Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
Hispanidad
¿Qué es la “Hispanidad”? I dont know exactly, debo decir.
Una vez estuve en Manhattan y vi que en la Quinta o Sexta Avenida, no me acuerdo bien, cortaron el tráfico rodado y la calle se llenó de gente de “cien mil raleas” (como canta Serrat) haciendo fiesta, bailando vestidos de colorines raros y muy felices. Desde altavoces sonaban músicas diversas en idiomas diversos, algunos de ellos reconocibles, como el español o el portugués, otros no tanto. Golpeaban tambores las personas y reían.
Olía a barbacoa y a especias en toda la avenida que desemboca en Central Park y en una de sus plazas adyacentes, Columbus Circle (que poca traducción necesita). Esa plaza y la estatua que la preside en el centro provoca un cachondeo permanente: los italianos de New York City, los más norteamericanos posibles, la consideran un orgullo: “ya estamos aquí”. Los no italianos se preguntan: “qué hace aquí este tío”.
Si se lleva bien, la cosa tiene su gracia.
Digo todo esto para explicar que yo he estado en Manhattan y así vacilar como un cateto después de un vuelo barato. Pero todo esto es cierto. Como tan cierto es que Nueva York no son los Estados Unidos y que ahora, con este peculiar presidente, ni siquiera Manhattan será lo que yo vi en aquella avenida cortada al tráfico y repleta de banderas de colores, nachos, quesadillas, arepas, ceviches, ponchos, pisco, cerveza y tequila.
Lo digo hoy, Día de la Hispanidad, mientras lo mismo desfilamos que abucheamos, después de ayer pasear a ídolos muy poco diversos por toda la ciudad.
“En la víspera del Día de la Hispanidad del año 2025, en Córdoba (España) se celebró un Vía Crucis Magno con 35 trastos de movilidad lenta por una ciudad patrimonio de la humanidad. De toda la humanidad, hasta de la pobre humanidad que la habita y paga sus impuestos”. Así se contará, más o menos.
Qué coño es esto de celebrar un encuentro con el “camino de la cruz”, con más tristeza que un embargo y con la música fúnebre de los tambores y las cornetas desafinadas. Es cosa ciertamente anómala.
Cuando lo anómalo se normaliza hay que empezar a asustarse.
Hasta yo, uno de los hombres más valientes del sur de Europa (tal vez por inconsciente) empieza a acojonarse un poquillo.
Sobre este blog
Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
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