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Al este del Edén

Redacción Cordópolis

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La izquierda cordobesa ha entrado en una suerte de lucha entre Caín y Abel... y el Padre es Julio Anguita. Como en “Al este del Edén”, de Kazán, el padre estricto y severo que protagoniza Raymond Massey ve como sus dos hijos (Cal y Arón, a la sazón, James Dean y Richard Davalos) se pelean por su amor y por conseguir el de Julie Harris, y como tiene que elegir entre ellos, provocando toda suerte de emociones. Sus preferencias se decantan por Arón, pero Cal hará todo lo posible, llegando a provocar la muerte de su hermano, para recuperar y conseguir al padre y la comprensión de Abra, la chica.

El PCE cordobés tiene mucho que deberle a Anguita pero, sin dejar la militancia, él ha decidido comenzar otro proyecto, el Frente Cívico, que es el promotor de Ganemos Córdoba, al que Podemos, Equo y ciudadanos individuales se han sumado. En la asamblea del pasado domingo, la decisión del Frente Cívico de apoyar la “Agrupación de electores”, contra la opción del PCE dirigente de ir a una “coalición de partidos”, ha provocado el desconcierto absoluto en esta organización histórica. La posición de Anguita ha sido fundamental para decantar a numerosos miembros de la izquierda cordobesa allí reunidos para optar por esa fórmula jurídica. Su figura sigue siendo un referente ético y politico para muchos, a pesar de que su aventura política ha estado plagada de luces (alcaldía con mayoría absoluta) y sombras (la pinza).

Igual que Massey echa en cara el ansia de Dean de tener éxito a costa de la desgracia de la guerra, de actuar sin ética con el apoyo de la figura oscura y olvidada de la madre, Anguita no puede perdonar al PCE que no se le hiciera caso y entraran en el gobierno de la Junta de Andalucía y considera que ya no es tiempo de tocar poder de cualquier forma. Su posición estaba clara: votar al PSOE e irse a la oposición, como en Extremadura (allí respecto al PP). Cree llegado el momento de superar la marca IUCA y de que, quizá, como ya anunció hace veinte años, el “alma del PCE deberá transmigrar” (en aquel entonces lo sería difuminándose en el movimiento sociopolítico que pretendía ser IUCA). Considera que es el momento de una movilización  ciudadana de carácter transversal que cambie la lucha de izquierda-derecha por otra de “los de arriba”, los poderosos (la casta), con los de abajo, los que sufren.

El PCE ha quedado totalmente desbordado, abocado a presentarse en solitario a las elecciones y a sufrir el efecto Podemos en sus carnes, y, además, lo ha de hacer sin muchos de sus militantes y simpatizantes que han optado por el Frente Cívico y Ganemos, cuando no por Podemos, directamente. Si los exalcaldes Trigo y Aguilar se le escaparon al PSOE, Julio se les ha ido a otro sitio sin izquierda ni derecha. Hasta el alcalde Ocaña expreso en una entrevista que Podemos le recordaba a IU (aún les queda el alcalde Pérez). Haber gobernado la ciudad, y estar participando en el gobierno andaluz en plena crisis de corrupción política, ha tenido su parte positiva en cuanto a mayor capacidad de intervención política y más presencia mediática, institucional y mayor financiación, pero va a tener su coste en términos de ser considerado como partido del pasado a derrotar.

Por su parte, Ganemos tiene ahora que demostrar que son una opción enraizada en la ciudadanía, siendo su principal reto conseguir un mínimo de estructura organizativa y recoger cinco mil firmas, sin el apoyo del PCE. Después vendrán las complicaciones para cerrar un programa coherente y elegir una candidatura potente. El papel de Podemos va a ser curioso pues, por un lado, no se presenta a las locales de forma directa, pero sí lo va a hacer a las autonómicas, no sabemos si en alianza o no con el PCE. Si ya esta a un paso de ser un partido, ¿va a diluir su marca en acuerdos de convergencia para las autonómicas, como ha exigido al PCE para las locales, o va a ir con sus siglas a la batalla electoral dividiendo el voto del cambio?

Desde fuera, el vecindario observa expectante el proceso, expectación que es recíproca con la que muestran Ganemos/Podemos y el PCE de cómo va a reaccionar la ciudad. Julie Harris, en el papel de Abra, la novia de Arón, acaba sin saber si ama a Cal; el sheriff, un espléndido Burl Ives, defiende que Cal, a pesar de todo, es bueno; y el mismo padre, Massey, que ha sufrido un accidente, perdona a Cal, mientras que Arón va a la guerra a suicidarse. Los cordobeses y cordobesas, especialmente, los de izquierda, decidirán finalmente por cuál hermano político apuestan, como Abra, y a cual mandan “al este del Edén”.

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