. El proyecto en el que trabaja la Gerencia Municipal de Urbanismo, para cuando se culminen las expropiaciones, prevé la construcción de cuatro carriles. Y lo hace como demanda ciudadana.

Actualmente, el tramo de la Ronda del Marrubial entre la avenida de Barcelona y Ollerías tiene dos carriles, uno por sentido, salvo en el semáforo final. Hay atascos, sí. Pero no más que en la propia avenida de Barcelona, con sus cuatro carriles, sus coches en doble fila y su hora punta. El proyecto prevé construir cuatro, dos por sentido, y promete que habrá grandes acerados y árboles.

Me consta que ha habido debate interno y que se llegó a proponer la construcción de solo tres carriles, uno de ellos reservado a taxis y autobuses. Sería una forma de, se viene verbo tecnicista, de calmar el tráfico, que es lo que se persigue precisamente en el siglo XXI: que coger el coche penalice.

En el año 2022 seguimos pensando en un futuro de ciudades llenas de vehículos privados, porque eso es libertad, frente al transporte público (más sostenible), el alternativo (más sano y barato) o el peatón. Córdoba ya no necesita más avenidas sino menos coches, como cualquier ciudad del siglo XXI, que hagan la vida más cómoda, el aire menos contaminante y la movilidad más segura.

A más carriles, lo sabemos, aumenta también la velocidad del tráfico. Por mucho de que en el interior de una ciudad la máxima permitida esté a 50 por hora o haya radares (que de los que multan no abundan) sabemos que cuando hay pista libre los conductores aprietan el acelerador. Y eso no es bueno. Y lo que es peor: el futuro que viene, que tardará pero que llegará, pasa por otro tipo de movilidad, la autónoma, en la que no hará falta tanto asfalto.

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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