Conciliación familiar
Al comienzo de la época de crianza, mi pareja insistía cada vez que se planteaba el asunto de incompatibilidad entre trabajo y familia, que una de las mejores maneras de conciliarlos era incorporar a tu familia, en la mayor proporción posible, a tu trabajo. Cuando menos, sacar aprendizajes del tiempo compartido con ellos para después aplicarlo profesionalmente.
Obviamente, esto es más fácil en unas situaciones que en otras, más directamente aplicable en unas profesiones que en otras, pero siempre hay algo que puede mejorarse en nuestro trabajo, observando y aplicando aprendizajes recolectados en el tiempo familiar. Baste citar el duro entrenamiento que supone para cualquier madre o padre la negociación diaria con la prole, para absolutamente cualquier asunto, por trivial que este sea. Esto es aplicable, por ejemplo, al manejo de la relación con nuestros compañeros o al desgaste continuo en la relación con la clientela.
Pero en un plano más creativo las opciones se multiplican. En mi experiencia profesional, he podido experimentar una transformación paulatina a la hora de abordar un proyecto, la concepción de un espacio, ya sea una vivienda o la urbanización de una calle, se han visto influidas de manera determinante por la experiencia acumulada como padre. El paisaje de problemas que se detectan, se abordan y se intentan resolver, se cuaja de cuestiones relacionadas con los niños, con su modo de relacionarse con la arquitectura y el espacio público, con sus necesidades y con sus expectativas, la mayoría de las veces, mucho más complejas y ricas que las expectativas del cliente/adulto/político de turno.
Este modo de proceder, que no es si no con perspectiva de género, es sin duda beneficioso para el conjunto de la sociedad, pues la inclusión en el proceso de toma de decisiones de otros actores, hasta ahora menores pero con igual o mayor presencia en el espacio público, mejora la conceptualización del problema y, por tanto, incrementa las posibilidades de alcanzar una solución exitosa.
Aunque sea un ejemplo anecdótico, les presento a Mica Angela Hendricks, ilustradora y diseñadora gráfica, pues su descubrimiento refrescó vivencias y provocó intentara ordenar y expresar las reflexiones anteriores. Todo su trabajo, perfectamente volcado en su blog “The busy mockinbird” (“El sinsonte* atareado”), rezuma experiencia compartida con su hija, lo que queda resumido en este post y en las ilustraciones que acompañan a este texto. Un magnífico ejemplo de conciliación familiar.
http://www.micaangela.com/file/mica_angela.htmlhttp://busymockingbird.com/sinsontehttp://rafaelobrero.com/
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