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Notable regreso a la universidad del Carnaval

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Rafael Ávalos

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“Mira que se está a gusto viendo una obra”. Pues quizá no tanto. Es probable que sea más gratificante volver a la calle, alzar la voz y recordar que nada viene solo. Como lo hacen, sin ir más lejos, los conocidos como yayoflautas. A buen seguro es mucho más productivo. Tanto como retomar los estudios. O lanzarse a ello por no haber tenido la opción años antes. Cualquiera de las dos posibilidades es buena aun cuando se vistan canas o dibujen arrugas en la cara. De ello da muestra la chirigota de San Lorenzo en su retorno al Gran Teatro Falla. La agrupación recobra el pulso en el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) de Cádiz con ‘La vuelta al cole’. Todo gracias a su particular pero inconfundible sello: tan pronto te arranca una carcajada como te remueve por dentro, tan pronto pierde las formas -en el buen sentido- como canta con profundidad -vocalmente y en letra-.

Notable es el regreso a la universidad del Carnaval de la chirigota de San Lorenzo tras un año de ausencia en la Tacita de plata. El grupo pisó de nuevo las tablas del Gran Teatro Falla este domingo, cuando completó un muy buen pase con ‘La vuelta al cole’. La propuesta resultó del agrado del público. Fue lógico: su idea fue muy acertada y, no menos importante, estuvo defendida a la perfección. La formación, una de esas a las que se echa de menos en el Concurso de Córdoba, apareció sobre el escenario como un conjunto de jubilados que, por aburrimiento de sus mujeres, se ven obligados a ir a la facultad. A sus años… ¿Qué invento es ése de los años como barrera? Acudían a la Universidad Guancarlo, en clara alusión a la polémica que rodeó los últimos tiempos a la Juan Carlos I. Pero en este caso no había máster regalado alguno: en el Templo de los ladrillos coloraos se hincan los codos o se suspende. Y los jubiletas cordobeses estuvieron aplicados.

Como es habitual en la agrupación, la chirigota de San Lorenzo no se alejó del tipo ni un segundo durante los más de 20 minutos en que mostró su repertorio. Simpática fue la presentación, en la que los jubilados explicaron el regreso a los estudios. Con todo, lo mejor de la noche llegó con los pasodobles por mucho que ésta sea la tanda menos importante en la modalidad. ¿Y qué si se es capaz de agitar el pensamiento de quien escucha? Es lo que hicieron los veteranos señores, que en una primera letra quisieron recordar que la vejez no es sinónimo de inutilidad. Lección primera: “Me he vuelto un estudiante siendo viejo, pero con el alma de un niño, porque les quiero demostrar que no importa la edad y que los sueños pueden ser cumplidos […] de joven tuve que dejar la escuela […] hay quien me dice que soy un estorbo y viendo a mi familia tan feliz porque se sienten orgullosos”. Lo dicho, para tomar apuntes.

En su nuevo examen en la universidad del Carnaval, la chirigota de San Lorenzo lanzó un segundo pasodoble de nivel. Casi más de comparsa que de chirigota. “Con lo que me cuesta quedarme y memorizar las cosas, falté dos semanas a clase […] me harían tener un suspenso […] no quiero justificarme, pero debo ser honesto […] fui a Madrid con pancartas, con valientes camaradas, jubilaos, a luchar por nuestras pensiones, como de joven ya luché para poder tener derechos para los trabajadores”, cantaron los mayores jóvenes antes de otra clase magistral. Lección segunda: “Aunque los huesos ya me duelan tos los años […] pa luchar por nuestra juventud, por su futuro amargo y la maestra me dijo llorando: Antonio, cómo te voy a suspender con la lección que hoy has dao”. La dignidad no tiene edad, quizá es algo que muchos tendrían que escuchar desde la tranquilidad de la primavera de la vida.

Por supuesto, como también es norma, la chirigota de San Lorenzo fue bien vocal y musicalmente. Todo bien compactado, con sonoridad y entendible. Pues eso, un grupo no muy al uso de su modalidad. En los cuplés mantuvo la línea de su tipo y habló en el primero del erotismo que en la mujer del veterano Antonio levanta el hecho de volver a la facultad. En el segundo trató el asunto de las “frases motivantes” de los sobres de azúcar de las cafeterías. El del pobre hombre no era muy satisfactorio en lo que decía. Qué se le va a hacer. En el estribillo, la agrupación logró engañar a todo el teatro. “¿A qué no sabéis a quién han propuesto de delegao? Al que tengo aquí”…Que no, que no es al de ahí abajo -ya sabe el que lea-: “Al lao”. La chanza venía dada con el gesto de las manos que señalaban a las partes pudendas.

El notable lo cerró el grupo cordobés con un popurrí lleno de momentos graciosos. Los veteranos hombres hicieron un repaso a su vida como estudiantes. Y fueron desde las bromas de sus compañeros, que les pusieron una película porno con gafas de 3-D cuando en principio iban a ver El rey león,  hasta la experiencia en una fiesta con unos cuantos Erasmus por allí. “Así que me eché un cubata JB, Coca Cola le eché poca y me puse a beber […] me puse valiente y empecé a hablar en inglés […] y en vez de darme el B1 me pincharon la B12”. Claro, se calienta el pico y pasa lo que pasa. Pero la chirigota de San Lorenzo tenía de dejar claro que su seña de identidad es otra, la de ir de la alegría a la reflexión en lo que dura un suspiro.

Lejos de cerrar con cuarteta de mayor tono de humor o con sentimiento caletero, como dicen por ahí, el grupo tiró por una nueva lección del añado al joven. “Cualquier tiempo pasado no me parece mejor, si quieres puedo enseñártelo yo […] en aquel tiempo las mujeres sólo fueron sacos de arena […] los ricos estudiaban y los pobres analfabetos […] los poetas en cunetas […] en serio no me creo que esto se haya votao, estudia chaval, no quieras volver al pasado y no tenga que salvarte un jubilao”. Andalucía, Vox y esas cosas…

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