Mujeres al frente
En el mismo instante en que comienzo a escribir este post, otras muchas mujeres estarán sentadas delante de su ordenador, trabajando, escuchando música, chateando con una amiga en cualquier otra parte del mundo o twitteando.
Es muy probable que la mayoría de ellas desconozca que hace más de 70 años las primeras programadoras informáticas fueron mujeres y que el primer manual de ordenador fue escrito por una mujer (Adele Goldstine, ENIAC manual 1946).
Programadoras del ENIAC ejecutando programas mediante el cableado.
El computador ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer o Computador e Integrador Numérico Electrónico) fue construido en la Universidad de Pensilvania por los ingenieros John Presper Eckert y John William Mauchly. Ocupaba una superficie de 167 m² y elevaba la temperatura del local a 50 °C. Para efectuar las operaciones era preciso cambiar, conectar y reconectar los cables como se hacía en esa época en las centrales telefónicas. Este trabajo podía llevar varios días dependiendo del cálculo a realizar.
A principios de los años 40 en EE.UU., en una época de oportunidades profesionales muy limitadas para las mujeres, ser una estudiante brillante en el área de las matemáticas o la física sólo garantizaba un carrera profesional mal pagada como maestra o secretaria contable. Pero el domingo 7 de Diciembre de 1941, los japoneses bombardearon Pearl Harbor y esto cambiaría para siempre la vida de muchas de estas mujeres estadounidenses.
Con la entrada de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial, el ejército lanzaría una búsqueda frenética de mujeres jóvenes con habilidad para las matemáticas. Mientras los hombres combatían en la guerra, estas mujeres estaban destinadas a trabajar en los laboratorios de balística del ejército, realizando cálculos de gran exactitud y generando tablas de datos que los soldados usaban directamente en el frente para calcular el alcance de las armas estadounidenses en tierra, mar y aire.
El ejército de los EE.UU. financió el desarrollo del computador ENIAC con el objetivo de usarlo para calcular trayectorias de proyectiles durante la guerra. El ENIAC podía resolver 5.000 sumas y 300 multiplicaciones en 1 segundo y calcular la potencia 5.000 de un número de hasta 5 cifras en 1,5 segundos.
Un equipo de seis mujeres que destacaban por ser hábiles matemáticas y lógicas fueron reclutadas para participar en la programación y desarrollo del computador. Se encargaban de diseñar e introducir los problemas de balística en el computador mediante la conexión y desconexión física de los cables y de evaluar y perfeccionar su función. El ENIAC fue terminado en Febrero de 1946, sin haber servido al ejército de los EE.UU. para ganar la guerra.
Mientras que los dos ingenieros que lo construyeron se hicieron famosos, las seis mujeres, Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence, no recibieron ningún crédito por su trabajo. Sin embargo, estas mujeres sentaron las bases para el desarrollo del primer computador para el cálculo extremadamente rápido de una variedad de operaciones básicas, modificando radicalmente la evolución de la programación en las décadas siguientes.
Al igual que las programadoras del ENIAC, otras muchas mujeres se incorporaron durante la II Guerra Mundial a puestos científicos hasta entonces ocupados sólo por hombres, aunque en la mayoría de los casos eran relegadas a puestos más “adecuados a su feminidad”, puestos de menor responsabilidad y, como en el caso de las programadoras, se esperaba que abandonaran esos puestos al acabar el conflicto.
A pesar de la falta de reconocimiento, todas estas mujeres consiguieron algo muy importante: romper esquemas, demostrando al mundo y a ellas mismas que sus capacidades intelectuales eran similares a la de hombres.
Pero aún quedaba mucho camino por recorrer. Un dato resulta revelador. Hasta los 80, se llegó a decir que las mujeres que aparecían en las fotografías de aquella época junto al ENIAC eran sólo «modelos» que posaban junto a la nueva máquina (“Refrigerator ladies”). Algo, pienso, hemos avanzado aunque habría que plantearse cuánto exactamente y sobre todo en qué dirección.
En mi campo, el científico, existen más mujeres ocupando puestos directivos que en otras profesiones tradicionalmente masculinas. Pero lo cierto es que todavía es raro encontrar investigadoras al frente de grupos científicos de alto nivel que además lleven adelante sin dificultad una vida familiar con pareja e hijos.
Compaginar la vida laboral y la maternidad sigue resultando una tarea realmente agotadora, muy especialmente durante los primeros años de la vida de los hijos (en mi post Amamantar, Vivir, Investigar hablo de mi experiencia como investigadora y madre). Es más, me consta que también lo es para muchos compañeros científicos y padres que sienten que tienen que sacrificar el tiempo con sus familias para poder mantener sus trabajos.
Son tiempos dificiles para todo el mundo, para quienes no encuentran trabajo y también para quienes luchan por mantener sus carerras profesionales. En la mayoría de los casos, se trabajan demasiadas horas, jornadas laborales demasiado largas para poder llevar a casa un sueldo que da para lo justo. A esto se añade que raramente se tiene la opción de tener a los hijos más pequeños cerca del lugar de trabajo, algo que sí está más extendido en otros países europeos y que resulta tremendamente complicado encontrar entornos respetuosos y flexibles con los ritmos de nuestros bebés y con los nuestros.
En nuestra sociedad del siglo XXI, es este asunto de la disgregación entre lo personal y lo laboral el que no acabo de entender ni de digerir. Aún quedan, después de todo, muchos esquemas por romper.
-----------------------
Más información y referencias sobre las programadoras del ENIAC y las científicas durante la II Guerra Mundial en:
Fotos en:
0