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Pilar Bartolomé: “La sociedad no está acostumbrada a no poder ir al médico”

Pilar Bartolomé | ÁLEX GALLEGOS

Juan Velasco

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De todos los nombramientos en el sistema de salud español de los últimos años, pocos, por no decir ninguno, ha tenido un trabajo más complejo a nivel epidemiológico que el de la doctora Pilar Bartolomé (Córdoba, 1959), elegida directora general de personal del Servicio Andaluz de Salud (SAS) en febrero de 2019, justo a tiempo para afrontar el brote de listeriosis del verano pasado; dar por cerrado ese episodio para afrontar la campaña de gripe de 2019-2020 que acabó siendo epidémica; y cumplir un año y poco de mandato afrontando toda una pandemia mundial.

Todo ello tras llegar a su puesto convencida por el consejero cordobés Jesús Aguirre, con el que coincidió ejerciendo su especialidad: la Pediatría. Siendo como ha sido durante décadas médica de atención primaria en la provincia, Bartolomé acabó impulsando, en los estertores del último mandato socialista, algunas de las más sonadas acciones reivindicativas de los médicos andaluces contra los responsables del SAS.

Lo hizo como miembro activo del Sindicato Médico de Córdoba y de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, levantando la voz contra la situación por la que pasaba la sanidad andaluza y sus profesionales tras más de 30 años de gobierno socialista. Aquellos movimientos de los médicos de atención primaria de noviembre de 2018 coincidieron con el cambio de gobierno en la Junta de Andalucía y la entrada de su amigo Jesús Aguirre en la consejería de Salud y Familias.

Todavía tendría que pasar un tiempo para que la antigua representante del sindicato médico aceptara un puesto en la administración con la ingente tarea de gestionar el capítulo más importante de los presupuestos sanitarios: el de personal. Y en ello estaba cuando estalló una pandemia que, según la mayoría de estudios, ha afectado especialmente a los profesionales de la sanidad andaluza.

La oposición sigue en los hospitales, esperando su momento de asalto como siempre

PREGUNTA. Has vivido un año intenso. Fue llegar y comerte una epidemia. Terminó esa epidemia y vino una pandemia. Vamos a hacer un balance de este primer año y pico como directora de personal del SAS.

RESPUESTA. Mi balance es totalmente positivo y también para los profesionales, aunque protesten. Y es normal que protesten, porque para eso están ellos y para eso estoy yo. Una de las primeras cosas que hicimos, siendo coherente conmigo misma, fue establecer la flexibilidad de jubilación de los profesionales, de los médicos, entre los 60 y los 70 años, que era lo que estábamos pidiendo desde hace muchos años. ¿Por qué? Porque hay mucho talento que no se puede perder a los 65. Y máxime cuando ahora con 65 años eres un chaval. Evidentemente hay profesiones o categorías dentro de eso donde no se pueden desarrollar al 100% con esa edad, pero el talento y el enseñar a las generaciones futuras es muy importante. Ese es uno de los hitos.

Otro de los hitos es acabar con todas las oposiciones, traslados, etcétera, que estaban pendientes desde el año 2013. 2013, 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018... consolidación (hace el gesto enumerando) Todas esas están terminadas. Y bueno, se suspendieron los plazos por pandemia, pero ahora se han sacado todos los listados. Y posiblemente para finales de este mes, con el concurso de traslado que nosotros convocamos, más de 15.000 personas que se podían trasladar, por fin, a algún sitio al que llevan deseando trasladarse. Y en octubre será la gran movida con toda la toma de posición de las oposiciones y de los traslados. En fin, es uno de los grandes hitos.

Otro es reforzar la salud laboral. Veníamos a reforzarla con médicos de trabajo, con seguridad, higiene y ergonomía y próximamente con psicología clínica. Y se ha demostrado que llevábamos razón y que había que reforzar la salud laboral. La pandemia ha venido a demostrarlo. Veníamos a reforzar la salud pública y la hemos reforzado y se ha demostrado que eso de la salud pública englobaba algo que nadie conocía y que ha sido super importante. Todo este tema de los epidemiólogos, los preventivistas… Todo eso se ha puesto en valor. También el tema de las contrataciones. Porque hemos subido el nivel de contrataciones por interinidad y hemos bajado el nivel de eventuales, que también era algo muy importante. Y ahora, cuando terminemos con las oposiciones, serán fijos en plantilla y habrá un nivel de estabilización en plantilla que dará también sus frutos.

Otro de los temas ha sido el fomento de la igualdad. El plan de agresiones que ya está totalmente elaborado y se irá dentro de poco a consejillo, a consejo y todos esos trámites que hay que hacer. A mí lo que más me ha impactado es que las cosas no se hacían como yo decía. Había que esperar.

P. Iba a ser una de las últimas preguntas, pero está a huevo. ¿Ha cambiado tu visión del sistema al integrarte en él?

R. No. Conocía el sistema perfectamente y los plazos. Pero algunas veces los plazos se te hacen eternos. Desde un lado y desde el otro. Y explicar que los plazos son por ley y que tienes que cumplirlos es muy difícil cuando tienes gente en la calle protestando por eso. Pero bueno, la ley está para todos y hay que cumplirla.

P. ¿Ahora lo ves como un sistema más garantista que antes?

R. No, no. Yo lo veo igual. Yo siempre he sido muy de ley y de judicialización y justicia. Entonces, no. Lo bueno que tengo es que tengo la perspectiva de un lado y de otro y estoy en el punto medio.

La telemedicina ha venido para quedarse y hace 6 meses todavía se estaba discutiendo

P. Son tiempos convulsos para la práctica de la medicina y también para la gestión sanitaria. Desde el punto de vista de la gestión sanitaria, ¿qué es lo que más te ha sorprendido, más allá de los plazos?

R. La gestión sanitaria es que es muy difícil. Porque intentar cambiar 36 años de inmovilidad es muy difícil. Máxime cuando te encuentras con que determinadas cosas se han hecho de aquella manera e intentas reconducirlas a la normalidad. Y es muy difícil mover algunos pilares y algunas maneras de hacer las cosas. Pero estamos en ello y creo que lo vamos a conseguir. No va a haber problema, tampoco.

P. Entiendo que has encontrado oposición desde dentro.

R. Sí. La oposición sigue en los hospitales, esperando su momento de asalto como siempre.

P. Es algo que siempre me ha sorprendido de cómo funciona la sanidad y los hospitales a nivel político.

R. Hay muchas familias, hay muchos popes. Siempre se ha hecho así. Y si se ha hecho mal, me da igual que se haya hecho toda la vida. Venimos a hacer las cosas bien. La gente tiene que avanzar y no puede estar constantemente en el pasado. Y bueno, hay que evolucionar, porque hay nuevas metodologías. El teletrabajo ha venido para quedarse. La telemedicina ha venido para quedarse y hace seis meses todavía lo estaban discutiendo algunos estamentos. Y hoy en día todo el mundo se ha apuntado.

P. ¿Y por qué cree usted que tiene tan mala prensa la figura del gestor sanitario?

R. Siempre la va a tener.

P. ¿Por qué?

R. Es muy fácil. Porque es uno contra todos y todos contra uno. Y bueno, el que dicta las normas tiene que asumir sus responsabilidades y lo que tiene que ser es lo más justo y lo más equitativo posible. Pero claro, nunca llueve a gusto de todos. Algunos están instalados en la protesta continua y no dejan ver las estrellas. Y otros sí. Y los que las ven, avanzan. Y ven cosas que antes no hubieran soñado. Ya está.

P. Habrá algunos de los desafíos que usted se hubiera propuesto hace un año que se han quedado en barbecho con esto del Covid. ¿Cuáles son y qué horizonte tiene para retomarlos?

R. Yo soy como Madame Curie, que llevaba tres libretas en el bolsillo. Una era de las investigaciones que hacía, otro de los avances de su hija, y otro de las cosas de casa. Pues yo en el despacho tengo tres cajones. El primero es de los asuntos que van a salir sí o sí. Se ponga quién se ponga. El segundo es de asuntos a estudiar para salir sí o sí. Y el tercero es de ya veremos pero seguro que sí.

Un buen gestor no tiene por qué saber de medicina. Tienes que conocer el sistema, pero no tienes por qué ser médico

P. ¿Qué porcentaje tiene cada uno?

R. El primer y el segundo cajón tienen mucho porcentaje (se ríe). Por ejemplo, un asunto que estamos peleando es el decreto de cargos intermedios. Para que la elección tenga participación de los propios profesionales y no solo sean elegidos por una junta facultativa o por un estamento, ¿no? Y que los profesionales tengamos un tanto por ciento de participación a la hora de elegir los cargos intermedios. Eso es algo que creo muy importante.

P. ¿Usted es partidaria de este sistema?

R. Totalmente.

P. ¿También hacia arriba?

R. Hacia arriba y hacia abajo. Hacia todos. Evidentemente, un gerente y un director general los designa el Gobierno y los designa el estamento que está mandando en ese momento. Pero el resto…

P. Precisamente por eso se lo pregunto. Porque no sé yo si es hora de cambiar este tipo de altos cargos para asegurar la independencia y para que este tipo de puestos los ocupen gente vinculada con la medicina.

R. Garbanzos negros hay en todos sitios. Un buen gestor no tiene por qué saber de medicina. Tienes que conocer el sistema, pero no tienes por qué ser médico. No se ha demostrado nunca que un médico tenga que ser buen gestor ni que un buen gestor no pueda entender de medicina. En la industria nadie se cuestiona que hoy seas director general de General Motors y mañana lo seas de una farmacéutica.

P. Pero estamos hablando de hospitales y sistemas públicos. En la industria privada, se responde ante un consejo de administración. Entiendo yo que para mirar por un profesional sanitario es preciso conocer bien cómo es la vida de un sanitario.

R. Hay que conocer la sanidad. Hay que conocer los principios de sanidad. Pero hay que hacer una buena gestión. Y no solo se hace buena gestión en la pública. También se hace buena gestión en la privada. El conocimiento no es público-privado. El conocimiento es personal. Se logra a base de estudio y formación. Y eso no se adquiere en la pública ni en la privada. Se adquiere poniendo los codos encima de la mesa y sabiendo hacerlo. Entonces, cuando tú sabes y conoces las cosas y eres una persona más o menos formada, pues te interesas y aprendes siempre de donde llegas. Siempre hay que aprender. Siempre. No se puede saber todo y menos creer que lo sabe uno todo.

El conocimiento no es público-privado

P. Desde luego. Pero yo entiendo que quizá si hubiera un mayor concurso de los profesionales sanitarios a la hora de escoger a los gestores, se eliminaría esta visión perniciosa sobre la gestión sanitaria. Pasa lo mismo con los medios de comunicación públicos. Evidentemente, los médicos no pueden escoger al ministro o al consejero de sanidad, aunque personalmente también creo que sería deseable.

R. No, claro, el consejero y el ministro son cargos políticos. Pero el resto de los cargos intermedios venimos a cambiarlo y, si no sale antes del verano, saldrá después, pero va a salir.

P. ¿Usted se lleva muy bien con su consejero, verdad?

R. Siempre me he llevado muy bien con mi consejero. Yo estoy aquí por él. Si no fuera por él no estaría. Yo he tenido otras ofertas de otros sitios y en otras épocas, y nunca las he aceptado. Pero como dije una vez, y nunca me gusta repetirme, aunque sea verdad: Yo llegué a un pueblo, y en ese pueblo estaba él, y desde entonces empezamos con este sueño. Y cuando me dijo: “Pili”, que él siempre me llama Pili; “Pili, ¿nos vamos para allá?”. Yo al principio le dije que no. Hubo un hecho entre medias y cuando pasó ese hecho, me dicho: “Pili, ¡ahora!”. Y entonces le dije que sí. Y aquí estoy.

P. Una de las cosas que he detectado en su formación me ha parecido muy interesante y quiero que me hable de ello. Es usted experta en impacto y gestión medioambiental a nivel sanitario. No sé en cuál de los tres cajones está.

R. Está en el cajón de que el mes que viene empiezo a contratar técnicos medioambientales.

P. Cuénteme, ¿qué es eso?

R. La gente se cree que el medioambiente es ser ecologista y cortar flores a la luz de la luna. Pues no. Precisamente con la pandemia se ha demostrado que el medioambiente es fundamental y que todo lo que nos rodea es medioambiente, desde el aire que respiras, hasta el suelo que pisas o el agua que bebes. Y que no solo hay que conservarlo y mantenerlo para las generaciones futuras, sino para no morir actualmente nosotros. Y bueno, pues había una estructura de medioambiente dentro de la sanidad en la que había ido decreciendo la plantilla y venimos a reforzarla. Posiblemente, a partir de agosto, salgan unas plazas creadas ex profeso para la sanidad.

P. ¿Qué labor concreta desempeña este personal?

R. Ellos se van a encargar de la sanidad medioambiental en los centros, pero en combinación con la…

P. … Salud laboral.

R. Sí, pero hablamos de la salud medioambiental de los sitios. De los locales, de cada ciudad, de cada pueblo. ¿Vale? Que si no se consigue esa interacción entre lo local y lo particular es posible llevarlo a efecto.

La atención primaria siempre ha sido la hermana pobre de la sanidad

P. ¿La sociedad actual es salubre?

R. (Se toma dos segundos) Desde Platón lo es, ¿no? Aquí estamos (Se ríe)

P. No, pero usted sabe a lo que me refiero. Hay muchas condiciones y enfermedades que son nuevas.

R. Enfermedades nuevas siempre va a haber, eh.

P. Sí, hablo de diabetes infantil y este tipo de enfermedades asociadas al consumo.

R. La diabetes ha existido siempre, porque es genética y se transmite. Mira, antes se moría uno de un flato. Ahora ya te ponen una etiqueta, que es de diabetes o de insuficiencia renal. Antes te daba un vahído, ahora es una hipotensión, una ansiedad… Conforme vamos avanzando, vas conociendo y vas etiquetando. Y conforme a esa etiqueta te van poniendo una serie de tratamientos que antes no existían. Antes te daba algo y lo primero que te ponían era una infusión. Esto que se sigue viendo en las novelas sudamericanas: “Vamos a tomar un tesesito”. Ahora no. Ahora, todo el mundo quiere tener una pastilla mágica para curarse.

P. A eso me refiero.

R. Ya te digo, desde Hipócrates. Aquello era horroroso. Piensa en la peste, las máscaras estas venecianas que son de pico, que se hacía precisamente porque ahí llevan unos algodones con esencias de romero, mirto y tal, para no contagiarse. A lo largo de la vida han ido apareciendo. Estaban ahí, solo que el hombre ha ido creando anticuerpos contra todas estas cosas. La gripe, la gripe mata todos los años a 9.000 personas. 9.000 personas todos los años y eso no sale en las estadísticas.

P. Bueno, salía. Este año es que no ha dado tiempo porque se ha juntado una epidemia con una pandemia. Yo estaba muy pendiente porque este año la gripe ha sido epidémica de hecho.

R. Sí, pero que además, la gente piensa: “Como hay vacuna ya no se muere la gente”. Pues no es así. Se complica. Aparecen enfermedades obstructivas y todo esto. Y bueno, luego van surgiendo enfermedades porque la propia sociedad, el propio mundo y la propia manera de hacer las cosas… pues no cuidamos el mundo, no cuidamos el medio ambiente, no cuidamos nuestra vida.

P. Sí, claro. Si por eso mismo se lo preguntaba. De ahí que le preguntara si la sociedad es salubre.

R. Nuestra propia vida no la cuidamos. Y la vamos llenando de conservantes, de colorantes, de porquerías para hacer que el melocotón te dure todo el año cuando hay fruta de temporada y deberíamos seguir acostumbrados a la fruta de temporada. Igual que no llevas una rebeca en Córdoba en verano.

Las urgencias están para urgencias. No están para asistir una consulta normal

P. Justo. O podemos hablar de los hábitos laborales. Antes hemos hablado del teletrabajo, que vamos a ver pronto qué impacto va a tener a nivel de salud.

R. Mucho. Siempre que tú creas algo nuevo, creas también problemas nuevos. Y esa creación tiene que estar un poquito prevista. Pero bueno, también surgen cosas nuevas espontáneas y vienen de no sé sabe dónde. De China, del Congo, el Zica, el Ébola… Esas cosas que no se sabe bien de dónde salen, cada cierto tiempo.

P. Creo que ayer -por el jueves 2 de julio, cuando se produce la entrevista- apareció un caso de peste bubónica no sé si era en Malasia o en Mongolia.

R. Sí, también. Tenemos de todo. ¿Quién conocía la listeria antes del año pasado? Nadie. A partir de julio la conocía todo el mundo. Y eso estaba ahí y lleva toda la vida. La famosa frase esa de que no se haga mayonesa en verano es por la salmonela, que es prima hermana de la listeria. Son cosas que cuando se acumula surge el brote. Pero mientras, no hay problema.

P. La atención primaria sería el dique de contención en todo esto que estamos hablando, ¿no? Y un ejemplo de que la sanidad no se hace en los hospitales.

R. Es que la atención primaria siempre ha sido la hermana pobre de la sanidad. ¿Por qué? Porque era más importante sobrevivir en un hospital, que vivir en primaria. Vivir en primaria son más años. Sobrevivir en el hospital es más corto. Y sí, evidentemente, las técnicas y las supertécnicas están en los hospitales, que es donde están los cirujanos y las pruebas diagnósticas fuertes. Pero es que la primaria no es la puerta de entrada al sistema, sino la que sustenta al sistema y la que tiene que dar la respuesta a la sociedad. Lo demás son hospitales de agudos. No de crónicos.

Entonces, hay un plan muy bonito, que se suspendió durante la pandemia, en la que hemos estado teletrabajando y hemos transformado ese trabajo que íbamos a hacer, esa teleasistencia, que todavía encontraba alguna resistencia, pues ya es el pan nuestro de cada día. Y se han visto las ventajas que tiene para no aglomerarse y sobrecargar la primaria. Y se pueden hacer maravillas. Conectar, con estas cosas que van por las nubes y por el cielo, con el hospital. Y no tienes por qué desplazar al paciente de primaria al hospital, sino que, oye, antes lo hacíamos un poquito a lo burdo. Pues ahora te haces una foto y lo mandas por WhatsApp. Ya es directamente con el ordenador, con la cámara. Y es maravilloso.

P. Sí, aunque el problema es que desgraciadamente no todo el mundo tiene un ordenador.

R. Sí, sí, sí…

P. No, hombre.

R. Perdona, todo el mundo tiene un móvil.

Si hay que externalizar, se externalizará, porque lo importante es que la gente tenga respuesta sanitaria

P. Hombre, es posible. Aunque no todas las personas mayores o los vecinos de Palmeras tienen un móvil con una buena cámara y saben usarlo. Y precisamente en estas poblaciones son en las que se dan más problemas de salud.

R. Bueno, en el centro de salud sí hay. Y hay conexión.

P. Claro, pero no en su casa.

R. Sí, tienes que ir al centro de salud, claro.

P. Muchas veces es que yo creo que los cordobeses esperan demasiado y se saltan el centro de salud para acudir directamente a las urgencias. Esto es un problema.

R. Siempre escucho la misma frase: “Yo voy al hospital porque allí me hacen de todo”. Eso lo hemos dicho todos. Ahora, ¿qué ocurre? Pues que tengo que dejar al niño aquí, mi marido no me puede llevar, tengo que esperar a que mi padre salga del trabajo… ¿A qué hora me voy? A las 6 me voy al hospital y que me hagan de todo. Ese no es el sistema. Las urgencias están para urgencias. No están para asistir una consulta normal. Y esa sobresaturación de urgencias no solo perjudica al sistema, sino a todos. A la sociedad.

Entonces, con esto del Covid se ha instalado un circuito limpio y un circuito sucio. O sea, el que tiene una sospecha entra por el circuito sucio que le llamamos, y el que no tiene sospecha entra por el circuito limpio. Y la mitad de las cosas se están resolviendo telemáticamente o por teléfono. Porque son consultas. Yo hace 20 años que instauré esto en mi consulta de pediatría. Hace 20 años. Me llamaban las madres y yo le decía: “A ver, ponle el termómetro, mírale… ¿Tiene puntitos de tal o cuál? ¿Sí, no? Pues espérate un par de horitas y sino me lo traes al consultorio”. Así se solucionaban muchas cosas.

P. Parece lógico. ¿Eso es lo que hablabas antes que cuesta mucho implantar?

R. Pues sí. Porque la sociedad no está acostumbrada a no poder ir al médico, a no tenerlo delante y a no poder tocarlo. Entonces, claro. La protesta es también fundamental a la hora de ir al médico. El “es que…”. Y el “pues ya que estoy aquí, me receta usted para mi marido, mi abuela me pasó lo otro y mi niño tal”. Hago un tres en uno. Eso se ha suprimido.

P. ¿En qué pueblo estuvo usted pasando consulta?

R. Yo he estado por toda la provincia de Córdoba dando vueltas con contratos una, de media jornada y de dos horas incluso. Pero yo soy la pediatra de Montalbán y Santaella.

Ha sido sorprendente la solidaridad que ha habido en un momento salvaje de crisis

P. Antes de llegar al cargo, precisamente los médicos de atención primaria estaban levantados y protestando. ¿Cómo están ahora? Ahora tú estás en el otro lado.

R. Yo sigo protestando, esté en un lado o en el otro, solo que le protesto a gente distinta. Es más, a mí me llaman la protestante. A ver, siempre hay que estar reclamando lo que sea justo y equitativo. Hay un refrán muy español que dice que quién no llora no mama. Pero bueno, hay que ir muy poquito a poco también. Y hay que ser justos. Porque todo el mundo cree que ya hemos terminado la pandemia y toca ponerse en modo protesta. No.

P. De hecho, el 13 de junio ya hubo una concentración.

R. Sí, pero el modo Covid no ha terminado.

P. Estamos de acuerdo.

R. El problema es que el modo Covid va a traer en un futuro, y nadie quiere verlo, una situación económica más gorda que el recorte que tuvimos. El 2012 es una tontería. El problema es que el no producir va a tener unas consecuencias que a lo mejor el año que viene todavía… Porque como las arcas de Andalucía las habíamos dejado bien, habíamos cumplido con el déficit y teníamos un superávit incluso de 32 millones de euros y tal, pues entonces ahí nos vamos a mantener este año y quizás el siguiente. Pero en el 2022, hay que establecer las bases ya para aguantar el año 2022.

P. ¿Cómo se fijan las bases ahora, con una pandemia en marcha?

R. Pues priorizando. Priorizando. Viendo lo que es esencial y lo que no.

P. Esa palabra tiene también muy mala fama.

R. Sí, a la gente no le gusta. Pero no pasa nada. Esto es igual que cuando tú tienes que comprar unos zapatos a tres hijos y priorizas el que mejor o más los necesita. Pues si uno los tiene desde hace tres años porque es el chico y ha heredado el de los tres, uno los tiene medio qué y el mediano los tiene medio qué, pues habrá que dárselos al chico. Y el año que viene al mayor, para que los herede el mediano. Eso las madres sabemos cómo hacerlo.

P. Pero eso, evidentemente, tiene efectos en listas de espera, operaciones y servicios…

R. No, las listas de espera… Vamos a ver, durante la pandemia no se ha parado todo. Y menos las asistencia sanitaria. Y menos aún la asistencia sanitaria urgente o grave. Todo lo que es el sistema de oncología ha estado funcionando continuamente. Ahí no ha habido ningún barón y se ha seguido funcionando aún a riesgo de los propios profesionales. Todo lo que ha sido urgente o grave ha entrado directamente en los quirófanos y en los diagnósticos, no ha habido problema ninguno. Evidentemente, había unas listas de espera que ya habíamos saneado, gracias a dios. No del todo, porque venían arrastrando bastante. Y ahora, el parón que ha habido de operaciones, como una rodilla, una catarata y demás, que no eran urgentes ni eran vitales para el desarrollo de la vida, ahora mismo se están volviendo a hacer otra vez. Este verano va a haber activación del plan quirúrgico y llenaremos los quirófanos con todo lo que se pueda. Habrá contrataciones para ese plan de quirófanos y diagnóstico, evidentemente. Y si hay que externalizar, se externalizará, porque lo importante es que la gente tenga respuesta sanitaria. No si es de aquí, de allí o de donde sea. A uno le da igual donde lo operen. Lo que quiere es operarse.

¿Qué ha habido rotura de stock? La ha habido. ¿Qué ha habido déficit de EPIs en algunos momentos? También

P. Y que no le cobren por ello.

R. Y que no le cobren por ello, exacto.

P. Priorizar-externalizar... El lenguaje es importante.

R. Sí, pero yo lo digo claramente: externalizar no es privatizar. El dar respuesta a la sanidad no es privatizar. Y el hacer lo que se tenga que hacer cuando se tenga que hacer no es privatizar. Ahora, si los demás quieren darle la vuelta al tema por hacer banderas, que sigan haciendo banderas. Nosotros vamos a seguir haciendo quirófano.

P. Entiendo que los de las banderas lo que piden es que se contraten médicos para dar ese servicio en la cartera sanitaria pública.

R. Si tú los encuentras mándamelos que los contrato mañana mismo.

P. ¿Tiene problemas el SAS para contratar médicos?

R. Totalmente.

P. ¿Por qué?

R. Muy fácil. Siempre lo cuento de la misma manera. A lo mejor es un poco bruto pero es así. En mi clase éramos 600. En mi promoción, que fue la quinta de Córdoba, éramos 600 en la clase. A los dos o tres años, salieron unos decretos famosos de rejuvenecimiento y adecuación e historias de estas y nada más que se podían estudiar cien alumnos por clase. Si tú tienes 600 que dentro de diez años se van a jubilar de golpe, no tienes con cien para cubrir el hueco de 600, ¿vale?

Mi balance es totalmente positivo y también para los profesionales, aunque protesten

P. Pero hay médicos a cientos yéndose fuera a trabajar.

R. No. Lo que hay es médicos también... Han cambiado los conceptos, por decirlo de otra manera. Han cambiado las prioridades también de los profesionales. Antes tú terminabas la carrera y lo que deseabas era irte a trabajar donde fuera, como fuera y tener una independencia, una economía, una familia y estas cosas.

P. Eso no creo que haya cambiado demasiado. Al menos en lo de independencia y economía.

R. Todos esos valores han cambiado. No han cambiado sustancialmente, pero sí el cómo desarrollarlo. Tú antes sabías que si te ibas, vamos a suponer, a Beas de Segura, Jaén, a una primera plaza, pues a los dos o tres años sabías que te podías acercar a Linares. Y a los dos o tres años, la siguiente sabías que podías llegar a Córdoba o a La Rambla. Y a la siguiente ya seguro que, cuando el niño iba a la universidad, tú ya estabas en Córdoba. Ahora no. Ha habido un parón impresionante. Ha habido personas que me han comentado: “¡Maldita sea que saqué las oposiciones porque estoy en un comarcal o en Beas de Segura y no he podido salir!” Porque desde 2013 no había manera de salir con un concurso de traslado de allí.

La prioridad hoy en día no es esa. La prioridad hoy cuando salen del MIR, la mayoría quieren trabajar, pero hay otros que quieren seleccionar el trabajo. Y no es irse a Beas de Segura, irse a Linares, ni a La Rambla, que está muy lejos. Es trabajar en el Reina Sofía. Y lo siento, por ahí no puede ser. La sanidad es toda Andalucía y los puestos de trabajo son en toda Andalucía. Claro, si tú me das a elegir un contrato en La Rambla, que está a tres cuartos de hora por una autovía estupenda, y para ti es muy lejos, y te dan en Madrid La Paz, pues entonces te vas a Madrid (alza las dos manos y se encoge de hombros).

P. Pero como usted dice, no es algo generalizado. La mayoría quiere trabajar.

R. No creas. A mí me han renunciado a haber sacado la plaza en una oposición en Cabra, que es una plaza fija, para siempre, por un contrato eventual en Málaga de cuatro meses.

P. Pero insisto: es un caso. No es mayoritario.

R. No no. Unos cuantos. No te digo todos

Hay que establecer las bases ya para aguantar el año 2022

P. Seguro que cuando publiquemos esto van a salir y van a decir que la gente que renuncia a una plaza fija en el SAS no llega al 5 o al 10%.

R. No, no, te digo: este año han terminado 914. De los 914 no todos son de Andalucía, evidentemente. Entonces, cuando uno termina, tira para su tierra, para su novia, para sus padres... De esos han salido unos cuantos. Y se les han ofertado interinidades. O sea, hasta diciembre, y en diciembre interinidad para uno o dos años. Pues no lo han cogido. Han cogido hasta octubre 490 y tantos nada más. La mitad prácticamente. Y son contratos que son atractivos y de larga duración. Te estoy hablando de este año. Y han cogido los contratos de vacaciones, nada más. O sea, vamos a ver, tienes una interinidad en Linares, en Jaén en el hospital...

P. Tenía entendido que se penalizaba a quien rechazaba estos puestos.

R. ¿A quién vas a penalizar? Si es que no hay. Tú lo rechazas, vale. Volvemos a llamar por lista. Se acaba la lista, ¿quién está el primero? El que lo rechazó.

P. Desconozco cómo serán los contratos para que la mitad los rechacen. ¿Cuántos médicos necesita Andalucía para estar en la ratio ideal?

R. De todas las categorías es difícil dar un dato, porque hay categorías que tienen contrataciones. De todas, evidentemente, a raíz de la crisis, hubo un recorte importante de 7.000 profesionales. Nosotros ya tenemos una estabilización de entre 3.800-4.000 profesionales que hemos restaurado al sistema. Y, antes de la pandemia, teníamos previsto restaurar otros tantos. Ahora habrá que esperar.

P. Recuperaríamos los 7.000 perdidos y a partir de ahí...

R. A partir de ahí hubiéramos empezado. Porque el PIB iba muy bien, pero este año el PIB va a ir muy mal.

P. ¿Y cómo está de envejecida la plantilla del SAS?

R. Más del 47% tiene más de 50 años. En diez años vamos todos a la calle.

P. Y según me está contando, no hay recambio.

R. No. Es que no hay niños. Hay un 1,3% de nacimientos. Hay que hacer más niños para que en unos cuantos años tengamos más médicos.

Todo el mundo cree que ya hemos terminado la pandemia y toca ponerse en modo protesta

P. O alargar la edad de práctica médica.

R. Hasta los 75 años. Ya lo hemos alargado hasta los 70. Siempre de forma voluntaria y cuando pasen por unas condiciones físicas y psíquicas a través de salud laboral.

P. ¿No ha habido que echar mano de los médicos jubilados finalmente en la pandemia?

R. No. Por eso te digo. Fíjate, teníamos un listado de más de 1.300 voluntarios que se habían apuntando en unas direcciones de correos. Ha sido sorprendente la solidaridad que ha habido en un momento salvaje de crisis. Estas personas se apuntaban voluntariamente y sin cobrar nada. Increíble. Y luego, a través de los colegios de médicos y asociaciones y la universidad hemos conseguido tener otro listado de los profesionales para echar mano de ellos. Las mutuas también. Incluso el ministerio nos mandó estudiantes, MIR, todo... Pero aquí teníamos hechos unos planes muy buenos de 9.000-15.000 con nuestros propios recursos y nuestra propia bolsa de trabajo y no se nos ha agotado la bolsa. Así que hemos planeado muy bien. No es por nada.

P. Quizá lo peor de esto que usted dice haya sido la tasa de contagio de profesionales sanitarios, que según donde uno mire, Andalucía aparece siempre la primera en contagio de sus trabajadores del sistema sanitario.

R. Tú sabes que las estadísticas siempre se pueden usar para bien o para mal. Yo no te digo que no se hayan contagiado. Evidentemente se han contagiado. Todo el mundo se ha contagiado. Y, como digo yo, el que hace la tortilla tiene que romper los huevos. Está claro. ¿Qué ha habido rotura de stock? La ha habido. ¿Qué ha habido déficit de EPIs en algunos momentos? También. Pero aquí, desde que el mando único nos volvió a permitir comprar, no hemos tenido rotura de stock. La rotura de stock la tuvimos cuando no había, nos lo quitaron y no nos dejaban comprar. Cuando nos dejaron comprar, Andalucía ha suministrado a Andalucía. Hemos conseguido ese tejido industrial que tenemos en Andalucía, que también lo tenemos aunque no se vea... Por ponerte un ejemplo: del ron hemos hecho hidroalcohol. En Norteamérica lo empleaban para bebérselo. Aquí no.

P. Aquí en alguna cárcel también.

R. Sí, también es verdad. Aquí se han hecho batas, patucos, mascarillas. Y ahora mismo te diría que más del 60 y tantos por ciento de los suministradores actuales son los antiguos que han vuelto y son andaluces. O sea, que ahora mismo, salvo los guantes de nitrilo que no hay en el mundo, el resto es producto andaluz. Ya te digo: los respiradores nos han salvado y no han hecho falta. Le prestamos a Madrid 70 respiradores para que pudieran tener un stock medioqué y ahora mismo estamos donándolos a Sudamérica porque están pasando una crisis impresionante y Andalucía siempre ha sido solidaria.

P. ¿Cómo han llegado de exhaustos los profesionales? Lo digo porque el Covid no ha terminado y ahora estamos inmersos en la campaña de verano, que además es distinta a la de otros años.

R. Exactamente. Es distinta a la de otros años. Fíjate que este año ya están protestando por los cierres. Es que hay centros de salud que han sido siempre, por qué no decirlo, cuchitriles. Tú entrabas y había un pasillo y poco más.

La manera de hacer la medicina se ha transformado (...) Donde habían dos solo va a hacer falta uno

P. Yo recuerdo que nosotros dimos hace dos años la noticia de que aparecían ratas y ratones en uno de la zona norte, no recuerdo ahora el nombre del pueblo.

R. Hay centros con consultas sin ventana. Esos no los puedes utilizar hoy en día. En una situación normal, sí, pero ahora no puedes usar ese circuito. Ese centro hay que cerrarlo. Se ha desplazado a centros donde se pueda hacer la doble vía. Pero el sistema sigue funcionando y no va a parar. El sistema sigue y no tiene problemas de abastecimiento, de profesionales ni de nada. ¿Por qué? Porque la manera de hacer la medicina se ha transformado. A pesar nuestro y a pesar de algunos, ya donde a lo mejor habían dos, solo va a hacer falta uno. Porque hay que pensar también en optimizar, que le encanta a algunos la palabra. ¿Qué población tengo? ¿qué es necesario? y ¿cuáles son las prioridades ahora, a día de hoy, con el escenario que tenemos? Porque no hay que ponerse ni en el escenario del siglo XIX ni en el siglo XX. Estamos en el siglo XXI y en plena pandemia, porque la pandemia todavía no ha terminado y los escenarios son distintos.

P. En este ámbito me resulta muy llamativa la denuncia que ha hecho Satse de que este verano se van a eliminar 300 camas. Venimos de una pandemia en la que el país que mejor ha funcionado contra la epidemia ha sido Alemania, que tenía una ratio altísima de camas por número de habitantes. Por otra parte, hay otra realidad, que es que hay gente que no quiere ingresar ahora mismo en ningún hospital.

R. Vamos a ver, es que hay personas a las que llamas para poner en activación las listas de espera y te dicen: “mire usted, yo prefiero que no”. Le dices: “Pero es que va a perder la garantía”. “Me da igual, cuando se pueda”.

P. Cuando se pueda y haya vacuna, quieren decir.

R. Ahí está. Entonces, claro... Pero igualmente, no sobran camas. Evidentemente.

P. Hace bien en decirlo.

R. No. Porque no sobran. Pero el estándar de la calidad de la asistencia sanitaria ya no se mide como en el siglo XX por el número de camas de los hospitales. Se mide por el número de asistencias sanitarias que puedes prestar. Entonces, no es lo mismo atender a cien mil ahora, porque puedes hacerlo telemáticamente, que en el siglo pasado, en el que había que ingresarlos una semana antes para pillar cama, luego lo operabas y luego te tirabas otra semana de recuperación. Tú entras hoy, te operas de apendicitis y pasado mañana estás en tu casa. El sistema ha cambiado. La manera de hacer medicina también ha cambiado. Ahora te operan de un cáncer de colon por laparoscopia. Eso antes era impensable. Antes de tenían que abrir de arriba a abajo y hurgar. Es que los tiempos adelantan que es una barbaridad.

(sobre Spiriman) Para protestar, para reivindicar, no hace falta insultar

P. De todos modos, este verano va a ser distinto sobre todo porque va a haber más población local y española que son los que más usan el sistema. Al mismo tiempo en que puede que haya menos camas o se hayan cerrado algunos centros, como hemos hablado, ¿las urgencias cómo se van a afrontar?

R. En las urgencias el año pasado fue un verano fabuloso, aunque se protestara. Y hubo menos protestas porque el año pasado hicimos un sistema de urgencias en verano increíble. Con un control a las 8 de la mañana, otro al medio día y otro a las 8 de la tarde. Que el que llevaba el control, tenía que dar un registro continuo. Los circuitos eran distintos y los ingresos y las salidas también eran distintos. Y fue muy bien y este año va a ser igual. O sea, se va a mantener ese mismo sistema porque ha dado resultados en urgencias en verano, ha dado resultados en el control de la gripe en invierno y esperamos que dé buenos resultados, porque durante la pandemia también ha dado resultados.

P. ¿Cómo sería este sistema?

R. Pues llevar un control exhaustivo de cuántos pacientes tienes, qué camas libres tienes, qué operaciones tienes, cómo vas, qué vas a programar. Y todo registrado. Porque lo que no se registra, no existe y no se puede controlar.

P. Y en cuanto a personal, se ha dado el dato de más de 20.000 nuevos contratos de verano, que son poco más de 2.500 que el año pasado.

R. No.

P. El año pasado fueron 18.500.

R. Sí, pero son 20.000 contratos por una media de dos meses de duración. Si los ponemos mes a mes serían 40.000. ¿Me explico?

P. Sí, pero eso también vale para el año anterior.

R. Vale. Eso por un lado. Eso es el plan vacacional. Luego tenemos 4.000 contratos nuevos por circuitos Covid. Luego tenemos entre 500 y 1.000 que se han quedado con nosotros. Y seguimos contratando. Y respecto al plan vacacional, recordar que cuando llegamos, lo primero que hicimos fue alargarlo hasta octubre. Volver a restaurar aquello de que, si te pedías las vacaciones fuera del periodo de julio a septiembre, tenías dos o tres días más, con el objetivo de repartir la carga de contrataciones. Y eso también fue muy bien aceptado.

P. ¿Y los contratos de verano se han cubierto?

R. Sí.

P. O sea, que se rechazan interinidades y plazas fijas, pero los contratos de verano se cubren sin problema.

R. Vamos a ver, la bolsa de enfermería es una de las primeras que se agotan. Fíjate. Y luego vienen las de auxiliares, porque estamos contratando. Si no estuviéramos contratando no estarían agotadas las bolsas, porque hay gente bastante.

P. ¿Cómo se lleva tu sindicalista con tu gestora?

R. Estupendamente. Porque la gestora sabe lo que quiere la sindicalista. Y no hay problema ninguno. Están compaginadas las dos.

P. ¿Y tus compañeros qué te dicen?

R. Bueno, lo de siempre.

P. ¿Y qué es lo de siempre?

R. Que siga luchando. Por ellos. Por todos. Porque yo siempre me he llevado muy bien con el resto de sindicatos. Y cuando hacíamos manifas íbamos todos a una. Luego cada uno tiene sus peculiaridades y cada uno defiende unas cuestiones distintas, cada uno tiene sus intereses que son a veces contradictorios entre sindicatos. Pero en lo fundamental, que es el trabajo digno y una retribución digna, se ha luchado por eso. Y desde este gobierno estamos luchando por una equiparación salarial y un trabajo digno. Por lo menos lo intentamos.

P. ¿Entenderías que te hicieran manifestaciones y protestas?

R. Me las hacen todos los días. Queda monísimo.

P. ¿Ah sí?

R. Me dicen: “Pilar no te olvides de nosotros”, “Pilar acuérdate”.

Lo que más me ha impactado es que las cosas no se hacían como yo decía. Había que esperar

P. No, me refiero a las otras, a las que hacías cuando estabas en el sindicato: huelgas, concentraciones, las calles.

R. No, de esas no. La última fuerte y gorda fue en noviembre de 2018. No hubo huelga del todo, pero hubo una gran manifestación en Sevilla, que no sé quién la organizó (lo dice señalándose a sí misma).

P. No fue Spiriman.

R. No fue Spiriman. Spiriman hizo la suya y los sindicatos hicimos la nuestra. Y en ese momento se reivindicaba que no había contratos y que las oposiciones llevaban desde 2013 sin funcionar, que la salud laboral no tenía las contrataciones que tenía que tener, que estábamos pidiendo una equiparación salarial, una prolongación de la jubilación, que los enfermeros tuvieran sus especialidades y fueran contratados como tales. Todo eso.

P. ¿Por qué tardó tanto en movilizarse el sanitario andaluz si llevabais 35 años aguantando todo lo que me has contado? Es algo que siempre me ha sorprendido. Mientras la sanidad en otras comunidades se levantaba, en Andalucía no se movía un alma hasta 2018.

R. A mí no me ha sorprendido porque en Andalucía tenemos una filosofía de vida que de Despeñaperros para arriba no se tiene. En Andalucía no nos conformamos, pero nos amoldamos a lo malo. Lo que pasa es que cuando ya te sacan la lengua, es cuando protestas. Pero mientras tanto, convives con lo que hay.

P. Ya que he mencionado a Spiriman, me gustaría preguntarte qué opinión tienes de él.

R. Spiriman es un personaje, como puede ser el Doctor No. Lo que pasa es que los personajes se convierten en histriónicos. Y para protestar, para reivindicar, no hace falta insultar, no hace falta vejar, ni hace falta ir contra tus propios compañeros o contra estamentos de esa manera. Se pueden protestar como hacen los sindicatos, que consiguen muchas más cosas que haciendo un personaje que no sé qué cupo quiere tener de audiencia y por qué la quiere tener. Él tendrá sus motivos.

P. A mí me sorprenden casi más sus manifestaciones directamente disparatadas sobre el virus y los tratamientos. Esos cambios de opinión. No sé si, como sanitaria, se ha visto alguna vez en la tesitura de tener que discutir con alguien que, como Spiriman, a veces ha negado la existencia de una pandemia.

R. Claro. Los judíos tampoco existían. Para él, resulta que todo lo que él dice es bueno y todo lo que hacen los demás es malo. Ahí lo dejo. Ni todo es bueno ni todo es malo. Pero lo que no es adecuado son las formas y el lenguaje que emplea. Y por supuesto, el ir contra determinados estamentos, no es que sea malo, es por la forma. Decir, vejar y ponerle cartelitos a la gente, llamándoles cosas a la gente, tiene una catalogación jurídica, que un día le va a caer.

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