Hâshim Cabrera: “Para mí el islam no es una religión, es una manera de vivir”
Entrar en la casa y en el alma de Hâshim Cabrera obliga a pasar por un jardín. El amor por los jardines, los frutales, las flores y la naturaleza en general fue una constante en todo el mundo islámico y en especial entre los andalusíes. Algo que recupera este musulmán converso desde hace tres décadas, hombre de las artes, las letras y el pensamiento nacido en el 1378 de la hegira musulmana, que cuenta hoy con 64 años.
Su jardín, su casa y su estudio con vistas al castillo de Almodóvar, que formaron parte en su día de una finca familiar, son la antesala de la luz espiritual que emana un hombre que ha vivido varias vidas: la de una buena familia y colegio del Opus en los 60, la Córdoba psicodélica de los 70, el alcohol y la locura en los 80, y el islam, el arte, el pensamiento y la paz a partir de entonces.
Hâshim es miembro y dirigente de la Junta Islámica de España y cofundador del Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas (CDPI). Ha sido director de la revista Verde Islam desde sus inicios y autor de numerosas publicaciones como: Islam y arte contemporáneo (1994), Párrafos de moro nuevo (2002), Iniciación al islam (2005), Jutbas de Dar as-Salam (2007), shraq, los colores del alma (2017) o El ser de la Pintura (2019). En el arte, que practica en diferentes disciplinas, la pintura reina con una delicada abstracción conformada por campos de color. Su obra llenará las tres plantas de la Fundación Botí en una exposición individual antes de que termine un año en el que presentará un libro introspectivo y está a punto de terminar otro ensayo.
Casualmente la entrevista tiene lugar el jueves 16 de mayo, Día Internacional de la Convivencia en Paz por mandato expreso de la ONU. Un buen día para escuchar desde su acento andalusí la invocación del principio del bien común, que en la tradición islámica se representa en el término maslaha, tan necesario en estos tiempos. Todo ello buscando un mundo más justo y en paz, por encima de intereses concretos ya sean geoestratégicos o económicos. Unos intereses de enorme complejidad y contemporaneidad a los que Cabrera pone un foco de luz con sus reflexiones.
En el jardín familiar de Hâshim hay azulejos antiguos que rezan Ave María junto a otros, encima de fuentes o junto a la puerta, que con grafía árabe dicen: Allâhv Haqq (Dios es la realidad) o Ar Rahîm (el compasivo). Un lugar en el mundo que invita a evocar el Paraíso persa del Avesta, el Edén bíblico del Génesis y hasta el Karesansui o jardín zen, ya que todos conforman un concepto de Jardín Espiritual.
Hâshim Cabrera | MADERO CUBERO
P. El fin del ramadán es la purificación espiritual, moral y física. ¿Cómo es el camino a esa purificación durante este mes de ayuno que finalizará en torno al 5 de junio ?
R. El ramadán es uno de los cinco pilares del islam. En ese período ves las cosas desde otra perspectiva. Al principio es más duro, cuesta deshacerse de los hábitos, el camino de en medio es más llano y el último ya es cuesta abajo. Y no te das ni cuenta de cuando acaba. Después te cuesta volver a tu rutina otra vez. Es una purificación profunda, lo que pasa es que el islam, la comunidad musulmana, hoy día está en una situación lamentable.
P. Más tarde volveremos a eso. Cuando el ramadán cae en los meses con más luz del año y con calor debe ser duro.
R. Una cosa se compensa con la otra. En invierno es más corto pero hace más frío y cuando ayunas notas menos el calor, tienes más frío en el cuerpo. El calor se sobrelleva mejor, eso sí, es más largo y las horas de la tarde se hacen más pesadas.
"La comunidad musulmana hoy día está en una situación lamentable"
P. ¿Un hito que permite descansar del curso enfurecido de la vida?
R. Evidentemente. Lo que ocurre que yo llevo descansando 40 años. Vivo en un sitio maravilloso, no tengo jefe, estoy alejado de la burocracia, afortunadamente, y ni siquiera sé cómo he sobrevivido, tener seis hijos, cuatro nietos y llegar hasta aquí con 64 años. La verdad que no podría explicarlo. No vivo en un ajetreo grande. El ramadán lo noto en un nivel sobre todo físico.
P. Sin embargo, eres polifacético y no paras de escribir, pintar, pensar, dar talleres…
R. Hago cosas y hago cosas muy distintas. He trabajado las artes plásticas en todas sus facetas, sobre todo la pintura, en todos su géneros, óleo, acuarela, acrílico, temple… también las artes gráficas, el diseño gráfico, la edición de libros, la fotografía. La literatura me ha acompañado en todo el camino y he cultivado poesía, narrativa y ensayo. Ahora he terminado un ensayo, La revolución de las almas, sobre el cambio de paradigma y el papel que los musulmanes estamos mandados a jugar en esta transición gigantesca que estamos viviendo.
P. ¿Qué es para ti ser musulmán?
R. Para mí ser musulmán es adecuarse a la realidad, aceptar lo que te llegue, lo que te acontece y hacerlo con la mejor disposición de ánimo. Esa es la clave, no hay más. Claro, eso se podría decir que es una simplificación, pero eso resume todo lo demás. Explica muchas de las escasas prácticas obligatorias que hay en el islam que tienden a eso. La oración cinco veces al día te ajusta con los ritmos de la vida, con los ciclos anuales, con la luz en un nivel psicofísico. El ramadán también, la declaración de unicidad (Shahada). Es la contrapartida de lo posmoderno en el sentido de que es la unidad frente a lo fragmentario. Es una visión integradora, unificadora en la cual tú encuentras tu Yo verdadero dentro de ti y ese Yo mira al otro y el otro y tú sois uno, somos uno.
"No sé cómo he sobrevivido, tener seis hijos, cuatro nietos y llegar hasta aquí con 64 años"
P. ¿No esperas nada?
R. La verdad es que no.
P. Eso parece budista.
R. También, si en realidad a mí cuando me preguntan por el diálogo interreligioso siempre digo que es imposible. Porque es un diálogo entre doctrinas y las doctrinas nunca se pueden poner de acuerdo, ni siquiera dentro de una misma tradición religiosa. Las tradiciones religiosas son los desenlaces históricos de un mensaje espiritual. Si nos vamos a la espiritualidad de las otras tradiciones, el budismo, el cristianismo, el islam… ahí sí nos encontramos, hay un diálogo porque hay muchas más coincidencias de las que podamos pensar.
P. ¿Sigue existiendo una comunidad musulmana aquí en Almodóvar?
R. La ha habido. Cuando Mansur Escudero se vino en el 94 yo llevaba aquí diez u once años.
P. ¿Y fue casualidad?
R. No, él se quiso venir aquí porque quería. Yo acababa de hacer el proyecto Islam y arte contemporáneo y entonces nos reencontramos antiguos amigos que nos habíamos conocido antes del islam en Córdoba, precisamente en El Melero, un chalet de la sierra, al final del franquismo, éramos luchadores antifranquistas, antifascistas. Muchos de ellos se hicieron musulmanes. Yo me marché, me fui a Italia, estuve por la costa haciendo retratos y acepté el islam diez años después. Y entonces, a raíz de ese seminario-taller Islam y arte contemporáneo que impartí en el Palacio de Congresos de Córdoba, pues Mansur Escudero y otros musulmanes vieron que aquello fue una actividad que movió mucho a la gente. Era directora entonces del Palacio de Congresos Isabel Romero, que es la actual presidenta de Junta Islámica y creyeron que a través de la mediación se podría hacer un proyecto en Córdoba, un proyecto de centro euroislámico de investigación y tal. Y al final se liaron la manta a la cabeza y se vinieron a vivir a Almodóvar. Hubo muchísima actividad a nivel de conferencias, publicaciones, libros, hicimos la revista Verde Islam, el portal WebIslam, el Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas... Se generó una dinámica muy activa que hizo que al final se viniesen otros musulmanes a vivir al pueblo y hubo un momento en que sí hubo una comunidad.
"Para mí ser musulmán es adecuarse a la realidad"
P. ¿Que ya no existe?
R. Hoy existe la casa de Mansur, Dar as-Salam, que son diez hijos con un montón de niños que es como una comunidad. Eso por sí solo es una comunidad, con una mezquita muy bonita a la que acudimos algunos musulmanes de fuera, de Córdoba, y yo voy también los viernes, pero de otra manera, ya no es como era antes. Además, ya están las nuevas generaciones, todos los hijos, porque los demás han muerto, todos los de mi generación, mis compañeros de esa aventura, el único que quedo soy yo. Han muerto muy prematuramente, rozando los sesenta años.
P. ¿Qué huella te ha dejado Mansur?
R. Para mí ha sido un hermano y una persona fundamental en cuanto a mi visión del mundo y de la vida. Y tengo que agradecerle también que me mostrase el islam. Aunque en los momentos finales y en ciertas etapas no estuviésemos muy de acuerdo en determinadas cosas, en determinados aspectos, pero siempre nos hemos querido mucho y ha habido siempre una relación realmente buena.
"Las doctrinas nunca se pueden poner de acuerdo, ni siquiera dentro de una misma tradición religiosa"
P. Volvamos a tu yo de antes, a la Córdoba de los años setenta, cuando estudiabas filosofía, exponías en el Juan XXIII. ¿Cómo era aquella Córdoba? La supongo asfixiante y excitante al mismo tiempo.
R. Sí, es cierto, asfixiante, pero por otro lado muy motivadora, porque era el momento previo. Estamos hablando del Círculo Cultural Juan XXIII a comienzos de los setenta celebrando actos con Carlos Castilla del Pino, José Aumente Baena o Joaquín Martínez Bjormann, reuniéndonos para comentar el golpe que le habían dado a Allende, por ejemplo, el atentado a Carrero Blanco. Era el momento epigonal del franquismo, que era muy duro en el sentido policial y represivo. Estábamos en la universidad siempre con la espada de Damocles de la policía. Estábamos también viviendo la oleada del mayo del 68 en Córdoba, que había llegado un poquito después y viviendo también el movimiento hippie, toda la música californiana, la psicodelia, las drogas... todo ese mundo, ¿no? Y claro, pues era un mundo como tú dices tremendo y al mismo tiempo maravilloso. ¿Por qué? Pues porque se estaba viendo que el franquismo se acababa, que probablemente iba a venir una democracia, había una gran esperanza sobre el cambio político, sobre el cambio social. Había una gran dosis de utopía en aquella Córdoba.
El contraste era brutal entre un grupo de locos que se dejaban los pelos largos y que fumaban porros en la puerta de la facultad de Filosofía, en el bar La Colmena, y toda una sociedad como la cordobesa absolutamente anacrónica, que veía aquello con un enorme miedo, con un rechazo y con una actitud muy terrible. De hecho, lo vivíamos nosotros en nuestra propia familia, ya que teníamos 18 ó 20 años. Sin embargo, por ejemplo, la Judería, que ahora está toda tomada por los turistas y llena de comercios para turistas era un sitio muy agradable para pasear. No había nadie, había cuatro tiendecitas y cuatro tabernas. Había muchas discusiones políticas, muchas inquietudes sobre dialéctica, marxismo, arte... Lo veo un momento muy efervescente, muy interesante.
P. Y tras todo eso, en el 87, se te enciende la luz del islam.
R. Bueno, lo acepté en Salobreña. A principio de los 80 yo estaba ya aquí en Almodóvar y yo iba a ver a mis hijos a Nerja, donde vivían con su madre, y aprovechaba para pasar los fines de semana en Salobreña, donde estaban Mansur y otros musulmanes. Y yo vi cómo vivían con sus hijos, con su gente y al final acepté el islam. El hecho de ser musulmán en Córdoba, pues la verdad que en algunos casos no ha supuesto mucho, muchas personas no le han dado ninguna importancia, lo han vivido con toda naturalidad y para otras personas ha sido un rechazo frontal.
"Mansur [Escudero] ha sido un hermano y una persona fundamental en cuanto a mi visión del mundo y de la vida"
P. ¿Cómo lo aceptó tu entorno? Supongo que vendrías de una tradición católica.
R. Claro, yo fui un niño muy católico. Yo estuve nueve años en un colegio del Opus, en el Ahlzahir, un colegio que me alejó de la religión. Por reacción, de alguna manera, con dieciséis años le dije al cura que ya no volvería a misa más. Estaba viendo que estaban contando una cosa y aplicando otra y aquello no me cuadraba. Eso fue con 16 años. Recuerdo que el primer libro que leí, y además me lo dio mi madre, fue El extranjero de Albert Camus y me dejó tal huella, que me cambió la vida. Entonces empecé a leer, a interesarme por otras tradiciones espirituales pero desde el agnosticismo.
P. No es muy habitual que una madre de una familia cordobesa terrateniente y de aquella época le diera a leer a su hijo a Camus.
R. Porque mi madre era muy diferente. Toda la vocación artística, literaria viene de mi madre. Ella pintaba muy bien. No era la típica señora, era más bien la oveja negra y mi padre era todo lo contrario, muy tradicional, muy católico, no se llevaban bien.
"La Córdoba de principios de los 70 fue un momento muy efervescente, muy interesante"
P. ¿Cómo se tomaron lo del islam?
R. Pues mi padre ya no vivía, murió en el 85. Y mi madre y mis hermanos y todos pues se lo tomaron como una boutade más del artista este, que hoy hace una cosa y mañana otra. Cosas de los artistas. Cuando ya pasaron los años, ocho, diez, doce años y yo seguía siendo musulmán y cada vez más, ya se empezaron a inquietar un poco.
P. De hecho, tus amigos de la época te llamaban El cabra. ¿No solo por tu apellido?
R. Yo creo que no sólo por mi apellido, más por los saltos que daba y las barbaridades que hacía.
P. Javier Valenzuela hace referencia en su libro España en el punto de mira a que “el sufismo fue decisivo en la conversión al islam, a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, de varios miles de españoles”.
R. En el 76 apareció Abdelkader Dallas en El Melero Bajo, aquel chalet de la calle Poeta Paredes donde estábamos nosotros y era la parte, digamos, menos noble del Melero Alto que estaba más arriba, y que fue donde Falla escribió Las noches en los jardines de Córdoba. Un sitio muy bonito que cita Castilla del Pino. Volviendo al sufismo hay un error de base. Y es que hay gente que habla del sufismo como algo distinto del islam y no es ni más ni menos que el islam, lo que pasa que el islam no es el islam, ¿me explico?
"El colegio Ahlzahir me alejó de la religión"
P. No mucho.
R. Mira, todas las religiones son degeneraciones de un mensaje espiritual. Adaptaciones. Hay una palabra que se usó el Concilio Vaticano II que es aggiornamento, que quiere decir adaptarse a los tiempos: Según vayan los tiempos nosotros construimos la doctrina. Ha pasado en todas las tradiciones espirituales. Qué fuerza no tendrían esas personas, esos profetas, Jesús, Muhámmad, El Buda, la paz sea con ellos, que inmediatamente durante su presencia en la tierra, tú imagínate con qué fuerza y velocidad se expandió el cristianismo en el período romano, o con qué velocidad y con qué fuerza se expandió el islam entre los bizantinos y los persas. Es decir, que hay, digamos, una fuerza espiritual tan enorme que transforma y transmuta las sociedades y provoca un cambio de paradigma profundo, hace que haya un antes y un después.
¿Qué ocurre? que como como esos movimientos tienen tanta fuerza, los poderes fácticos, los poderes constituidos, lo que ahora llaman el deep state (el estado profundo) pues tienen que amoldarse a esa nueva realidad. Fíjate lo que le pasó al cristianismo, que pasó de ser una religión perseguida por el Imperio Romano a ser declarada la religión oficial y a constituirse una iglesia. Pues a través de esa iglesia se puede controlar a la población mediante una doctrina, mediante una liturgia, unos ritos, y al final se quedan convertidos en una cáscara vacía de espiritualidad, se convierten en un ritual vacío de contenido. Voy a misa los domingos y ya me salvo. Voy a la oración del viernes y ya estoy ya liquidado. Pero no es así.
Entonces, cuando uno va a la fuente, va a la raíz, después de haber profundizado en lo que son los aspectos formales del islam, en mi caso, se da uno cuenta que todas esas tradiciones espirituales acaban degenerando en una religión. Entonces, para mí el islam no es una religión, para mí es una manera de vivir, una forma de vida y no una religión. Las palabras pueden ser salvíficas, pero pueden ser también alienantes. La palabra religión viene del latín religare, que significa unir a los miembros de un rebaño mediante una liturgia, mediante unos ritos. Entonces, claro, también en el cristianismo hay quien se sale de esa ritualidad, de esa doctrina y trata de llegar al corazón.
"Cuando me hice musulmán mi madre y mis hermanos y todos pues se lo tomaron como una 'boutade' más del artista"
P. Podríamos decir entonces que tú no eres una persona religiosa.
R. Yo creo que no soy una persona religiosa. Sin embargo, yo hago mis oraciones, hago mi ayuno, creo que hay que hacerlo, pero tengo la experiencia personal, no la teoría, no la hipótesis, de que la rahma divina, la compasión, desborda cualquier ritualismo. El sufismo es la vivencia prístina del islam, de un islam que no ha sido deformado todavía por los intereses creados. A mí me conectó con el sufismo mi primer viaje a Meca en el 91 donde conocí a un maestro que ya ha muerto y que cuando supo que yo era de Córdoba se le cayeron dos lágrimas. Me regaló sus pantalones, un perfume de rosa de Bulgaria y un trozo de tela de la Kaaba.
P. Te llamabas Rafael antes de ser musulmán.
R. Rafael María de Constantinopla.
P. ¿Qué diría el Rafael de los setenta si te viera ahora como un guía para muchos musulmanes españoles?
R. Que estoy loco.
P. ¿Y qué piensas tú de aquel Rafael?
R. Que estaba loco (risas).
"Yo creo que no soy una persona religiosa. Sin embargo, yo hago mis oraciones, hago mi ayuno, creo que hay que hacerlo"
P. ¿Has logrado eliminar todo lo que te impide desarrollarte como ser humano?
R. No, qué va, me queda todo. El avance, digamos, el camino interior es muy largo y muy arduo. Las conversiones instantáneas puede ser que ocurran, pero yo pienso que todo es fruto no de un enorme esfuerzo, porque todo ocurre por la gracia, por el desbordamiento de la gracia divina que lo impregna todo. Pero sin embargo, es la propia vida la que es una lección. Aprendemos a medida que vivimos y yo he vivido mucho, muy intensamente, varias vidas. Y he vivido momentos muy, muy duros, momentos maravillosos también. El proceso es como el desarrollo de la ciencia, ensayo-error. De esos errores vas sacando alguna alguna pequeña conclusión y vas avanzando un poquito. Pero realmente si yo miro a aquel Rafael que tú decías, que estaba con una neurosis obsesiva, tremenda, viviendo el dolor, alcohólico perdido, sin saber cómo construir la vida ni poder estar diez minutos sentado en una silla y me veo ahora, pues evidentemente sé que he llegado a alguna parte. Pero claro, también la máquina se cansa, el metabolismo cambia, el abandonar los hábitos también te cambia, llevar 32 años sin probar el alcohol, seis años sin fumar, todo eso cambia el pensamiento.
P. El libro que presentarás en junio, El amante despierto (Ediciones En Huída), es el fruto de una década de introspección. ¿Una década de sabiduría?
R. Puede que sí. Son diez años de búsqueda denodada de la unidad, de la realidad. Una búsqueda que ha tenido momentos de intenso sufrimiento, sufrimiento moral, sufrimiento emocional y muchos renacimientos de esas muertes. El libro empieza con una descripción de algo que ocurrió aquí en 2007. Y es que un hombre entró aquí y me cortó dieciocho frutales que tenía sembrados. Era marzo, estaban llenos de flores y acabaron cortados en el suelo. Para mí fue como interiorizar una muerte y el libro parte de ahí. El libro recorre hitos donde se ha producido una purificación interna fuerte, donde los mitos, digamos interiores han caído, donde las imágenes internas se han roto. Es un encuentro progresivo con tu Yo verdadero. Es como si fueses quitando velos para ir viendo lo que hay en el fondo.
"Llevar 32 años sin probar el alcohol, seis años sin fumar, todo eso cambia el pensamiento"
P. ¿Cuesta mucho tras haber contemplado la interioridad volver la mirada hacia el mundo?
R. El mundo deja de interesarte como te interesaba antes. Estás en el mundo pero ya no hay una barrera. El pensamiento moderno ha establecido una barrera terrible entre la interioridad y la exterioridad, entre yo y el mundo. Todo parte de Descartes que con el “pienso luego existo” redujo, digamos, la conciencia a la mente y al final la ciencia redujo la realidad a la mera materia. Se pasó del dualismo cartesiano al monismo materialista. Entonces, se crea una división, una ruptura, una barrera, una frontera terrible entre la interioridad y la exterioridad, así que la vida interior es cosa de cada uno. Las creencias, los sentimientos, las emociones, la estética, el arte… todo eso es algo subjetivo. Pero lo objetivo, lo real es lo externo, es el mundo. Entonces el proceso espiritual de todas las tradiciones de sabiduría es un proceso en el que superas la dualidad, la barrera interior exterior. Ya no hay diferencia entre tú y el mundo. El mundo y tú sois uno. Todo empieza y acaba en uno. Eso lo está diciendo ahora la mecánica cuántica, por ejemplo. Sin embargo, esto todavía no ha llegado a la sociedad, pero llegará.
P. Hablemos de pintura, Hâshim. Cuando tú te conviertes al islam, comienza la abstracción.
R. No, empieza antes y dejo de beber antes. La abstracción fue un desenlace lógico de una búsqueda. Para mí la pintura durante los primeros años fue una terapia ocupacional, de observación de la naturaleza. Estaba psicológicamente muy mal, había sufrido un trauma que me hizo caer en las adicciones y la pintura me rescató de toda esa turbulencia interna. Yo tenía muchos amigos psiquiatras que me animaban mucho a que pintara, porque ellos sabían de mi problema y ellos sabían que para mí pintar o escribir era una terapia. Poco a poco, de esa primera etapa, que además fue muy comercial, yo vendía muchos cuadros porque hacía muchos retratos y tenía una estética muy italiana, muy renacentista, pues empecé ya a indagar y a explorar de una manera más profunda a través de la pintura, en una fase diríamos gestáltica. Eran los años 80, me vine a Almodóvar y viví una regresión total. Manchaba los cuadros, fabricaba la pintura con tierra y observaba aquel gesto que empezaba a revelar cosas. Yo con un pincel iba perfilando las cosas que iba viendo en aquella mancha, lo que también hacía Leonardo de Vinci, por cierto. Entonces empezaron a aparecer figuras y a repetirse determinados símbolos. El padre, la jaula, el cuchillo… símbolos que me decían mucho, hasta que apareció en el lienzo un pájaro herido que me produjo una conmoción, una catarsis brutal que me dejó un año sin pintar porque me conectó con un episodio de mi infancia que había olvidado.
"El mundo y tú es uno. Todo empieza y acaba en uno. Eso lo está diciendo ahora la mecánica cuántica"
En ese año empecé a leer a Kandinsky, a Klee, a todo el arte del siglo XX y sus teóricos. También dejé de beber. Y pude reconstruir gracias a un anciano del pueblo aquel trauma de mi infancia un año después, resolver la escena primaria de mi análisis. A partir de ahí empecé a vivir la pintura, ya no como una terapia ni como una introspección, sino como algo lúdico. Y empecé a trabajar con formas, colores, con una libertad inmensa. A partir de ese momento empecé a disfrutar de la pintura. Han quedado campos de color nada más. Ha sido un proceso progresivo de desnudamiento, de desvelamiento, de despojamiento. A Rothko he llegado al final.
P. ¿La pintura es sagrada para ti?
R. La pintura es un arte sagrado. Todas las artes son sagradas y todo en la vida es sagrado. No hay nada que no lo sea. Lo único que ocurre es que no somos capaces de verlo. El pensamiento moderno ha sido un proceso de desacralización. Se ha llegado a una vida la profana y ha habido una desacralización, por ejemplo, de la naturaleza ¿Habrá algo más sagrado que la naturaleza? Sin embargo, se ha desacralizado hasta el punto de que está a punto de extinguirse. ¿Habrá una desacralización mayor que esa? Estoy reflexionando mucho sobre eso.
"Los campos de color de mi pintura han sido un proceso progresivo de desnudamiento, de desvelamiento, de despojamiento"
P. ¿La Belleza es una manera de alcanzar la Verdad?
R. Es que la Belleza y la Verdad son lo mismo. Son dos manifestaciones de lo mismo. Otra cosa es la estética. A mí la estética no me interesa tanto, me interesan la Belleza y la Verdad que, como te digo, creo que son expresiones de lo mismo, de la unidad.
P. ¿Tradición y contemporaneidad puede ser amigas en el arte?
R. Por supuesto. Porque, la tradición siempre es contemporánea, siempre ocurre aquí y ahora. El problema es cuando la contemporaneidad rechaza la tradición. La tradición no puede rechazar la contemporaneidad porque siempre ocurre en el instante, aquí y ahora, pero la contemporaneidad sí puede rechazar la tradición, y de hecho lo hace. Muchas veces me pregunto si no será un anacronismo esto de pintar cuadros. Probablemente lo sea. Considero la pintura algo tradicional, como la poesía o la escritura que practico o la cocina…
"El pensamiento moderno ha sido un proceso de desacralización"
P. ¿Es insalvable el abismo que existe entre nosotros y los vecinos del Magreb, así como los vecinos del Mediterráneo oriental?
R. Yo pienso que no. Yo creo que hemos cruzado ya el punto de inflexión. De alguna manera el siglo XX ha sido un siglo de inoculación de fundamentalismos, de inoculación de actitudes religiosas que tienen muy poco que ver con el islam. He terminado un libro que analiza este problema en el cual analizo todo el proceso de construcción del enemigo imaginario y cómo desde el final de la guerra fría, desaparecido el comunismo real, había que construir un nuevo enemigo. Entonces, en Estados Unidos, en Princeton, aparecen el señor Bernard Lewis, Huntington con El choque de civilizaciones, Fukuyama con El fin de la historia, en fin, todos estos teóricos norteamericanos que propusieron una imagen de la civilización contra la barbarie, y la barbarie venía tipificada por el islam. Pero de una manera tan alambicada que fueron ellos mismos los que adiestraron y educaron a Osama Bin Laden, por ejemplo. Realizaron una serie de construcciones conceptuales tremendas que parten de Princeton fundamentalmente y que después han llegado a inundar todo, los medios de comunicación, las agencias internacionales de noticias, los medios corporativos. Ese proceso, digamos, de demonización del otro, la construcción del enemigo imaginario tuvo un clímax que fue el 11S que de alguna manera ha sido el primer experimento de condicionamiento global a través de la repetición de una imagen, una imagen apocalíptica. ¿Te acuerdas? Estuvieron tres días todas las cadenas corporativas repitiendo el impacto de los aviones sobre las torres.
P. Periodísticamente hablando me parece normal esa repetición.
R. Sí, pero con un evento de ese de ese calibre que implicaba al islam y los musulmanes, al terrorismo islámico.
"Teóricos norteamericanos propusieron una imagen de la civilización contra la barbarie, pues la barbarie venía tipificada por el islam"
P. Nunca olvidaré aquella portada del semanario Newsweek tras los atentados del 11S que titulaba Why they hate us? (¿Por qué nos odian?) ¿A partir de ahí todo se llenó de desinformación y simplismo, de meter a todo el mundo musulmán en el mismo saco?
R. No, no, no, eso venía de mucho antes como te he contado. El proceso de construcción del otro parte de después de la Segunda Guerra Mundial en Princeton. Tuve la mala fortuna de conocer a Bernard Lewis en Córdoba, en el año 98, en un encuentro a puerta cerrada en el Palacio de la Merced llamado El impacto de la religión en el umbral del nuevo milenio. Yo era entonces director de la revista Verde Islam y me acerqué a él, estuve hablando con él y cuando le dije que era musulmán y que quería hacerle una entrevista, dio un grito y me dijo que no quería saber nada. Era antipático e islamófobo. Murió el año pasado. Él fue el maestro de todos los constructores del enemigo imaginario, el gran constructor del ‘otro’.
P. En España, tras los atentados del 11M supimos evitar la culpabilización de la comunidad musulmana.
R. Indudablemente. La respuesta, y lo explicaré en mi libro La revolución de las almas, digo precisamente eso, que la reacción de la sociedad española ante el 11M fue maravillosa. Fue ejemplarizante para otras sociedades. Me sorprendió gratamente ¿Cómo es posible que un país que tiene larvada la islamofobia por la construcción identitaria que ha sufrido durante quinientos años de monopolio confesional católico haya tenido una reacción tan humana, tan bonita, tan, tan inclusiva como tuvieron?. Y de no culpabilización. .
"La reacción de la sociedad española ante el 11M fue maravillosa. Fue ejemplarizante para otras sociedades"
P. ¿Por qué se eligió a los musulmanes como enemigo imaginario?
R. Pues porque básicamente ocupaban los territorios donde más petróleo había. Y de ahí las guerras de Irak, de Afganistán, de Siria, de Libia… donde hay petróleo. En Túnez no hay petróleo, en Egipto tampoco. Es muy evidente. Ahora están con Venezuela ¿Por qué? porque hay petróleo. Por eso digo que hemos cruzado el punto de inflexión en el sentido de que ya han rapiñado todo lo que había que rapiñar. Entonces deja de ser interesante el musulmán y el islam como enemigo.
P. ¿Ese abismo comenzará a ser salvable dentro de poco?
R. Yo pienso que sí yo y un síntoma clarísimo son los intentos casi esperpénticos de los saudíes de modernizarse, a estas alturas. Que las mujeres puedan conducir, ir al fútbol. Pienso que ese punto de inflexión lo hemos cruzado ya, lo que pasa es que la inercia es muy grande. Y el plan de globalización neoliberal les ha funcionado, pero no les ha salido del todo como querían. Por eso en Estados Unidos está gobernando Trump. Te decía lo del punto de inflexión, que se ha cruzado el pasado septiembre y te quería explicar por qué. Por un índice económico. Desde el año 73, en el que Nixon quitó el patrón oro, se han estado produciendo todas las operaciones internacionales de comercio en petrodólares, esa fue la divisa de intercambio mundial. La totalidad de la transacciones económicas que se han hecho a nivel mundial se han hecho en petrodólares hasta la creación del grupo de los BRICS [Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica], hasta la creación del BAI, Banco Asiático de Inversión, de los chinos, hasta el anuncio que han hecho los chinos de la nueva Ruta de la Seda, que es un corredor comercial que unirá Asia y Europa occidental. El Imperio anglo-norteamericano quiere cortar todo eso porque los BRICS son el gran competidor. Entonces es pasar del unilateralismo anglo-norteamericano a un multilateralismo donde no se pone en cuestión el capitalismo, no se cuestiona el liberalismo económico, lo que se está lidiando es la hegemonía, entonces estamos pasando de un sistema unilateral a un sistema multilateral. Y no es fácil.
Entonces, en septiembre pasado, por primera vez desde la creación del petrodólar, las transacciones económicas mundiales en petrodólares eran menos del cincuenta por ciento. El otro cincuenta y uno por ciento ya eran transacciones entre Rusia, China… en sus propias monedas, con lo cual el imperio anglonorteamericano ya no tiene el control político al no tener el control económico global. Y de ahí el enfurecimiento de Trump ahora con el tema de los aranceles y toda la guerra comercial. Es un loco que dice que va a mandar los barcos a Irán, pero no van a hacer nada, y al final los aranceles los quitarán. Es como la rabieta del león que sabe que ha perdido la partida.
"El musulmán es el enemigo imaginario porque ocupa los territorios del petróleo"
P. ¿Estás esperanzado con esta transición?
R. Yo lo veo claro. El proceso lo he mirado con lupa y realmente, si no ocurre una tremenda catástrofe que también podría ocurrir, pues vamos hacia un multilateralismo y hacia un nuevo paradigma. A mí me ha ayudado mucho a entender esto mi amigo Esteban Díaz, que es un poeta y escritor cordobés que vive en India, lleva treinta años allí, que ha escrito un libro estupendo que se titula En los albores del siglo XXI. Reflexiones sobre el nuevo paradigma social no mecanicista: El humanismo global (Bangalore, India), sobre el cambio de paradigma. Él hace un análisis impecable y está convencido de que las primeras señales de cambio ya las tenemos encima. Según predice, el proceso madurará, digamos hacia mediados de siglo, para entrar en una especie de Edad de Oro a final de siglo.
P. ¿Es tan potente el feminismo islámico porque el machismo islámico es de los peores machismos que existen?
R. Creo que es por las dos cosas. El islam original es una forma de vida muy igualitaria, nada machista. Otra cosa son las culturas y las sociedades que son profundamente patriarcales. Y en ese sentido, el mundo árabe es muy patriarcal, como el mundo semítico en general, el mundo judío. La misma intransigencia con las mujeres de los árabes se da entre los judíos también. En cambio los musulmanes asiáticos o africanos son de otra manera, van las mujeres con el pecho al aire y no pasa nada. Eso es cultura, no es islam. Son las tradiciones culturales.
"La de Trump es como la rabieta del león que sabe que ha perdido la partida"
P. ¿Hacia dónde avanza el islam?
R. Pues yo creo que el islam ahora mismo, de las tradiciones espirituales que hay, es el que está peor de todos. Por la instrumentalización que ha sufrido a lo largo del siglo XX, que ha sido brutal, sobre todo a raíz de la caída del califato turco. Ese proceso que hemos hablado de demonización e infiltración. Hay un viajero inglés que se llama como el actor, Sir Richard Burton que en 1860 se infiltró en Meca vestido de sufi afgano. Y tiene un libro que se llama Mi viaje a Meca, donde hizo dibujos de La Meca, fue el primer occidental no musulmán que entró en la Meca y le dice a la reina Victoria que el imperio debería llevar al poder a una tribu que son los saúd y a una doctrina religiosa que hay por allí que son los wahabíes, porque son lo menos musulmanes de todos, donde las mujeres van sin pañuelo y que nunca han tenido el poder porque los árabes no lo aprecian mucho. Así que estarían encantados de conseguir el poder y podríamos hacer con ellos lo que nos diera la gana, que fue lo que pasó posteriormente con Lawrence de Arabia y el petróleo.
¿Qué ocurre? Que como han tenido todo el dinero del mundo, pues han dado becas de estudio en Meca y Medina y en Riad a toda la gente que quería estudiar Ciencias Islámicas y han difundido el integrismo y el fundamentalismo durante todo el siglo XX por todo el mundo musulmán. Con la bendición apostólica de Occidente. Yo hablo más bien del imperio anglo-norteamericano que ha sido el que ha liderado todo el proceso a lo largo del siglo XX. Europa ha tenido su faceta orientalista, pero el imperio anglo-norteamericano ha construido eso. Y claro, el islam está en una situación lamentable. Los musulmanes tenemos suficientes referencias filosóficas, epistemológicas, ambientales, de hábito, de la medicina, la ciencia y de las artes... referencias maravillosas para aportar soluciones a los problemas contemporáneos. Pero no nos podemos quedar en el nivel religioso. Tenemos que regresar a la fuente, regresar al islam genuino, a lo que significa la palabra de aceptación y de sometimiento a la unidad. El principio de unidad es el nuevo paradigma, es la mecánica cuántica, es el paradigma holístico. Eso es lo unitario, la interconexión, la interrelación, el diálogo... Todo eso es lo mismo. En cambio, la posmodernidad la conclusión que saca al final es lo fragmentario. Lo roto, lo dividido. Tendremos que hacer primero una revolución nosotros dentro de nosotros mismos. Purificarnos nosotros, unificarnos interiormente, recomponernos interiormente y a partir de ahí, utilizando incluso la tecnología, de una manera positiva.
"El islam original es una forma de vida muy igualitaria. Otra cosa son las culturas y las sociedades que son profundamente patriarcales"
P. La laicidad y la democracia que atisbamos en 2011 con las revoluciones árabes en algunos países. ¿Será un hecho algún día?
R. Eso fue un señuelo. Eso llegará pero de otra manera. Vemos la situación como si fuera una narración distópica, pero no es tan así. La revolución que hace falta ahora no es la revolución de masas para obtener el poder político, sino una revolución interior que cambie el sistema desde dentro y desde abajo. Ese sistema debería ser absolutamente democrático, pero no con una democracia solo representativa cada cuatro años, sino con una democracia directa, asamblearia directa, que es lo que eran el islam o el cristianismo en un principio, donde la gente tenían poder según su sabiduría.
P. Existen conflictos históricos que se recrudecen lejos de pacificarse. Afganistán, Siria, Palestina, Libia o Irak son buenos ejemplos. ¿La violencia sigue siendo un recurso común?
R. ¿Tú sabes por qué están en Afganistán? Allí no hay petróleo pero hay opio. El otro gran negocio después de las armas, la droga. Todos los campos de la producción de amapola, heroína… Y la de cocaína, en América Latina donde está metido Estados Unidos. Y los mexicanos son los camellos. Fíjate que luego van a juzgarlos a Estados Unidos, a el 'Chapo' Guzmán y compañía. Es increíble.
"El wahabismo ha difundido el integrismo y el fundamentalismo durante el siglo XX por todo el mundo musulmán. Con la bendición apostólica de Occidente"
P. Diálogo, respeto y convivencia son las palabras que más he escuchado decir a la Junta Islámica frente a los nacionalismos, populismos y extremismos que nos rodean.
R. Pues yo creo que es una reacción a la fractura identitaria. Que un país como Francia tuviese hace unos años problemas con el hiyab, a una sociedad laica que hizo la Revolución Francesa, qué más le dan los signos externos, que una chica lleve un velo, otra un crucifijo o el otro que lleve una kipá judía, en eso no debería intervenirse porque son signos externos y ¿no se dice que es una cosa personal? ¿La religión no es algo privado? Sin embargo, la laica Francia interviene y hay una polémica tremenda, pero eso es porque la propia laicidad sufre una crisis de legitimidad y entonces se produce una involución. El fracaso de la izquierda es porque ha abandonado la socialdemocracia y se ha convertido al neoliberalismo.
La Suecia o la Noruega de los años 70 y 80, que eran, digamos, el no va más de la socialdemocracia, el ejemplo de una sociedad avanzada, que tampoco dieron un fruto demasiado bueno, porque el índice de suicidio y el individualismo y la soledad y la depresión, no sé si es por el clima, eran tremendos… pero el caso es que la izquierda ahora mismo está en una situación muy comprometida en Europa. Y claro, la gente al ver de alguna manera que los políticos de izquierda no responden a sus expectativas, al disminuir las clases medias, los populismos tienen ahí un caldo de cultivo inmenso, igual que pasó con Hitler. Es el caldo perfecto para que surja un populismo. A mí no me extraña. No me extraña nada.
Lo que pasa es que hasta los populismos, después, se domestican. Lo que ha pasado aquí con VOX y con toda esta historia, aquí en España y en Andalucía, acabarán domesticados por el propio sistema. El sistema lo domestica todo. Lo homogeneiza todo. Es como una batidora. Entonces, nosotros por lo que apostamos es por un mundo diverso. Fíjate tú qué diferencia de un paradigma homogeneizador que es el que ha habido en España en los últimos quinientos años, un monopolio confesional, una sola religión, una sola ideología, etcétera, con algunos episodios aislados de revolución y republicanismo, pero poquito. Donde no se admiten la disidencia ni las diferencias. Y no se puede hacer nada más que esto. No se podía ser judío, musulmán, protestante, ateo... Igual que hoy día que no se puede ser nada más que capitalista neoliberal, consumista, individualista y autista. Si no, no funciona.
Y fíjate tú que en otros paradigmas como, por ejemplo, el Imperio Otomano o el Califato de Córdoba, donde las comunidades se regían por sus propias leyes, no tenían que uniformizarse. El cristiano se regía por la ley cristiana, el judío por la ley judía, vestía cada uno como le daba la gana. No tenían por qué seguir unas mismas normas, lo que pasa es que no duró lo ocho siglos que se dice, duró mucho menos, fueron apenas dos siglos. Pero fueron unos siglos maravillosos de interculturalidad, de interreligiosidad, de diálogo fecundo, de crecimiento artístico, intelectual... pues son una referencia. Los musulmanes tenemos que mirar ahí, en esa dirección, en ese baúl.
"La revolución que hace falta ahora no es la revolución de masas para obtener el poder político, sino una revolución interior"
P. Sin embargo Al Ándalus sigue siendo un fantasma histórico.
R. Sí, incluso los populistas extremistas dicen que eso nunca existió, que eso es mentira y salen historiadores diciendo que eso nunca tuvo lugar.
P. ¿Llevaba razón Américo Castro en lo de la coexistencia pacífica que hoy se pone en duda?
R. Claro que sí. Y Olagüe y Márquez Villanueva.
P. ¿Qué sientes cuando entras hoy en la mezquita?
R. No entro porque no me apetece. Sobre todo porque voy a Córdoba solamente cuando es estrictamente necesario y meterme en la judería con el mogollón de gente que hay, de turistas y tal, me cansa muchísimo y voy muy poco.
"¿Tú sabes por qué están en Afganistán? Allí no hay petróleo, pero hay opio"
P. ¿Te han echado alguna vez de la Mezquita?
R. Me han echado tres veces, incluso hasta del patio. Una vez estaba con el grupo de Ruta Ibérica, con el periodista Agustín Remesal que me llamó porque quería les explicase a los que hacían la ruta la Mezquita y Al-Ándalus. Les di una pequeña conferencia en el patio de los Naranjos. Estaban rodando y me pidieron que recitara el adhán (la llamada a la oración del muecín) y los guardias me sacaron, taparon la cámara y dijeron que la entrevista tenía que ser fuera del patio. Yo he hecho la salat dentro del mihrab hace años. No se daban ni cuenta. Después he preferido que no porque es muy desagradable que te levanten del suelo.
P. ¿Sigues teniendo una relación amigable con la muerte?
R. Escribía Pavese, “vendrá la muerte y tendrá tus ojos, esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o un vicio absurdo”. Hombre, una relación amigable es difícil tener con la muerte, no se puede tener. Amigable en el sentido de familiarizarte con ella, de aceptar que tenemos que morir un día, así sí. En ese sentido acepto ese hecho como lo más cierto, lo más real. Eso es realidad, realidad, nadie lo puede negar.
"Me han echado tres veces de la Mezquita [de Córdoba]. Hasta del patio"
Ahora sé algo más sobre qué o quién sobrevive a la muerte. Antes, de una manera más ingenua decías Marta, Hâshim, fulano… podrán ir al cielo o al otro lado, pero esto no es así, Marta o Hâshim son un complejo psicosomático que se pudrirá junto con el cuerpo. Lo que transmigra, lo que sobrevive a la muerte es el Yo verdadero, el testigo. Cuando hacemos meditación, cerramos los ojos y percibimos lo sensorial, los sonidos, pero también nos vienen pensamientos, imágenes, recuerdos, entonces vamos viendo pasar esos pensamientos y esas imágenes que no sabemos de dónde salen ni adonde vuelven. Cuando uno medita mucho llega a ser ese testigo y ese testigo es el Yo verdadero. Ese es el que sobrevive a la muerte. Ese testigo es el que está vivo aquí y ahora y misteriosamente es uno. O una.
P. ¿Conocer todo eso te proporciona paz?
R. La paz es la aceptación de la realidad, por eso islam y salam tienen la misma raíz. La Paz y la Realidad son lo mismo. Igual que la Belleza y la Verdad.
"La paz es la aceptación de la realidad"
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