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El fracking o fracturación hidráulica

Redacción Cordópolis

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Afortunadamente cada día son más los ciudadanos que salen a la calle a protestar por una nueva actividad industrial que se va a realizar en nuestros campos. El fracking, palabra hasta ahora desconocida, y que una vez consultada en los buscadores, la verdad es que es una práctica totalmente intrusiva y rompedora, en honor a su definición.

La técnica consiste en extraer gas natural de yacimientos no convencionales. Explotan el gas acumulado en los poros y en las fisuras de ciertas rocas sedimentadas estratificadas de grano fino, cuya poca permeabilidad impide el movimiento del gas a zonas de más fácil extracción.

Para liberarlo, se perforan cientos de pozos y al mismo tiempo se inyectan en ellos millones de litros de agua, tratada con productos químicos, generalmente tóxicos, y puede que cancerígenos o mutagénicos.

Seguro que pronto la Administración comenzará a otorgar los oportunos permisos de prospección y explotación por todo el territorio. Y cómo no, sus defensores hablarán que con esta actividad se reduce la dependencia energética del país.

Es fácil imaginarse los riesgos a los que nos enfrentamos. Riesgos de explosiones, escapes de gas, metales pesados, y lo más peligroso para nuestra salud y el medio ambiente, la contaminación de los acuíferos con esos productos químicos que se inyectan.

Al ser una nueva práctica, lógicamente se desconoce cuál es el tipo de contaminación exacta que puede provocar, pero lo que es lógico, que la prudencia aconseja que se establezcan límites ambientales muy severos para poder usar estas técnicas. Deberían ser imprescindibles los estudios y análisis, para conocer el impacto para el medio ambiente y en la economía.

Porque lo que es evidente, es que se desconoce la reacción de ese fluido en el interior de la tierra, si lo expulsará y de qué forma o si migrará por el interior, contaminando acuíferos. ¿Y quién se responsabilizará de las consecuencias a largo plazo?

En mi opinión, yo creo que habría que anteponer el interés público por delante del interés económico de las compañías o de los inversores.

Y por supuesto, se está despreciando la principal fuente de energía en nuestro país, que es la energía solar y también las energías renovables, que son alternativas seguras y limpias. Y tenemos nuestro cultivo más emblemático, el olivo, y todas sus industrias derivadas, que generan una serie de subproductos con un contenido energético importante, y que pueden ser usados como combustibles de biomasa.

Mediante una tecnología adecuada, puede obtenerse a partir de ellos tanto energía térmica como eléctrica e incluso bioetanol. Hablo del orujo, el orujillo, las ramas de la poda del olivar, en fin, subproductos susceptibles de valoración energética.

¿Tan difícil es apoyar a la energía solar y a las renovables?

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