El barrio de los vecinos del foro romano
No menor desafío postula nuestro querido ayuntamiento al patrimonio arqueológico de Córdoba invocando Foro Romano en una de las calles más tradicionales de la ciudad, como es Cruz Conde. Ahora sí, que de verdad y de balde, la arqueología está en primera plana social, urbana y mundana, pues seguramente sea la primera vez en la historia que afecta, de un golpe, a instituciones, vecinos, comerciantes, transeúntes, turistas y, sobre todo, a tantas y tantas personas tanto en la mirada, como en su conversación, como en su bolsillo. Tiendas, bares, terrazas, veladores y más veladores del centro seguramente, por fuerza, ya nos conocen. Desconozco de quien es la propuesta en primer término, pero ya les digo, ¡oh vehículos mil del centro peatonal de Córdoba! para que no nos apunten, que no ha sido el colectivo o la totalidad de los arqueólogos el ente de iluminación.
Había que mutar el nombre a Cruz Conde y bienvenido Foro Romano. No en vano es un nombre bien pertinente, pues en verdad, es el único nombre de una parte de la ciudad romana de Córdoba que conocemos. En efecto, Ana María Vicent, antigua directora del Museo Arqueológico, descubrió en su día una inscripción romana que citaba la existencia de un barrio poblado por los vicani del vicus forensis, es decir, por los vecinos del barrio del foro de Córdoba. Y este es un sólido argumento para darle historia al centro, casi nunca considerado “barrio” y que sin embargo fue el primer y más antiguo barrio atestiguado de la Córdoba de los romanos de Claudio Marcelo.
Plano de las excavaciones de Samuel de los Santos Gener en el entorno de Cruz Conde
El problema mayor en la actualidad es que el foro no se ve y tampoco se intuye. Y esto quizás es nuclear para dar sentido global, y no parcial, al reto que se pretende afrontar. El foro, fue descubierto allá por 1940-50 por Samuel de los Santos Gener a lo largo de las viviendas de la acera derecha de Cruz Conde dirección Tejares. Años más tarde, años 70-80, Ana María Vicent siguió descubriendo tramos del foro, y sobre todo, la inscripción citada. Cuando la Junta de Andalucía asumió las competencias en patrimonio, Alejandro Ibáñez, Julio Costa y Ricardo Secilla descubrieron, además de más tramos enlosados, algo fundamental: una calle que lo limitaba al este por la calle San Álvaro, lo que conllevaba, con seguridad, que el templo que preside todo foro romano debe estar bajo la iglesia y la plaza de San Miguel. Por último, entre las intervenciones más significativas posteriores, Inmaculada Carrasco descubría el extremo opuesto del Foro, allá por las calles Góngora y Braulio Laportilla, es decir, por el Long Rock, como suelo decirle a algún alumno despistado que en este momento se sitúa topográficamente en clase sin mayor inconveniente. Le digo que lo cuente igualmente cuando esté noctámbulamente por allí.
No menores ni escasos tramos de enlosado del foro han sido descubiertos por lo tanto en esos cincuenta años. Piezas significativas del mismo están expuestas en el patio de entrada del Museo Arqueológico, y sin embargo, nada puede ser hoy día visible en el barrio del foro. Además, el mismo Ayuntamiento en su Carta de Riesgo tiene catalogados como reserva arqueológica de subsuelo los escasos, poquísimos, inmuebles de Cruz Conde que no tienen sótano: y como tal reserva, la misma ley municipal impide excavarlos y mostrarlos, a menos que se considere o se modifique tal excepción.
¿Qué foro romano vamos a comprender entonces? Cuando venga el guiri inglés jadeando en busca de ilustres piedras romanas cordobesas a las cinco de la tarde en verano Correo hacia arriba y pregunte…Where is the Roman Forum please?...¿qué le vamos a decir? Porque, más allá de la chanza, cuando Calle de Foro Romano conste en los mapas, los turistas que estén acostumbrados a que las calles sean luceros de las ciudades que ilustran, van a preguntar y el problema va a surgir. Habrá que decirle que no, que el foro va más o menos por aquí y por allí y que mire las señas del enlosado actual de Cruz Conde (aquéllas bien premiadas que Rosa Lara y Pedro Caro pusieron ¡menos mal! para recordar el foro) y que con eso, pues se haga a la idea y que mire la planta en un libro de arqueología.
No son cosas, por sencillas, que Córdoba no deba haber previsto cuando se hace o se propone tal innovación. Si uno va a Mérida y lee calle Trajano es porque hay un arco que se piensa fue de Trajano. Y si lee calle del Puente es porque la calle efectivamente lleva a un puente, el romano. Si en Tarragona hay una calle que se llama Vía Augusta es porque efectivamente por ahí (y no por otro sitio como ocurre en Córdoba) pasa la Vía Augusta, y además se ve. Si en Cartagena hay una calle Muralla del Mar es porque allí se ve la citada muralla. Y así tantos y tantos ejemplos. Pero en Córdoba, el foro ni se ve, ni se verá, más allá de los nuevos rótulos venideros en Cruz Conde. Si se da tal caso en otra ciudad, no es listón, creo, que a Córdoba le merezca la pena utilizar de balanza.
Calle del Foro Romano concierne a vecinos, comerciantes y paseantes de San Miguel. De Ramírez de las Casas Deza. De San Alvaro, de Góngora, de Morería, de Historiador Díaz del Moral, de Eduardo Lucena, de Pastores y seguro de Cruz Conde. Es decir, del antiguo barrio del Foro. Esta es la altura del reto al que se somete a la arqueología y a la ciudadanía. No se crean que a los arqueólogos nos gusta escuchar tanta banalidad sobre la Córdoba romana y los romanos como hemos tenido que leer y escuchar estos días desde esa parte inmóvil de las vísceras de Córdoba que ataca lo que no tiene culpa y lo que no puede protestar como, en este caso, es el patrimonio.
Cabría por tanto en buena lógica afrontar con rigor y altas miras cordobesas la oportunidad surgida y hacer visible materialmente algo del foro, unos metros por unos metros simplemente, en la misma Cruz Conde esquina Góngora, cueste lo que cueste. Y virtualmente el resto. Hacer visible en verdad el barrio del Foro: para que las bolsas de las tiendas, los buzones de las casas o las indicaciones a viva voz en la calle tuvieran un sentido, un valor añadido y nunca un prestigio menguado. Para no escuchar en Córdoba un típico, “pues vaya chasco”, “si no lo enseñáis no lo pongáis”…pobre guiri de las cinco de la tarde y no menos seguros comercios que tengan que justificarlo continuamente.
Los que vivimos bajo tierra con los romanos, aquí estamos para explicar y ayudar en lo que se pueda: somos cordobeses antes que arqueólogos. Y eso que a mí me hubiera gustado más 4 de Diciembre de 1977: pero eso creo que es cosa sólo de nostálgicos andaluces.
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