Laura Hojman: “En la II República ser patriota era llevar la cultura a las aldeas”
Antonio Machado es uno de los pocos muertos que tiene un buzón en su tumba. Hasta allí, en Collioure, llegan cada día cartas y poemas de todo el mundo, de Japón, de Estados Unidos, de Sudamérica… que dan una idea de lo universal de sus versos y de su figura. ¿Qué le dicen a Machado en esas cartas y poemas? Las recoge y archiva la Fundación Antonio Machado de Collioure y son privadas, pero se conoce que hay gente que escribe al poeta pidiéndole ayuda en el trabajo o el amor. Por eso su tumba es un lugar sagrado sin que nada tenga que ver con ello la religión.
Con imágenes y silencios que ilustran este pequeño lugar al borde del mar, en el sur de Francia, comienza el documental Antonio Machado. Los días azules, escrito y dirigido por la sevillana Laura Hojman. El pasado 23 de abril la directora acompañó a su película en un pase especial con coloquio en Córdoba, en los cines del Tablero, a la vez que el documental se proyectaba en otros muchos puntos del planeta con motivo del Día del Libro.
El largometraje, ganador de seis premios Asecan del Cine Andaluz, nominado a los Premios Forqué y exhibido en multitud de festivales, es un viaje por la evolución del escritor desde lo melancólico hasta su compromiso con lo colectivo. Sin olvidar el poder transformador de la educación y de la cultura, tan revolucionario en su tiempo, en un documental que funciona como afilado espejo de la historia que devuelve al espectador demasiados paralelismos con el presente. Con lo que aún no hemos superado.
En el retrato escrito de esta charla con Hojman flota el verso machadiano que recuerda Antonio Muñoz Molina en este relato: “Sólo la tierra en que se muere es nuestra”. También, el que recita la voz Pedro Casablanc bajo el rumor del agua del Palacio de Las Dueñas, en un día azul y amarillo: “Para los estrategas, para los políticos e historiadores todo estará claro: hemos perdido la guerra. Pero humanamente, no estoy tan seguro... Quizá la hemos ganado”.
PREGUNTA. Que Machado es un poeta universal lo demuestra el hecho de que el 23 de abril tu documental se proyectó no solo en Córdoba, sino en multitud de países del mundo.
RESPUESTA. Pues esta semana (la del 23 de abril) el documental está en Nueva Delhi, en Utrech, en Pekín, en Shanghai, Pamplona, Salamanca, Burgos, en León... Yo ya pierdo la cuenta (risas) y, bueno, no puedo estar más feliz. Además, después de tanto tiempo, porque el documental ya ha estado en salas de cine, está en plataformas, se ha emitido tanto en Televisión Española como en Canal Sur y, sin embargo, sigue teniendo vida. Los festivales lo siguen solicitando, los cines también. El hecho de que se pueda estar viendo en países como China no acabo de creérmelo, pero, por supuesto, es muy bonito.
P. Aparte de los premios y las nominaciones y todo lo bueno que te ha traído este documental, ha habido una corrientes casi eléctricas y poéticas por parte del público. Eso debe ser lo mejor de todo.
R. Total. Eso es lo más bonito. O sea, mira que me han pasado cosas chulas, pero es tan emocionante cuando puedo venir a pases en cines o festivales, a presentaciones y ver las reacciones de la gente o los coloquios que hacemos después de las proyecciones... Es tan emocionante y me han pasado cosas tan increíbles que no se me olvidarán en la vida. Recuerdo que prácticamente en casi todos los pases se me acerca gente muy, muy, emocionada, llorando, que me da las gracias, que me cuenta historias personales. Recuerdo a una señora que me decía que ella tenía un familiar desaparecido, cuyo cuerpo estaban buscando y que en su familia durante muchísimo tiempo eso no se había hablado por miedo. Y lo importante que era para ella el que alguien joven pusiera esto en un documental y se pudiera hablar, que eso le daba esperanza y, claro, son cosas que a mí me emocionan muchísimo porque van más allá del cine. Y sí que siento que el documental conecta con algo muy profundo de la gente, que toca algo en algunas personas y eso es precioso.
Machado es un referente cívico, político y un símbolo de nuestra historia
P. ¿Que tocó en ti Machado?
R. En primer lugar, sí que tenía la idea de hablar del Machado símbolo, para mí Machado es un referente cívico, político y es un símbolo de nuestra historia, siempre tuve claro que quería hablar de eso a través de su figura, hablar un poco de nosotros como país. Esa fue mi motivación para hacer el documental. Después, claro, la parte más intimista de Machado la parte creativa, yo me identifico mucho con ese Machado un poco melancólico, tímido, observador, nostálgico, porque yo también soy un poco así, sobre todo en esos primeros poemas, en esa época un poco más modernista, más simbolista, a mí me emociona muchísimo. Pero, por otra parte, se trataba de combinar un poco esas dos vertientes, la más intimista y la vertiente más social y cívica.
P. Tuviste la intención de conectar a Machado con nuestro tiempo y muchos de los temas que aborda Los días azules tienen una gran vigencia hoy. Un mérito de tu obra y un demérito de nuestra sociedad.
R. En un principio esa idea estaba. Quería hacer este documental porque veía muchas similitudes con nuestra época. Viendo algunas fotografías del exilio, esas imágenes podrían ser de hoy. O que más de medio millón de exiliados republicanos cruzaron la frontera y las autoridades francesas hablaban de estos españoles que venían a quitarnos el pan y cerramos las vallas, bueno, es que está hablando de hoy. Esta historia está hoy en el Telediario, y, claro, me sobrecogía, veía clara la actualidad de documental, del discurso y de contar esta historia.
P. Quiero evitar caer en la idea de las bondades de los tiempos pasados, pero intelectuales como Machado ya no existen.
R. Ya, bueno, tiendo a ser muy pesimista en eso, pero precisamente haciendo el documental a mí me ha traído mucha esperanza. Fíjate que es la historia de una derrota y sin embargo, a mí me ha traído mucha esperanza y mucha compañía porque es verdad que una se siente un poco sola haciendo estas cosas, de hecho a mí, cuando yo contaba que iba a hacer un documental de Machado me ponían cara rara y me preguntaban si era un encargo esa cosa tan antigua, tan pasada de moda. Yo también pensaba eso, que quedan pocos intelectuales como Machado, que aunque se ha perdido un poco esto que simboliza Machado, sin embargo, tanto en las entrevistas del documental con gente a la que admiro y que me han dado muchas claves y también me han iluminado. Que el documental haya funcionado así me ha hecho mucha compañía. Igual no estaba tan sola. Igual no está todo perdido. Esa es la magia del cine, la de hacerte conectar de una forma muy profunda con gente que en otra ciudad no te conoce de nada, que tiene una historia completamente diferente, de repente, durante una hora y media, está pensando como tú, está sintiendo como tú y eso es chulísimo. Yo recibo a diario mensajes, emails, mensajes por Twitter, por todas las redes sociales, de gente contándome lo importante que es el documental, cosas que piensan…
P. Hay una declaraciones de Machado al periodista soviético Ilya Ehrenburg, en las que dice: “Todo está en el cómo. Hay que reír alegremente, hacer buenos versos, llevar una vida decente, tener una muerte digna... si el actor se identifica con su personaje le resulta fácil dejar la escena”.
R. No la conocía, pero es que siempre lo digo, él era filósofo también y nos da claves para afrontar y entender la vida.
Con el documental me han ocurrido cosas que me emocionan muchísimo porque van más allá del cine
P. Hablaba de saber dejar la escena y fíjate qué final tan trágico tuvo.
R. Una tragedia terrible, yo creo que uno de los episodios más tristes de nuestra historia. Esa madre ya casi delirando preguntando cuándo llegamos a Sevilla (por las calles de Collioure y en brazos del periodista de Belalcázar Corpus Barga), que me pone el vello de punta. Es es un capítulo tristísimo, pero también, cuando estuve en Colliure, que es tan bonito, además, esa pensión y ese cementerio tan cerquita de la playa, tan cerquita del mar y tiene ese cielo azul, que es verdad que se parece mucho al cielo de Sevilla, dije, bueno, mira, por lo menos murió en un sitio precioso. A lo mejor es una tontería, pero lo pensé.
P. Un capítulo luminoso en la historia de Machado, en la de Lorca y en la literatura universal es el encuentro de ambos en Baeza en 1916, otro de los momentos emocionantes del documental.
R. Creo que es algo mágico. En Baeza está el piano en el que tocó Lorca una pieza de Falla en este encuentro y lo toqué de forma fetichista porque me parece increíble. Yo eso quería contarlo y claro, quería mostrarlo. Por eso quise hacer estas piezas de animación porque tanto en este capítulo como el de la visita de Pau Casals al cementerio de Collioure, que a mí me parece una de las cosas más bellas también de la historia, era como que yo las tenía en mi cabeza, pero necesitaba mostrarlas como yo me las imaginaba. Y ahí recurrí a la animación. Lo maravilloso, que yo no sabía, era que Lorca había descubierto su vocación poética justo tras encontrarse con Machado, porque Lorca quería ser músico e iba a ser pianista. Y de repente, pues gracias a este profesor de la Institución Libre de Enseñanza, que es otra cosa fantástica que tenía este país, con profesores como Berrueta, quien llevó a Lorca a Baeza, van a conocer a Machado y este les lee un poema de Rubén Darío, del libro Azul y, de repente, Lorca quiere ser poeta. Es maravilloso.
P. De hecho, es Rubén Darío quien te lleva a ti hasta Machado [el anterior documental de Laura fue Tierras solares, sobre la figura del poeta nicaragüense]
R. Claro, claro, claro. Es que precisamente es Rubén Darío quien hace despertar la vocación poética de Machado, porque es otro capítulo un poco quizá desconocido, porque a Machado tendemos a verlo como un señor muy serio y mayor siempre. Pues Machado con 25 años no se había sacado el bachillerato, quería ser actor, estaba viviendo la vida bohemia, ni estudiaba ni trabajaba y, bueno, llega Rubén Darío con ese libro Azul, que es todo exuberancia, sensualidad, es una herida, algo muy nuevo, muy fresco, que excita a todos esos jóvenes del ambiente literario y artístico que estaban en España. De repente, se dieron cuenta que la poesía podía ser otra cosa y, claro, todos quieren ir a París y quieren vivir la noche parisina. Hay cosas que no se han podido contar en el documental, por ejemplo, cuando Machado conoce a Oscar Wilde en París. Me parece que es una película, es otra película, claro (risas), todo no podía contarlo, no cabía, pero es una época tan increíble.
P. Tanto para Machado como para Lorca la cultura y la educación eran cosas sagradas. Algo que suena revolucionario hoy día.
R. Sí, increíble. Una piensa en proyectos como el de la Institución Libre de Enseñanza y piensa qué moderno hoy. Y fue donde estudió Machado cuando era un niño. Y qué pena lo que podría haber sido este país, la verdad Qué pena que se perdiera un proyecto como ese o como las misiones pedagógicas. Esa era un poco también la motivación de hacer el documental, es decir, mira lo que podíamos haber sido y todo lo que se perdió. Es la historia de una derrota, absolutamente, el fracaso como país . Y qué pena me da ahora que no se tenga esa conciencia de que la educación y la cultura son pilares fundamentales.
El encuentro de Lorca y Machado en Baeza es algo mágico
P. De hecho, ellos eran profundamente patriotas a través de eso. Amaban aquella España republicana muchísimo.
R. Es que eso era ser patriota. Siempre es una cosa que sale en los coloquios. Ahora que la palabra patria está tan desvirtuada, que parece que el más patriota es el que pone la bandera más grande, pero, mira, en la II República ser patriota era llevar la cultura por las aldeas más alejadas, era llevar la música, el cine, era llevar esa reproducciones de cuadros del Museo del Prado y montar exposiciones itinerantes. Era llevar las bibliotecas itinerantes... Eso era ser un patriota. Y esta gente, lo dice Antonio Muñoz Molina en el documental, eran profundamente tradicionales y eran patriotas. Es que tanto Machado como Lorca eran poetas del pueblo español. Lorca era una persona que recuperaba y que ponía en valor el folclore y la música popular.
P. Justo lo que hacía el padre de Machado, que fue un folclorista.
R. Exactamente, elevaba a alta cultura algo que hasta entonces se consideraba como baja, y qué pena que hoy en día estemos empezando a pelear por eso.
P. De hecho, dice Ian Gibson en el documental que Machado aúna la cultura europea con las tradiciones populares andaluzas. El poeta, aunque no vivió demasiado tiempo en Andalucía, siempre fue muy consciente de cuál era su origen.
R. Absolutamente, bueno es que Sevilla, desde luego, está presente en toda su obra, hasta en el último verso antes de morir, En estos días azules, en este sol de la infancia, otra vez está ahí el principio de su vida, Sevilla, y está Collioure. No sé por qué hay gente que tiene la impresión de que Machado renegaba un poco de Sevilla o de Andalucía y no, creo que no es cierto para nada. Lo que pasa que por supuesto era una persona crítica con algunas cosas, como lo somos muchos, y eso no significa que seas menos andaluz. Pero desde luego, en toda su obra siempre, siempre está Sevilla presente, en su obra y en su vida, porque cada vez que tenía unos días de vacaciones intentaba venirse. Su vinculación es muy fuerte y su familia era súper andaluza, como decía Gibson tenían esa vinculación con la cultura europea. Su abuelo, por ejemplo, era un personaje que a mí me fascina, que llegó a ser alcalde de Sevilla, que enseñaba las teorías de Darwin en la Universidad de Sevilla antes de que se tradujera al español, era increíble. Fue un ecologista en esa época, era naturalista, zoólogo, creó un museo de zoología... Es un personaje fascinante y eso pasaba en Sevilla en el siglo XIX. Y el padre era folclorista, en fin, fue una familia muy, muy, sevillana y eso está en Antonio Machado siempre.
P. En el documental resulta especialmente emotivo cómo retratas el cementerio de Collioure como un lugar de peregrinaje, con la custodia de todos los mensajes y todas las cartas en el archivo de la Fundación Antonio Machado, con esas flores frescas puestas a diario en su tumba. Hay cierto olor a santidad laica en todo ello.
R. Sí, de hecho en Collioure lo tratan como si fuera un santo laico. Es muy gracioso que muchas de las cartas que llegan, que por cierto, las cartas no te dejan verlas ni grabarlas porque se considera como algo privado que alguien le escribe a Machado y ese es un detalle que me gusta mucho, pero sí que te cuentan un poco que hay gente que le escribe un poema, pero después otras personas le escriben pidiendo que le ayude en el amor, que les ayude en el trabajo… como si fuera San Antonio. Es muy bonito y me hace mucha gracia. Es que ¿sabes? yo he visto también con este documental que Antonio Machado es muy importante para mucha gente y que cada persona tiene su propio Machado. Entonces, quizá tenga algo que ver con eso, como de una persona que es algo más.
Hay gente que tiene la impresión de que Machado renegaba un poco de Sevilla o de Andalucía y no, creo que no es cierto
P. ¿Crees que este documental puede ayudar a cerrar el debate de que los restos de Machado no deben traerse a España?
R. Mucha gente lo comenta después de ver el documental, es otro tema que sale mucho en los coloquios. Me dicen, oye, pues ahora lo he entendido. Es verdad que si no se conoce mucho esta historia puede resultar extraño que esté enterrado en Francia, pero precisamente yo quería mostrarlo por eso, para entender la importancia de que esa tumba este ahí y yo también creo que debe estar ahí porque sirve para recordarnos nuestra historia.
P. ¿Le diste muchas vueltas a si meter o no las imágenes de Pedro Sánchez visitando su tumba en 2019, algo que ocurrió en pleno rodaje?
R. Sabíamos algo, que iba a haber algún acto, pero fue cuando íbamos de camino hacia allá cuando supimos que asistiría Pedro Sánchez. Fue el primer presidente que lo hizo, el primero de la Democracia que visitó de manera oficial la tumba de Machado. Me dieron un poco de cañita por sacarlo en el documental, pero me da igual. Yo creo que es muy necesario, y no está ahí por su partido. No le di vueltas porque yo me lanzo a las cosas, pero es que para mí el hecho de mostrar que han tenido que pasar ochenta años y más de cuarenta años de democracia para que un presidente en ejercicio del gobierno de España visite ese lugar, pues a mí me da igual quien fuera, es que era el presidente que estaba representando al estado español. O sea, en ese momento era una persona que estaba representando a nuestro país y estaba haciendo un homenaje a la tumba de Machado. Y con ese homenaje estaba homenajeando a los más de medio millón de personas españolas exiliadas que tuvieron que huir de la misma forma. Visitó la tumba de Machado, después visitó la tumba de Azaña y pidió perdón. Y era la primera vez que España pedía perdón, que se daba un perdón oficial delante, además, de muchos hijos, nietos y descendientes de exiliados republicanos. Fue súper emocionante.
Tuve además la oportunidad de estar en contacto con muchos miembros de la Asociación de hijos e hijas de exiliados republicanos y niños de la guerra y ellas, eran casi todas mujeres, me contaban lo importante que era, que sentían que por fin se había hecho justicia y decían, ojalá, mi padre hubiera visto esto. Y ese es el sentido de que esas imágenes estuvieran ahí. Para mí siempre estuvo claro, no tuve ninguna duda. Sé que es un punto a veces polémico porque bueno, en fin, es algo que nos habla mucho de lo que nos pasa y de cómo somos, Porque, por ejemplo, en Francia toda la prensa fue unánime alabando este acto y decía, por fin un presidente del gobierno viene a visitar la tumba de Machado. Es algo que todos tendríamos que celebrar y no discutir si tiene que estar la bandera española o la republicana. Eso es un desastre. Da vergüenza y pena.
P. ¿Qué ha sido lo más complicado de este documental?
R. Bueno, para mi lo más difícil es siempre ceñirme a la historia que quiero contar. Creo que es lo más difícil de un documental, en general, porque, claro, en la historia Machado hay tantas cosas interesantes, preciosas, que quieres contar que es muy fácil irte un poco por los cerros de Úbeda y al final te da mucha pena no poder contarlas. Pero, claro, como guionista y como montadora, además, tienes que tener clara la historia que quiere contar. Y yo quería contar la historia del exilio, la historia de este país y tener siempre como foco el poder transformador de la educación y la cultura. Para mí eso es lo más difícil, el dejar cosas fuera, el hacer ese ejercicio de síntesis.
P. La cordobesa María Pulido ha dibujado las maravillosas ilustraciones del documental. ¿Tuviste claro desde el principio que necesitabas animaciones en el relato?
R. Pues sí, porque cuando estaba escribiendo el guión lo veía en mi cabeza. Yo había recreado en mi cabeza un montón de veces la visita de Pau Casals a la tumba, que es una historia que yo conozco desde hace muchos años y la tenía muy recreada y quería mostrarlo así, tal como yo lo veo: Podría haber utilizado otro recurso, pero para mí es importante trabajar con lo emocional siempre y creo que en un documental sobre un poeta es importante que esa emoción esté ahí, contar no sólo con la palabra, con el contenido, sino con lo formal. Entonces, la animación me permitía utilizar ese lenguaje que va un poco más a las sensaciones, las emociones, con el color, con la música y hacerlo desde lo personal y desde mi emoción.
Creo que la tumba de Machado debe estar donde está porque sirve para recordarnos nuestra historia
P. Mi impresión es que el homenaje poético de este documental está en su fotografía.
R. ¿Sí?. Qué bien. Sí, sí, totalmente. Como en la obra de Machado está siempre tan presente esos jardines de Dueñas, la naturaleza, el paisaje, porque es uno de los pocos poetas españoles en el que el paisaje tiene una presencia muy fuerte, pues para mi esos planos tenían que estar ahí como acompañándolo, trayéndolo de nuevo un poco a esa infancia en esos jardines… fue un motivo recurrente que lo acompañaba en su historia, pero no fue muy premeditado, lo vi cuando ya estaba montando el documental y dije, mira, qué bonito, es algo que yo he hecho un poco intuitivamente sin saber bien por qué, pero al final me parece que sí, que es un homenaje. Cuando lo estrené en el Festival de Sevilla, que ya venía de la Seminci y de Edimburgo, vi muy claro el sentido de esos planos. Y mira qué bonito que el poeta vuelve a su ciudad acompañado de esta imagen, de estos limoneros, de estos jardines en que tanto sentía
P. Y de esa luz.
R. Sí.
P. También queda reflejado en el documental cuánto sufrió Antonio Machado por amor. Un amor bastante idealizado, por Leonor primero y después por Guiomar, pero da la sensación de que se redimió de alguna manera con su compromiso público. ¿Crees que ese republicanismo militante y cívico de alguna manera lo salvó?
R. Yo creo que ese es el gran viaje que hace Machado. El viaje del individualismo a lo colectivo, el pasar de estar mirándose a sí mismo en su primera época, sumido siempre en la melancolía, recreándose en esos paraísos perdidos, con esos dos amores totalmente imposibles, primero con Leonor, que es una niña, y después con Guiomar, que es una mujer que no tiene absolutamente nada que ver con él ideológicamente y que además no lo deja ni que la toque, pero tiene mucho que ver, creo, con esa cosa de estar viviendo en el ideal. Y de repente, pues el abrir los ojos al mundo, esto que decía él de la vida militante y el vivir con los ojos abiertos, lo que le salva. Me parece que es una de las grandes lecciones de vida machadianas y es algo que me ha hecho aprender mucho de él, eso de no quedarse anclado en la melancolía ni estar siempre recreándose en uno mismo y el el mirar hacia fuera, el mirar a lo colectivo, preguntarse qué puedo hacer yo por mejorar las cosas, por mejorar mi país, qué puedo hacer desde mi lugar. Eso lo salvó a él y creo que nos iría muchísimo mejor como sociedad si nos lo aplicásemos un poquito. Para mí es la gran lección machadiana.
P. Eres una de las directoras de referencia del actual cine hecho en Andalucía, lo que ocurre es que Hojman no suena muy andaluz.
R. No (risas). Hojman es un apellido judío, mi padre es argentino y allí todos los apellidos son italianos o judíos. Mi familia paterna es judía, aunque mi abuelo ya nació en Buenos Aires, pero vienen de una colonia judía. El apellido viene del alemán, del Hoffman alemán.
Quería contar la historia del exilio, la historia de este país y tener siempre como foco el poder transformador de la educación y la cultura
P. ¿Naciste y estudiaste en Sevilla?
R. Sí. En la Universidad estudié Historia el Arte, algo que reivindico mucho. Comencé como documentalista para cortos y documentales más de tipo histórico. Después pasé al guión, a mí siempre me ha gustado mucho escribir y en ello sigo tras decidir dar el salto a la dirección un poco inconscientemente. Suelo llegar un poco a las cosas por casualidad o sin pensarlas mucho, y oye, mira, no me va mal.
P. ¿Tendrá algo que ver algo del influjo del compromiso machadiano con la sociedad de su tiempo el que te hayas convertido este año en presidenta de AAMMA (Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales)?
R. Sin ninguna duda. Mira, a mí es una cosa que me da bastante miedo porque soy una persona muy tímida. De hecho, yo creo que por eso me dedico a lo que me dedico, porque a mí me sirve el escribir y el hacer cine para expresar muchas cosas que no podría de otra forma por mi carácter. Y, claro, ya me pasó un poco desde el guión a la dirección, que yo en el guión estaba muy cómoda porque estaba escondida y dirigir es cómo, de repente, exponerte, un choque muy fuerte. Esto de AAMA ha sido igual, como salir de la zona de confort, pero después me pudo el compromiso, el decir que si puedo poner de mi parte para trabajar por algo en lo que creo y que creo que es tan necesario, pues me fastidio un poco a mí misma y me pongo a disposición.
P. ¿Cuál es el camino para que haya más mujeres que dirijan y produzcan películas en Andalucía?
R. Siempre reivindicó mucho el que haya mujeres en todos los cargos técnicos y artísticos del audiovisual. Pero es que es tan importante que haya guionistas y directoras porque es que es que nos falta una parte, hemos crecido con un relato que estaba incompleto. Y es así. Al final el cine y la cultura en general conforman nuestra identidad, conforman un imaginario colectivo, por supuesto, crea referentes y hemos crecido con una historia contada por hombres que no está mal, pero estaba incompleta.
P. Estás preparando tu próximo documental sobre María Lejárraga, un personaje fascinante que casi nadie conoce.
R. Tenía muchas ganas de hacer un documental sobre una mujer, la verdad, y cuando conocí la historia de María Lejárraga me pareció absolutamente fascinante e increíble que no se conociera, así que creo que es un documental absolutamente necesario, no sólo por reivindicar la figura de María, sino por contar la historia de todas estas mujeres que han hecho tanto por este país. Porque yo creo que María no sólo hizo mucho por la cultura, sino por este país también y que no se conocen. Lo veo como un acto de reparación y de justicia. Estoy enamorada de María Lejárraga, de todo lo que ha escrito, que es con lo que más he disfrutado. Porque, además, ella es tan divertida, tan brillante, tan inteligente, que es que lo vi clarísimo.
Hemos crecido con una historia contada por hombres que no está mal, pero estaba incompleta
P. ¿Cuándo se estrenará?
R. Pues la idea es estrenarlo en la primavera del año que viene. Empezamos a rodar el mes que viene y con muchas ganas, además, después de este año horrible.
P. Y una película de ficción, ¿para cuándo?
R. Estoy escribiendo y no se sabe porque ahora hay que buscar financiación, pero estoy escribiendo muy ilusionada y con muchas ganas. Da mucho vértigo y yo que hago cosas en las que me desnudo tanto, quizás en el documental se nota menos, pero cuando es una historia de ficción, en la que la trama la creo yo, da vértigo porque siempre tiro de autoficción, pero oye, hay que lanzarse a las cosas.
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P. Para eso está la vida.
R. Exacto.
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