De patios en San Lorenzo (VI): Pozanco, 6
Éste es uno de esos lugares en los que un barrio casi pasa a ser otro, en el que dos se unen en apenas un puñado de metros. Desde la Piedra Escrita, por Moriscos es fácil llegar a este rincón. La línea es recta, a diferencia de la serpenteante calle del Custodio, que por otro lado también conduce o es salida de ésta. Sucede lo mismo con Mariano Amaya, también presente desde hace no pocos años en el Festival de Patios. El certamen se desarrolla cada año en Pozanco, que por su forma es casi más una alargada plaza. Al fondo, un pozo permanece como imagen intemporal para los visitantes en cualquier época. Pero sobre todo cuando se celebra el Mayo Festivo -guía-. En este período y en tal punto aparece sobre el plano el número 6, casa de la que son propietarios Mercedes Romero y su hermano -así como sus parejas-. Son ella y su cuñada, Ana Sánchez, quienes cuidan las plantas que ornan paredes y suelo.
Tiene la vivienda varios siglos de historia, pues en origen se levantó en el XVIII. Sin embargo, de aquel edificio poco queda. El paso de las décadas, de las centurias, hizo que el deterioro fuera cada vez mayor. De ahí que tanto Mercedes Romero como su hermano decidieran en su día llevar a cabo una profunda reforma. Lo hicieron en un inmueble en el que nacieron y se criaron, ya que lo compró su abuelo en 1956, y que es, irremediablemente, parte de sus vidas. La casa participa en el Festival de Patios desde 1997, cuando los dos matrimonios apostaron de manera decidida por mostrar las plantas que con tanto mimo cuidaban. Está encuadrada en la ruta de San Lorenzo y dentro de la modalidad de Arquitectura Moderna.
PREGUNTA. ¿Qué significa el patio para usted?
RESPUESTA. A mí me da la vida, porque las plantas me encantan. Yo he tenido un sufrimiento hace seis años, que murió mi hija, y con el patio me evado. Me pongo a trasplantar y pienso en lo que estoy haciendo, sin darle vueltas a la cabeza. Es una evasión y como en realidad me encantan las plantas, es una relajación. Para mí, es lo más, las plantas son mi vida.
P. ¿Por qué decide participar en el Festival?
R. Empezamos a poner un plantita, otra y otra más grande. Yo tenía mi lado (del patio) casi lleno y a mi hermano le dio su suegra también unas cuantas. Dijimos: si ya tenemos en el patio un montón de plantas, ¿por qué no participamos? Y así decidimos que, como nos gustan tanto las plantas, también entrara la gente a verlo. Yo soy muy alegre en el sentido de que me gusta compartir con los demás, pues a lo que a mí me guste, que lo disfruten los demás. Como me gusta hablar con la gente, no me cuesta abrir y comentarle todo.
P. ¿Qué opinión le merece el Festival de Patios hoy por hoy?
R. Creo que hay mucha masificación. A mí me gustaría que fueran más días. Hay gente (propietarios) que dicen que no porque es muy cansado, pero si a ti te gustan las plantas y que la gente venga, al estar más días, se repartiría la gente. Ya que las plantas están, que las vea todo el mundo, y no que estás 15 días… Yo pondría más días, lo que pasa es que el Ayuntamiento dice que sean esos. Es más, lo pondría casi desde que empezase abril, no ya en mayo, porque en abril ya está casi todo lleno con las plantas. En mayo, algunas veces llegan las flores pasándose. Tienes que ver que luzcan, jugar con el tiempo.
P. ¿Qué considera necesario mejorar?
R. Eso, que hubiera forma de que en marzo estuvieran (los patios) dos horas todos los días, por ejemplo. Y los domingos se cerraría. Ahora vienen 20.000 personas, que son las que vinieron el año pasado a mi patio, y es una masificación. La gente no lo ve bien, porque entra corriendo: “Venga, que nos cierran aquel”. Lo que en realidad le gusta a la gente es ver, recrearse, preguntar y estar disfrutando de las flores, que es lo que es el patio cordobés. El disfrute de las flores y de conversar con los dueños.
P. ¿Qué futuro cree que aguarda al Festival de Patios?
R. Con tanta gente, no creo que dure mucho. Se va a venir abajo. Tienen que dar un cambio radical en el Ayuntamiento, o quien sea. O hacer eso que digo y abrir en marzo, abril y mayo, porque en junio muchas flores ya están caídas, dos horas diarias e incluso tres. Creo que es mejor. Y que colaboren más los hoteles y los restaurantes. Cada hotel podría decir: “Yo apadrino este patio”. Y contribuir con una ayuda. Con eso nos animarían más a ir para delante. Luego se puede abrir también en octubre y noviembre. Ya que tienes las plantas y el cariño que les das, que las disfrute todo el mundo.
P. ¿Cuál es su recomendación para disfrutar de los patios?
R. Que vengan pausadamente, sin agobios de “tengo que verlo”. Y si hay colas, pues lo mismo que si vas al médico: esperas un poco y ya está. Lo que pasa es que el médico es peor que esto, que esto es un disfrute.
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