Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

INCENDIOS
Las Siete Fincas: “Puede llegar antes el gran incendio que el plan de prevención de la Sierra”

Voluntarios del Grupo de Pronto Auxilio Las Siete Fincas

Juan Velasco

0

Hay en la Sierra de Córdoba un Equipo A y un Equipo B en la lucha contra los incendios. El equipo A todo el mundo lo conoce, son los bomberos del Plan Infoca, trabajadores forestales que cada verano son ascendidos a la categoría de héroes populares por su lucha incansable contra las llamas y también contra una temporalidad que los condena al paro una vez que acaba el periodo estival, mientras los políticos se llenan la boca diciendo que los incendios se apagan en invierno.

El equipo B de la Sierra de Córdoba es menos conocido, aunque también se juega el pellejo en verano y en invierno. Se trata del Grupo de Pronto Auxilio Las Siete Fincas, una galardonada asociación que lleva más de 30 años trabajando por la preservación de la Sierra de Córdoba, y que hoy conforman unos 80 voluntarios. Hablamos de personas que sacrifican su tiempo libre para controlar que la sierra no se convierta en una parrilla, a pesar de la enorme cantidad de combustible que hay en ella, y cuyo mantenimiento corresponde en realidad a los políticos que se llenan la boca diciendo que los incendios se apagan en invierno.

Voluntarios como Juan Jiménez, presidente del grupo, o Pepe González de los Ríos, vicepresidente, que juegan un papel importantísimo cuando, como ocurrió hace unas semanas, una colilla o una chispa hacen que se encoja el corazón de todos los cordobeses. En el camino que lleva a este periódico a entrevistarlos, pasamos por el mirador donde se inició el fuego, unas de las mejores vistas de la ciudad de Córdoba. Antes, habremos recorrido una decena de kilómetros por una carretera rodeada de arbustos, pensando en si lo que nos pueden contar Juan y Pepe asusta tanto como la idea de una evacuación precipitada por unos caminos asediados por el fuego.

¿A qué os dedicáis cuando no sois voluntarios?

JUAN (J). Yo tengo una empresa. Montamos estructuras para eventos. Así que, imagínate, estoy en temporada alta.

PEPE (P). Yo estoy ya jubilado. Me dedico a mis labores. Yo era diseñador y trabajé en la escuela de arte.

¿Cuánto lleváis viviendo aquí?

P. Yo compré en el 94. La casa la hice en el 96. Dos años después me vine a vivir aquí.

¿Y tú Juan?

J. Yo tengo 62 años y me he criado aquí. Mi padre cuando yo era un niño compró una parcela y poquito a poco fue construyendo la casita, con mucho esfuerzo. Por eso, a mí esto que dicen de la especulación me suena a broma. Mi padre fue un trabajador y todo lo hizo con mucho esfuerzo. Ahora compro un saquito de cemento, ahora compro 20 ladrillos… Así es cómo fue construyendo la casa. Así que de lo de la especulación yo me río, aunque evidentemente habrá quien haya especulado con el terreno. Pero yo no lo he vivido así. Hemos buscado un sitio donde vivir a gusto, y yo me he criado aquí. De aquí son mis mejores amigos, aunque yo viva en Córdoba.

Bueno, vamos a ir al principio. ¿Qué es un grupo de pronto auxilio?

J. Los grupos locales de pronto auxilio son organismos que se dedican a la prevención de incendios y a la extinción de incendios. Esto lo reglamentó la Junta de Andalucía en el año 89. Ahí salió la ley de incendios forestales de la Junta, cuando asumió las competencias, y a raíz de ahí surgen este tipo de grupos de pronto auxilio, que últimamente se están promoviendo más. Pero bueno, nosotros llevamos treinta y tantos años con este.

¿Esto cómo nació? ¿A quién se le encendió la bombilla?

J. Bueno, realmente, aquí lo que ocurrió fue que en aquella época había muchos incendios. Había conatos de incendios en todos sitios y lo que hacíamos era, una serie de amigos, coger nuestras palas, nuestros escardillos, y nos íbamos a apagar incendios como podíamos. Al principio íbamos a apagar incendios con más corazón que conocimiento. 

¿Tú estabas dentro de aquel primer grupo?

J. Sí sí, ahí estaba yo también. 

P. Él es el culpable y promotor del grupo. 

Al principio íbamos a apagar incendios con más corazón que conocimiento

Juan Jiménez

Lo que hacéis es muy similar a lo que se hace en Estados Unidos, donde los bomberos en los pueblos son voluntarios.

J. Sí, sí. Son voluntarios. Aquí hubo una época en la que a los voluntarios no se nos veía con buenos ojos. De hecho, los sindicatos decían que estábamos quitándole el puesto de trabajo a los bomberos. A lo que se creó en ese momento, en el que la Junta creó al bombero forestal profesional. Y yo nunca lo he entendido, que digan eso, porque nosotros lo que hacemos es ayudar a los profesionales. Nosotros no somos bomberos profesionales, aunque haya algunos voluntarios que sí son bomberos urbanos o de la Diputación. O que trabajan en Infoca. Pero son voluntarios de nuestro grupo.

La principal particularidad de este grupo es que está vinculado a este proceso urbanizador que ha habido en la Sierra de Córdoba, ¿no?

J. Bueno, fuimos de los primeros grupos locales que surgieron que no parten de Protección Civil. La mayoría de los grupos locales que hay ahora están vinculados o asociados a Protección Civil. Y reciben cursos y preparación. Nosotros arrancamos como grupo de pronto auxilio, aunque reconocidos en Infoca como tal. Y ahora, pues en los últimos años, el Ayuntamiento también está colaborando con nosotros en el mantenimiento de nuestro grupo.

La financiación, ¿no?

J. Como te puedes imaginar, un grupo con casi 80 voluntarios activos tiene muchos gastos que, normalmente, se sufraga con recursos propios. Desde vender lotería por Navidad para comprar mangueras -que seguimos haciéndolo porque es una fuente de ingresos que seguimos utilizando-. En los últimos años la asociación de vecinos nos ha ido apoyando mucho también. De hecho, las instalaciones que tenemos no son nuestras, son de aquí. Luego, el germen partió de aquí, de Siete Fincas, de amigos de aquí, pero se han ido incorporando personas de otras urbanizaciones. Primero fue El Jardinito, que lleva ya 17 años…

P. Más… 17 años hace de mi primera intervención en un incendio, pero nosotros nos conocimos antes. 

J. Ellos se incorporaron y fueron muy activos. Y luego se han ido incorporando voluntarios de Las Jaras, La Matriz, Torreoria, Trassierra… Se han ido incorporando voluntarios hasta llegar a casi 80. El año pasado, por ejemplo, comenzaron a inspirarse voluntarios de La Carrera del Caballo, que está un poco distanciado de aquí.

Pepe, haz memoria, ¿recuerdas cómo fue tu incorporación? ¿Te pidieron pruebas?

P. No no, qué va (Se ríen) Yo conocía a Juan cuando se intentó hacer un consejo de distrito diferente al de Trassierra. Aquello no funcionó, entre otras cosas, porque no tenía mucho sentido. Porque lo mejor es estar todos unidos. Y, al saber del grupo, yo, que era presidente de la asociación de vecinos de El Jardinito, pensé en hacer un grupo similar. Y convoqué a los vecinos, me puse en contacto con él para que hiciera una demostración, y cuando yo lo propuse, se juntaron casi 20 vecinos. Pero luego esto necesita una dedicación y un compromiso, que, bueno… La cosa es que luego yo ya vi que hacer dos grupos no tenía sentido, que ellos ya tenían una infraestructura, unos conocimientos… Así que al final, me incorporé con él. Bueno, en la primera intervención que te he dicho, no tenía ni equipo ni nada. 

¿Cómo fue aquello?

P. Pues justo terminamos nosotros de hacer una reunión con la junta directiva de El Jardinito y me fui a casa. Y me dijeron: “Hay un incendio”. Y los tres voluntarios que estábamos en la junta directiva nos fuimos para allá corriendo. Y Juan llegó, me dio una mochila de esas que te hemos enseñado antes, y me dijo: “Sube arriba a refrescar aquella zona”. (Se ríe al recordarlo) Y allí que fui, que me dejé hasta la suela de la zapatilla de deporte allí, porque claro, andando por la ceniza… Y bueno, desde entonces, hemos estado implicados de lleno en el grupo. Y ya Juan me complicó la vida, quiso hacerme presidente, y aquí me está dando todos los días la vara (Se ríen).

Entiendo que hoy, para ser voluntario, sí pedís otro tipo de requerimientos.

P. Admitimos a todo el mundo, pero para ser un voluntario activo que intervenga en un incendio hay que hacer un curso y unas prácticas, que hacemos nosotros con los retenes de verano. Ahora, pedimos un mínimo de preparación y reconocimiento por parte del Infoca. 

¿Eso también os ha tocado hacerlo a vosotros? 

P. Sí, sí. 

J. Bueno, nosotros hacemos cursos con Infoca, con bomberos profesionales. Hacemos también prácticas internas y actividades, todo ello relacionado con la coordinación. Porque son muchas las cuestiones que tenemos que tratar, desde manejo de herramientas, la seguridad… Es que cuando te metes en un incendio no es una atención corriente. Hay que tener una serie de conocimientos, y para eso hay que formarse y reciclarse. Nosotros, por ejemplo, ahora ya sabemos hasta manejo de emisoras. Tenemos un repetidor con el que nos comunicamos cuando hay un incendio o emergencia. Tenemos nuestras emisoras propias y con eso nos comunicamos dentro de la emergencia. Eso, además de los grupos de Whatsapp, que son bastante activos. 

En la Sierra hace falta ya un plan hidrológico de suministro de agua potable

Pepe González de los Ríos

Me consta, en el último incendio se veía que había mucho tráfico de información por esa vía.

J. Claro, es que no es solamente los grupos internos del grupo. Esto es algo curioso, nosotros tenemos dos grupos, uno en el que hablamos de actividades, de las verbenas y de las fiestas, y otro que es sólo y exclusivo para cuando se genera una alerta. En este segundo grupo estamos más de cien personas, porque no sólo estamos los voluntarios, están también los presidentes de las distintas urbanizaciones, el responsable de mantenimiento de urbanizaciones, la delegada de Alcaldía, personal de Protección Civil… ¿Qué pasa? Pues que cuándo se genera una alerta, que puede activarla cualquiera de los que está ahí, pues directamente la información no sólo llega a los voluntarios, sino a un montón de gente con responsabilidad, que a su vez, avisan a otras personas. Eso significa que tenemos una red que, cuando hay una alerta, se activa en tiempo real. Y, de una manera o de otra, se tranquiliza a los vecinos o se les advierte de que tienen que hacer unas cosas u otras. Como irse preparando, como ocurrió en el incendio del otro día, para una posible evacuación.

Debe ser tranquilizador.

J. Hay gente que cuando ve los aviones sobrevolar se asustan y cuando ven humo ni te cuento, hay quien entra en pánico. Pero, si estás recibiendo información en tiempo real que te dice: “Tranquilo, que está localizado, que está el Infoca aquí”, eso transmite tranquilidad. Y el hecho de que haya gente que está pendiente de eso y que te está “defendiendo”, por llamarlo de alguna manera, aporta un punto de calma a la gente.

¿Qué es lo que más valoráis en un voluntario? 

P. En nuestro caso, tiene un valor importantísimo el conocimiento del terreno. Nos hemos encontrado con medios de extinción de fuera que no conocen el territorio y a los que muchas veces les hemos servido de guía. Y, por supuesto, también, la predisposición, porque muchas veces somos los primeros en llegar. Y muchas veces, eso es lo que logra que un incendio se quede en un conato. Yo creo que esos dos valores son muy importantes. Durante el año, a lo mejor, el voluntariado está más o menos activo, pero cuando surge una alerta, aparecen, como mínimo 30 personas, que están ahí al momento. Pero yo creo que lo mejor de este grupo es que somos una piña. 

¿Eso es lo que se ha mantenido más inalterable en estos 30 años?

J. Hemos ido cambiando las personas, pero ese sentimiento de grupo intentamos promoverlo mucho y apostar por eso. Porque, cuando vas a un incendio, tú tienes que defender la vida de los que tienes a tu lado. Que no es sólo ir a apagarlo. Para nosotros, nuestra gente es lo primero. Si se quema un árbol, lo sentimos mucho, pero lo primero es la seguridad de nuestra gente. Y es importantísimo que haya una piña, que estemos los unos pendientes de los otros, que sepamos en todo momento dónde están nuestros compañeros. 

Eso también habrá evolucionado, ¿no?

J. Sí, utilizamos las nuevas tecnologías, entre ellas el geoposicionamiento. Cuando alguien se activa para poder intervenir en el incendio mete su posición en el Whatsapp, y los que gestionamos la emergencia desde fuera, que normalmente somos los más mayores, sabemos en todo momento donde están nuestros compañeros. Si no en todo momento, porque hay veces que se pierde la cobertura, sí en la zona donde puede estar. 

En caso de emergencia, para salir de aquí tendrían que evacuar a 20.000 personas

¿Esto se hereda? ¿Tenéis hijos en el grupo?

J. Yo en mi caso sí. Nosotros somos cuatro hermanos y todos formamos parte del grupo, y mi hijo, que tiene 25 años, está ya también en el grupo. Y la verdad es que sí, que hay compañeros e hijos de compañeros, que no sólo han heredado esto, sino que se han metido profesionalmente y ahora son bomberos. Un compañero que entró en el grupo hace cuatro o cinco años, Gabriel, me decía que los incendios ya no los ve como los veía antes. Que él antes veía humo y decía: “Qué lástima, se está quemando tal”. Ahora ya no, ahora su sentimiento es distinto. Y eso se va enraizando con el trabajo que vamos haciendo aquí. 

P. Yo creo que el éxito de este grupo es que surgió de un grupo de amigos que, desde que eran niños, sus padres los trajeron a esta zona. No existían los ordenadores, no había wifi, no había nada de esto, los juegos eran salir al campo a cazar lagartijas o hacer lo que fuera, a correr en bicicleta para arriba y para abajo. Hoy, en día, eso es más complicado. Creo que hoy en día, un grupo como éste no podría surgir, porque la mayoría de los chavales vienen al campo si tienen wifi. Si no hay wifi, los chavales no quieren venir al campo y prefieren irse a su casa. (Se ríe).

J. Es una pena.

P. Es difícil que hoy se cree ese núcleo de amigos, de confianza, que crecen verano tras verano juntos, y jugando. Así que creo que el éxito del grupo ha sido el nacimiento de ese grupo, que ha ido transmitiendo esa amistad a los que hemos ido viniendo después.

Vosotros habéis notado ese salto en la gente que se está viniendo ahora vivir aquí.

J. Sí.

Creo que no es algo sólo de aquí, creo que los lazos vecinales y comunitarios se están perdiendo también en las ciudades. Se vive de espaldas al vecino. Y eso aquí, puede ser mortal. 

P. Nosotros nos hemos criado en el campo. Y en la calle. Hoy día es más complicado. La calle está menos asequible para los chavales, y los chavales lo que quieren es videojuegos, internet… Es una vida mucho más aislada, menos participativa.

¿Eso os preocupa? ¿Puede poner en riesgo la supervivencia del grupo?

J. A mí me preocupa más la situación en la que están los críos y los chavales. Pero eso lo estamos viendo en todas las casas, en todas las familias. En cuanto a la supervivencia de este grupo no, porque todos los años se va incorporando gente nueva. Gente joven, con más actitud o menos actitud, con más o menos ganas de trabajar. Tienen otra forma de pensar, otra forma de hacer las cosas, pero gente se va incorporando siempre. De hecho, hay veces en la que la gestión de eso es complicada, porque hay gente que se quiere incorporar, pero luego, cuando le dices que tiene que involucrarse en hacer ciertas cosas, pues en ese momento es cuando se echan para atrás. Porque tienen su familia, porque tienen sus tiempos… Es que a esto tienes que dedicarle mucho tiempo. No sé si sería capaz de contarte el tiempo que le dedicamos la directiva, que no sólo somos Pepe y yo, que somos ocho o diez personas, además de todos los voluntarios. Este fin de semana, que hemos estado aquí liados con la verbena, te puedo decir que estábamos reventados.

Hubo una época en la que a los voluntarios no se nos veía con buenos ojos

Juan Jiménez

Cansa más la verbena que el incendio.

J. Para mí es peor.

Claro, es que la adrenalina no la tienes.

J. No, esa no la tienes, tienes el cansancio acumulado.

P. Yo estaba reventado, de estar un día y medio sin parar.

J. Pepe el pobre estaba cansadísimo.

P. Yo el sábado a las 12 le dije, me voy que ya no aguanto más, que estoy con los riñones y la cabeza loca.

Vosotros sois 30 años más viejos, pero esta zona también. ¿Cómo creéis que ha envejecido esta zona en estas tres décadas?

J. Ha cambiado totalmente. Cuando yo llegué aquí había muy pocas casas, no había cercas… Ahora está todo cercado, está todo alambrado, hay muchísimas viviendas, con el riesgo que eso conlleva. Es que, ten en cuenta que, en el caso de Siete Fincas, hay 500 casas, que en verano se multiplica por 10 la población en la Sierra. Porque hay mucha gente que se viene a vivir aquí y desde la pandemia más todavía. Y, claro, esto ha cambiado como la noche al día. Yo recuerdo cuando era un nene ir al Bejarano, que me acuerdo que un hombre mayor me decía que había conocido el paraíso -y efectivamente, cuando lo vi me lo pareció-, y ahora está como está, con dos árboles secos… Con todo lo que está pasando… Esto ha cambiado mucho, sí. Pero es que, más allá de este ejemplo, la vegetación de monte ha ganado sitio a lo que antes era dehesa y olivar. Yo tengo fotografías de cuando era un niño, cerca de mi casa, y aquello era una dehesa de alcornoques. Ahora está todo lleno de monte, de pino, muchísimo pino, y eso es un peligro. Eso, precisamente, habría que tratarlo, porque hay partes que antes eran olivar y ahora es un olivar perdido lleno de monte. 

Combustible. 

J. Exactamente. Es bosque. A los que nos gusta la naturaleza, bien, es lo que es, pero en verano eso se convierte en combustible. 

Hablando de relaciones y de involucrarse, podemos hablar del Ayuntamiento. 

J. Me dices el Ayuntamiento, pero si me lo permites, primero voy a hablar de la Junta de Andalucía, sencillamente, porque son los que nos han ido apoyando desde que empezamos. Empezaron por reconocernos como grupo, y además nos han ido equipando de material que tenemos. Nos han ido abasteciendo de material de seguridad, que se ha sumado al que nosotros hemos incorporando a base de loterías. En los últimos tres años, el Ayuntamiento sí se ha volcado con el grupo. Bueno, se ha volcado no, nos está ayudando. Hasta hace tres años, la gasolina que gastábamos nos la daba Juan, de la gasolina de El Cruce. La Asociación Tal pagaba el seguro, la otra asociación pagaba otro seguro, las tasas del repetidor las pagábamos con esto o con lo otro… Son gastos de 300 euros, pero es que estamos hablando de que aquí estábamos en aquella época 40 o 50 voluntarios que no aportábamos dinero, porque siempre lo que hemos aportado es nuestro trabajo y nuestro esfuerzo.

¿Y ahora?

J. Pues en los últimos años hemos firmado un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba y, desde entonces, tenemos un seguro de responsabilidad civil y accidentes que antes no teníamos. Antes sólo teníamos un seguro cuando interveníamos en un incendio, que nos cubre Infoca. Pero, cuando hacíamos actividades de limpieza, corte, limpieza de Fuentes, que también nos hemos dedicado a recuperar fuentes, no nos cubría el seguro. Ahora, gracias a la aportación del Ayuntamiento, podemos pagar el seguro y la gasolina. También estamos haciendo una campaña contra las barbacoas. Si te fijas hay carteles que indican que están prohibidas, porque es uno de los principales problemas que hay aquí, gente que alquila una casa, no sabe donde está metido y que ésta es una zona peligrosa para hacer una barbacoa. Que de ahí se puede generar un incendio, como ha ocurrido y como sigue ocurriendo. Esa campaña también la ha financiado el Ayuntamiento. ¿Qué más? 

P. Hemos comprado material también por ese convenio.

Hoy, un grupo como éste no podría surgir, la mayoría de los chavales sólo viene al campo si hay wifi

Pepe González de los Ríos

¿Y qué más le pediríais al Ayuntamiento?

J. Yo lo que le pido continuamente al Ayuntamiento es que haga su trabajo y se redacte el plan de emergencias por incendios forestales de la ciudad. Me consta que se ha contratado a una empresa que lo está redactando. Pero hay que hacer muchas cosas. No se puede permitir que un núcleo de población urbano como Trassierra no tenga un plan de autoprotección hecho. Están trabajando más las urbanizaciones con sus propios recursos que el Ayuntamiento. Si te das una vuelta vas a ver que hay caminos limpios cinco o seis metros a cada lado, y eso se está haciendo con los recursos propios de los que vivimos aquí. Pero si tú te vas a Trassierra, eso no existe, no hay una planificación en ese sentido, cuando el responsable directo es el Ayuntamiento. El Ayuntamiento tiene que trabajar también en que hay caminos que están cortados y que son vías de escape en caso de emergencia. Te pongo un ejemplo, aquí cerca, está la urbanización El Chaparral, que tiene un camino que es de titularidad municipal y que está abierto desde la carretera, pero donde desemboca está cortado. Y ahí viven treinta y tantas familias. Si se genera un incendio en la entrada de ese camino, esa gente no puede salir. Y es un camino de propiedad municipal cortado. Además, hay informes firmados por concejales del Ayuntamiento para que se abriese, y nunca se ha llegado a ejecutar eso. Hace 20 años que está cortado ese camino. 

¿Y los vecinos qué dicen?

J. A los vecinos les ha dado igual, aunque ahora estamos logrando que ellos participen y se muevan. Ellos decían que les daba igual porque así se evitaba que la gente entrase y no le robaban en su casa, pero no eran conscientes del riesgo. Luego ya sí se están concienciando de que están en una ratonera y de que es un peligro. Pero ellos no tienen por qué saberlo, porque no son profesionales. En el Ayuntamiento sí, en el Ayuntamiento sí hay profesionales y deben hacer lo que sea para evitar una desgracia. Y eso es abrir este camino. Pues como éste, hay muchos caminos más.

Algo parecido me dijo hace unos años César Vicente, que la Sierra de Córdoba era una ratonera. 

J. Totalmente.

Y eso con la cantidad de gente que vive aquí. Creo que él me decía que cinco mil personas huyendo en coche son seis kilómetros de retenciones.

P. A parte de que muchas veces no se puede salir. Aquí hay caminos en los que cabe un coche. Uno sólo. Si ahí entra un camión de Infoca, que ocupa casi todo el camino, se embotella y eso es una ratonera total. Si el incendio se produce ahí, o sales corriendo o… Es que ni entra Infoca porque no puede.

J. Tú calcula lo que te dijo César, eso de una retención de 5.000 personas. Este año, hemos hecho nosotros un censo. Porque tenemos la facultad de llegar a la población de la zona con más facilidad. Y hemos hecho un censo a partir de las viviendas que hay, usando una hoja de cálculo. Y en esta zona, que salgan por la carretera de El Cruce de Assuan y el Lagar de la Cruz, estamos 20.000 personas.

¿Veinte mil?

J. 20.000 personas. Otras 20.000 pasan por el cruce de la gasolinera. En caso de una emergencia, para salir de aquí por el cruce de la gasolinera, tendrían que evacuar a 20.000 personas. Y la cosa es que no hay nada oficial, de hecho. La información que hay es la que nosotros hemos sacado por este medio. Imagínate lo que sería eso. 

¿Contando con Trassierra? 

J. Ahora te hablo de Trassierra: Hablamos de una carretera normal, una carretera de montaña, con la vegetación rozando los vehículos. Si ahora bajáis por la carretera de El Brillante y pasáis por donde el incendio del otro día, por el mirador, no miréis al lado del incendio, sino al otro lado de la carretera. Vais a ver cómo la vegetación está arrugada y quemada. Imaginaros una persona que pase por ahí con su coche con un incendio, la temperatura que coge eso, qué es lo que le puede pasar. En cuanto alguien, con el humo, se choque con alguien, se le reviente una rueda, se meta en la cuneta… La carretera la corta, y el que vaya llegando ahí, ahí se queda, en una carretera ardiendo con temperatura que estamos hablando. Eso es mejor no pensarlo.

No sé si es buena idea no pensarlo, en este país somos especialistas en tomar decisiones cuando ocurren las tragedias.

J. Ese es el problema. Llevamos muchos años diciéndolo. Esas carreteras son todas de la Diputación, y llevamos años insistiendo en que las carreteras hay que hacerlas seguras y no se trata de quitar lo que hay en la cuneta. Que además no lo quitan, lo desbrozan y dejan tirado el paso. Porque esos son los medios que utilizan, eso es lo que se contrata y es lo que hay. Ese pasto se queda ahí, y si tira alguien una colilla, no se evita el incendio. Pero es que, además, lo que hay que hacer es limpiar los cinco metros, lo que están haciendo en las urbanizaciones, que es lo que por ley hay que hacer. Que esto no nos lo inventamos nosotros, lo dice la legislación, que la Diputación tiene que limpiar esas carreteras. Aquí se gastan una pasta en limpiar las autovías, pero en la Sierra se está jugando la gente la vida. 20.000 personas en un lado y 20.000 personas en otro. Y como llegue un momento en que haya un accidente, que puede haberlo… Un incendio gordo, tarde o temprano, lo va a haber. De estos que no se pueden apagar, en el que se dan las condiciones favorables para el incendio.

El 30-30-30.

P. Exacto.

J. Que no se puede apagar sencillamente, con las temperaturas que estamos teniendo, la vegetación está achicharrá. Es que se ve perfectamente, está arrugá, sin humedad ninguna. Pues imagínate lo que le podría pasar a la gente en esas carreteras. O a cualquiera de los que actuamos en un incendio, que le ponemos mucho corazón, pero te puedes quedar achicharrao.

P. Y además hay otro riesgo, que parece que no se tiene en cuenta por parte de la administración, que son los árboles de un lado se juntan con los del otro lado. Encima de la carretera. Eso en un incendio provoca una bóveda de fuego que cualquiera que pase por ahí se queda achicharrao seguro.

J. Y si por lo menos la vegetación arbustiva y el pasto estuviera limpio, a esos árboles les va a costar prenderse. Si no hay nada debajo, sin combustible que prenda, a los árboles les cuesta trabajo arder. 

P. Pero el problema es ese, que está llenito de monte.

J. Los árboles no los vas a cortar, que llevan años ahí. El problema es el arbusto.

P. Y se pueden podar también, que no se toquen. 

J. Se realzan, se quita el pasto, los cinco metros esos que hemos dicho. Se trata de hacer un área de seguridad. Y la administración no lo está haciendo.

Se gasta una pasta en limpiar las autovías, pero en la Sierra se está jugando la gente la vida

¿Vosotros creéis que va a llegar antes el gran incendio o el plan de prevención?

J. ¿Qué quieres que te diga, lo que queremos que pase? 

Lo que pensáis.

J. Puede llegar antes el gran incendio que el plan de prevención de la Sierra. Conforme va pasando el tiempo, tenemos más posibilidades de que llegue el gran incendio. Que va a llegar, es que va a llegar. Conforme va pasando el tiempo podemos morir de éxito.

¿Morir de éxito?

J. Sí, evitar que haya grandes incendios se va convirtiendo en cada vez más vegetación más densa y más vieja. Eso significa más cantidad de combustible. O sea, que conforme vaya pasando el tiempo, eso va a aumentar y, a la hora de que se genere un incendio, hay tal cantidad vegetal que puede llegar un incendio a Villaviciosa. Hay una serie de fincas que sí trabajan en la prevención, que tienen algo de ganado… Pero es que no hay ganado en el campo, no hay aprovechamiento ninguno de la Sierra.

¿Vosotros creéis que ese es un buen plan contra incendios? 

J. Por supuesto. Es necesario que lo haya, hay que apoyar a la ganadería intensiva. Nosotros hemos iniciado un proyecto este año, que usamos ganadería como bomberos. 

Sí, nosotros hicimos un reportaje sobre ello.

J. Exactamente. Estuvisteis con Paco, el ganadero. Pues estamos en contacto con más ganaderos para exportarlo a más urbanizaciones. Hace poco se puso en contacto con nosotros una urbanización de Alcolea y yo lo puse en contacto con un ganadero. Porque las urbanizaciones se gastan un dinero todos los años en limpiar la vegetación. Y los ganaderos, que cada vez hay menos, tienen que pagar en muchos casos para que el ganado se coma el pasto de algunas fincas. Pues si los ponemos de acuerdo para que unos se ahorren un poquito, ahí hay una posibilidad de ayudar al ganadero.

Queda el tercer paso, que es convencer al tonto del wifi para que no se queje si las ovejas lo despiertan a las 5 de la mañana.

J. (Se ríe) O que si vas con el coche y tienes que pararte un poquito, pues te paras y ya está. De hecho, aquí, antes de empezar este proyecto, pedimos opinión a los vecinos, y tengo el 100 por 100 del beneplácito de los vecinos. Yo he ido con Paco, y el primer o el segundo día que salía, la gente se paraba a echarle fotos. Los chiquillos se bajaban del coche. Y eran 70 cabras, no eran más. Ahora pretendemos que a la Sierra vengan ganaderos con 300 ovejas.

¿Está más concienciada la sociedad que la administración?

J. La sociedad en general está cada día más concienciada. En la administración hay una serie de técnicos que saben perfectamente los riesgos que hay. Pero hay otra parte, que en este caso son los políticos, los que toman decisiones de verdad, que no tienen ni idea. Que no saben lo que puede ocurrir aquí. Que no tienen nada más que encender la televisión y ver lo que está ocurriendo en muchos sitios. Y que eso lo podemos trasladar aquí, con la pérdida de vidas de mucha gente, del medio ambiente, de animales y de propiedades. Pero sobre todo las vidas de las personas que viven aquí, que son muchas, miles de personas. 

Yo soy más joven que vosotros, ¿cuál ha sido el incendio más grave que ha habido aquí?

P. En la zona nuestra de Siete Fincas, en el incendio de hace 17 años. Que comenzó por la mañana y que coincidió con el incendio gordo de Cerro Muriano…

No se puede permitir que Trassierra no tenga un plan de autoprotección hecho

Juan Jiménez

¿Aquel de las maniobras de los militares? 

P. Sí, ese. Y por la tarde comenzaron a aparecer una serie de focos. Y fue gracias a que estaban con el Infoca allí desplazaron a los aviones e intervinieron. Y desde entonces, aquí no ha habido un incendio gordo.

J. En Los Arenales ha habido varios. Aquella es una zona donde va mucha gente de acampada, que eso es algo que estamos intentando que se solucione, porque está prohibido. Y allí se han generado algunas situaciones feas. Yo he visto situaciones de estrés de la gente muy impresionantes. Es donde peor he visto a la gente en un incendio. He visto personas empujando a la Guardia Civil porque tiene a su familia en su casa y no le dejaban pasar. Es que tienen a su familia en su casa. Puedes tener razón o no tenerla, evidentemente no la tienen porque te está parando la Guardia Civil, pero hay que entenderlo.

Yo recuerdo, no se me olvidará en la vida, después de estar reventados apagando un fuego precisamente en Los Arenales, llegar un chaval, con una persona mayor y dos chavales en su coche, al bar de Los Arenales, a las 11 de la noche, y decir: “Por favor, venid a mi casa, que se me va a quemar la casa”. Y llega un momento en que te increpa. Tú tienes que entender la situación del hombre, pero recuerdo decirle: “Tu casa se puede quemar, pero coge a tu familia, vete para Córdoba y te quitas de en medio, que la vida vale más que todo eso. Y yo soy voluntario -se señala el pecho donde va el bordado de voluntario-, vengo de Siete Fincas y llevo toda la tarde intentando que no se queme ni tu casa ni ninguna de las que hay aquí. Y estoy reventado y ya no puedo más”. El chaval se calló, se montó en el coche y se fue.

Hemos hablado mucho de fuego pero querría hablar también del agua, que quizá es el reto próximo al que os vais a enfrentar. No sé si lo estáis ya hablando con los vecinos o entre vosotros.

P. Hombre, en el grupo lo que se comenta es que hay una serie de vecinos a los que se les están secando los pozos. Pero ese tema, lo que es en el grupo, no tenemos mucha solución. Estamos en una situación de sequía que nos está afectando, a unos más a otros menos. Pero, si esto sigue así, va a ser un problema gordo. Porque hay muchas familias aquí que dependen de los pozos que se han hecho. Y en Siete Fincas tiene la suerte de que hay una red que suministra, pero hay muchas viviendas por toda la sierra que dependen de pozos que se están secando. Y eso es un problema gordo porque, en caso de un incendio, no habrá agua para apagar los incendios. En el último incendio los bomberos vinieron cuatro veces aquí a llenar el camión. Si no hay agua…

J. El agua es un recurso escaso y que hay que cuidarlo. Es un reto para los próximos años. Como sigan así las temperaturas, que parece que este verano va a ser un verano fresquito para lo que nos puede venir de aquí en adelante, hay que crear una conciencia sobre esta cuestión.

P. Hombre, podemos intervenir en restringir el consumo, cuidarlo, pero no podemos hacer nada contra una sequía. En Córdoba capital, por suerte, parece que hay recursos para cuatro años. Pero eso no es lo que hay en la Sierra. En la Sierra hace falta ya un plan hidrológico de suministro de agua potable. Hay un proyecto, pero se va dilatando en el tiempo y no se hace. 

El agua es un recurso escaso, que hay que cuidar, es un reto para los próximos años

Etiquetas
stats