El casco histórico recupera vida con el vuelo de saetas

Por Cardenal González no avanza ningún cortejo. Tampoco lo hace, por tanto, el paso de cualquiera de las hermandades del día. No suenan tambores y cornetas, y ningún otro instrumento. La calma es mucho mayor a la de cualquier otro año, excepto 2020, en esta fecha. Es una de las consecuencias, de las muchas que genera desde hace un poco más de doce meses, la pandemia de Covid-19. Córdoba, como el resto de las ciudades españolas, vive su Semana Santa sin procesiones. Sin embargo, las calles muestran más actividad de la habitual en este difícil período. Ocurre con el vuelo de unas cuantas saetas, que lanzadas como flechas al aire recorren un casco histórico que durante unas horas recupera vida. Así es gracias al ciclo ‘Saetas del pueblo en la Judería’, que se celebrara con éxito durante el Domingo de Ramos.

No había estaciones de penitencia, pero sí deseo de gozar de los días de Pasión aun en el comienzo. Unos aprovecharon para visitar los diferentes templos de las cofradías que debían salir en la jornada inicial de Semana Santa. Otros optaron por pasear por el que tendría que ser centro neurálgico de los días grandes en materia cofrade. Y por otro lado los hubo que hicieron de todo. En cualquier caso, puntos como la confluencia de Cardenal González con Zapatería Vieja o Céspedes recobraron vitalidad gracias al ciclo organizado por las asociaciones La Judería y La Medina. Consistió éste, como ya se informó en CORDÓPOLIS, en el cante de saetas desde balcones de muy diversos establecimientos del entorno de la Mezquita Catedral. Un evento que además sedujo a centenares de personas.

Todo arrancó a las 13:00 en Tabacos Mezquita, cuya ventana tomó Piedad Melgar a las 13:00 para echar al vuelo el primero de los rezos flamencos de un día que después se prolongó hasta las 21:00 -en este sentido-. Ya en este momento eran muchos los que se aproximaron para escuchar dentro de una actividad que fue un éxito, lo cual supuso una tremenda satisfacción para las asociaciones organizadoras. “La iniciativa ha movido al cordobés por nuestras calles. Nos ha dado mucha alegría”, afirmó Laura Roda, presidenta de La Judería, a este periódico en mitad del ciclo. Porque éste tuvo lugar con horario de mañana y después, con sesión vespertina también. “Todos los saeteros han sido fantásticos. Me quedo con todos los que han querido dar su corazón en nuestros balcones”, añadió.

Gran parte del feliz transcurso del ciclo la tuvo cada uno de los propietarios de todos los establecimientos participantes. Porque ellos aportaron más orden si cabe a una cita que, cabe recordar, no podía obviar en su celebración la difícil realidad actual con motivo de la pandemia de Covid-19. Lo cierto es que las personas que acudieron a los diferentes balcones lo hicieron con absoluta responsabilidad. Y la importancia de este ciclo no era sólo aliviar un poco la ausencia de procesiones en una Semana Santa tan atípica como ésta. También se trataba de dinamizar, al menos por un día, el casco histórico de la ciudad, con baja afluencia de turistas desde hace un año. “La saeta es una tradición y Córdoba, al final, es conocida por sus tradiciones y éstas dan también aliento a un barrio que se ha quedado ahora desértico”, expresó Laura Roda.

Manuel Juan Ruiz, Curro Díaz o Laura Heredia fueron sólo algunos de los artistas que lanzaron al vuelo las flechas -del latín procede la palabra presente- de cante jondo. Por cierto, que esta iniciativa no termina con lo vivido durante el Domingo de Ramos sino que también va a tener lugar el Jueves Santo y el Viernes Santo. Aunque dichos días el ciclo se va a desarrollar sólo por la tarde, entre 19:00 y 21:00. “Esperamos lo mismo que hoy, las calles llenas, la gente paseando de manera segura y tranquila y más saeteros que den más que hablar”, deseó la presidenta de La Judería respecto de las próximas jornadas, las denominadas grandes, de Semana Santa con ‘Saetas del pueblo en la Judería“. Es lo que a buen seguro quiere que ocurra la presidenta de la Asociación La Medina, Lourdes Martínez, así como lo pretenden los propietarios de los establecimientos que colaboran con tan interesante acto.