Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

El huevo y alguna de sus circunstancias

'An egg is an egg' (témpera sobre cartulina), de Helen Courtois

Juan José Fernández Palomo

18 de octubre de 2025 19:55 h

0

El huevo es el mejor envase que podemos encontrar en la naturaleza: cáscara frágil, pero no mucho, por fuera y albúmina y yema gelatinosas por dentro. No se fíen de su presunta caducidad: es un prodigio de perseverancia, no se fíen de la fecha de consumo preferente que ponen en el cartón, es puro capitalismo de vuelo bajo. Esa fecha da igual. Hay huevos de dinosaurio que aún tienen un revuelto o una esfericicación acompañados de algas del pleistoceno recolectadas en el piélago del fondo de la Fosa de las Marianas.

Págalo, si acaso. Y, luego lo escupes.

El huevo, o cigoto, como yo aprendí, es la vida; su principio. Pero no quiero abundar mucho sobre la cosa. El ornitorrinco, mamífero que pone huevos, es un ejemplo de diversidad en esto de la evolución: “Darwin sigue jugando el partido, Dios ya bajó los brazos y parece rendirse”. Dice el titular de la crónica.

Me gustan los huevos ¿a quién no? Los pediría fritos con chistorras si tuviese que elegir mi última cena en el corredor de la muerte. También me gustan “a la importancia” (que es redundante), al horno, crudos, duros, revueltos, benedictine, estrellados, en tortilla y, sobre todo… regalados.

Que alguien te regale huevos es el amor máximo. Mucho más que regalar flores, perfume o un disco de Café Quijano. “Si es amor, échale huevos”, diría el eslogan.

Además, el huevo es un icono. En mi comedor, en una pared, preside la estancia una obra mítica de Helen Courtois: su mítico “Egg”. Para mí es inspirador…

¿Que por qué está este tío hablando de huevos? Preguntan.

Pues porque está hasta los cojones de aguantar a opinadores de premios literarios, acuerdos de paz o de “alto el fuego”, alineaciones de la selección femenina de fútbol, que las calles de mi ciudad las tomen muñegotes cada fin de semana, que la Mezquita-Catedral, Patrimonio de la Humanidad, se convierta en un “Museo Cofrade” que, de lo feo que es, parece un centro comercial de Utah en vísperas de Halloween. Responde.

Porque no quiere comentar nada sobre los que, cuando ven cerca una manifestación de chavales que protestan contra el brutal genocidio en Palestina, dicen “cualquier excusa es buena para no ir a clase, gamberros, paniaguaos, perroflautas; igual que sus profesores…” Y se quedan tan panchos en la barra del bar con un palillo entre los dientes mirando una tele que pone Antena 3 sin volumen, pero da igual “porque llevan razón”.

Por todo eso, y más, manda huevos.

(Este final se veía venir, creo).

Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

Etiquetas
stats