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Alfonso Alba

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"Admitir musulmanes en Europa es el suicidio"

           (Juan Eslava Galán. Escritor)  

Hay titulares que parecen piezas de un organismo ajeno. Si colocamos en una muñeca china la cabeza de una chochona tendremos como resultado un adefesio que no hay quien lo ponga encima del aparador de casa. Exactamente eso es lo que parece haber sucedido con el titular de arriba que, dicho sea de paso, nos ha dejado esta página hecha una pena. El cuerpo pertenece a uno de los escritores más prolíficos de España y uno de los más lúcidos. Pero, por razones que no acabamos de comprender, le ha sido embutida una cabeza de Donald Trump. El resultado nos produce una tristeza infinita.

Solo Donald Trump se regodea en las ideas simples. El arzobispo Cañizares también. De hecho, fue este hombre de misericordia quien vio en los cientos de miles de desharrapados que cruzaban el Mediterráneo a un Caballo de Troya a punto de arruinar nuestra civilización. Las ideas simples adolecen de esa pequeña particularidad. Ven el mundo con las gafas del sistema binario. Blancos o bárbaros. Occidentales o bárbaros.

Nosotros o los bárbaros.

La vida con gafas binarias, desde luego, se desenvuelve más cómodamente. Nos ahorra la fatiga de pensar en lo complejo. Y eso, para tipos como Donald Trump, es todo un alivio. Fue él (y no solamente él) quien pronunció hace meses la frase que ahora se le ha incrustado ortopédicamente al cuerpo del señor Eslava Galán. Su programa estrella de Gobierno fue proclamar la superioridad de la raza blanca y prohibir la entrada de musulmanes (y de hispanos) en el país más libre del mundo.

No es una novedad jerarquizar el planeta por razas y proclamar la supremacía de los blancos. La idea es muy antigua y ha sido aplicada con mucho éxito a lo largo de la historia. Los Reyes Católicos, sin ir más lejos, construyeron la España moderna sobre la expulsión de los judíos y la negación de los moriscos. Presumiblemente, sus majestades pensaron que admitir musulmanes (y judíos) era un suicidio para la España que estaba a punto de alumbrar la paz de la Santa Inquisición.

Si alguien, por favor, puede devolver al cuerpo del señor Eslava Galán la cabeza que le corresponde por derecho propio se lo agradeceremos eternamente.

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