Ellos también vivieron el ‘Cartagenazo’
Sucede siempre. Unos nombres sobresalen por encima de otros en toda historia. Más si cabe cuando el relato lo es sobre un hecho épico. Como tal permanece en torno a El Arcángel -y así lo va a hacer por los tiempos- el ascenso que el Córdoba consiguiera el 30 de junio de 1999. Aquel no es un salto de categoría más, dado que significara el fin de un ciclo y el inicio de otro para el club. Es la narración del regreso de la entidad califal a Segunda A, y por ende al fútbol profesional, después de casi dos décadas. De ese hito, alcanzado en Cartagena y ante el ya desaparecido Cartagonova, se cumple este domingo el vigésimo aniversario. De esa noche única para la afición y la ciudad quedan recuerdos como los goles de Óscar Ventaja y Ramos, el trabajo en el banquillo de Pepe Escalante o el once que arrancara el partido decisivo. Pero estos no son los únicos actores del éxito. Otros también lo vivieron.
Manuel Oviedo: Terminado el curso 1997-98, Rafael Gómez abandonó la presidencia del Córdoba. Joaquín Bernier tomó las riendas junto con otros como Enrique Orizaola. Algún mes después, sin embargo, sólo presentó candidatura para dirigir el club Manuel Oviedo. El exjugador blanquiverde cumplió un sueño, roto años antes, aunque en un momento realmente complejo. Tuvo que hacer frente a grandes problemas económicos, que incluso conllevaron un encierro en vestuarios de la plantilla -duró unas horas-. Al final, festejó un anhelado ascenso. Después traspasó el cargo al empresario Manuel Palma Marín.
Rafael Merino: La situación financiera era extremadamente delicada. La entidad tenía deudas y una tesorería cada vez más débil. En febrero, la plantilla decidió encerrarse en los vestuarios de El Arcángel. Protestaban los jugadores por los impagos de sus nóminas. Tras unas horas de preocupación generalizada, el Córdoba resolvió el asunto gracias a la intervención del Ayuntamiento. En concreto, el entonces alcalde, Rafael Merino, actuó y proporcionó una subvención en forma de patrocinio para abonar las cantidades atrasadas. Cajasur aportó también para subsanar otros compromisos.
Perico Campos: Antes de iniciar una exitosa carrera junto a Rafa Benítez fue hombre de club en El Arcángel. Lo demostró una vez más en 1998, cuando asumió el encargo de dirigir al Córdoba. No era la primera vez que Perico Campos se ponía al frente del cuadro califal, cuya camiseta defendió como jugador en más de 200 partidos oficiales. El inicio fue dubitativo, pero la situación se recondujo. Hasta que el equipo entró en declive: era decimocuarto en la jornada 15, en la que perdió por 0-2 ante el Sevilla B. El rambleño fue destituido y le suplió su segundo, Pepe Escalante -otro técnico de la casa-. [Entrevista N&B, 16-06-2013].
Francisco Calzado Litri:Litri Fue -y será por siempre- uno de los grandes mitos del club, al que ligó sus días hasta el último. Fue masajista, utilero, ayudante de los entrenadores, creador de un museo hoy extinto… Fue el padre y después el abuelo de todos los que pasaron por el equipo. Litri estuvo, como hizo hasta su muerte en 2014, con el Córdoba -“de mi vida”, que diría él-. Su figura fue importante en el apartado emocional. Brilló en la celebración del ascenso en los vestuarios del Cartagonova. “¡Lo hemos merecido!”, gritaba eufórico con su San Rafael en una mano y una bufanda en la otra.
Rafael Márquez Campos: Su nombre quizá no resuene tanto como el de otros, Litri entre ellos, pero es básico para entender la historia del Córdoba. Alejado de los focos, tenía una dedicación apasionada por su trabajo en la entidad. Durante años ejerció de jefe de material y lo hizo con carácter. En Cartagena brincó como un niño, sobre el verde con el gol de Ramos y tras el pitido final y en el vestuario en pleno éxtasis posterior. La emoción le estalló ante las cámaras de Canal 2 Andalucía y también en Las Tendillas. Obtuvo premio a tanto tiempo en el club, cuya cantera impulsó mucho antes.
Juan Verdugo: Si hubo un hombre de la casa -como se les suele denominar- durante años, fue él. Como Juanín, Campos, Escalante, López Murga, Luna Eslava o Berges, pero más aún. Actuó siempre en silencio, con discreción, y nunca falló cuando desde la cúpula le encomendaban alguna labor. Juan Verdugo fue precisamente quien cerró la tortuosa temporada 1997-98 en el banquillo blanquiverde, al que volvió unos meses después para intervenir como segundo. Con ese rol celebró el histórico ascenso quien fue uno de los futbolistas cordobeses más destacados de todos los tiempos.
Plantilla y cantera: El 30 de junio de 1999 el nombre de once jugadores se grabó a fuego en la memoria colectiva en torno al Córdoba. Fueron los titulares en Cartagena, donde sólo otros cinco pudieron acudir con opciones de participar. Pero la plantilla del conjunto blanquiverde la conformaron otros ocho. Sólo dos no eran de la tierra: Miguel Ángel y Aguilera. El resto eran cordobeses y surgidos de la cantera. Rafa Fernández, Barajas, Jorge García, Jesús -hermano de Juanito-, Nacho Garrido y Pepe Díaz fueron parte también, y por ello deben ser recordados, del épico retorno a Segunda A.
Caneda y Mandiá: Ellos también lo vivieron y quizá nadie lo recuerde. Cierto es que su presencia fue testimonial, así como polémica. David Caneda y Juan Carlos Mandiá disfrutaron de la gesta pese a que meses antes el club les dijo adiós. Sus despidos los entendió como nulos un juez y el Córdoba tuvo que indemnizar a ambos jugadores, que siguieron en las filas del cuadro califal hasta final de campaña. El primero llegó a El Arcángel en la 1997-98 y salió tras el salto de categoría. El segundo también recaló en la entidad en verano de 1997 y tuvo ocasión de jugar en Segunda A en la 1999-2000.
Txutxi Aranguren: Irremediablemente, él también encontró un hueco en la historia del Córdoba. Ocurrió de manera indirecta y sin quererlo. Pero es inevitable recordar, si se mira a aquel 30 de junio de 1999, la figura de Txutxi Aranguren. El histórico técnico de Portugalete dirigía al Cartagonova, al que condujo con acierto hasta el momento decisivo. Los departamentales necesitaban un punto de seis en su doble duelo con el Córdoba. El entrenador guardó piezas claves en el primero, que ganaron los califales por 2-0. Tampoco atinó demasiado en el choque final, que cerró con aire de fracaso.
Keko, Garrido y Trujillo:Keko Tres jugadores del Cartagonova tuvieron su cuota de pantalla ese día. El primero fue el delantero Keko, que adelantó a los albinegros desde el punto de penalti tras una infracción señalada a Requena. Su tanto puso cuesta arriba el partido al Córdoba, que en la reanudación empató y… Garrido acabó expulsado por doble amarilla y provocó el 1-2 que finalmente otorgó el ascenso a los blanquiverdes. Sin tener intención, animó a su rival, cuyas dianas sufrió en primera persona Trujillo. En la memoria colectiva permanece el rostro serio y dolido del portero tras los tantos.
Carpintero y Javi Prieto: El fútbol, como la vida, es caprichoso. En el Cartagonova se pudo comprobar, entonces y a posteriori. En el once del cuadro departamental estuvo un tal Carpintero, en ese momento un chaval de 23 años. Era el centrocampista nacido en León que diez años después firmó con el Córdoba: pasó de sufrir a manos de los blanquiverdes a vestir su elástica. Desde el banquillo saltó después, tras el descanso, Javi Prieto. El futbolista de O Grove tenía la tarea de dar la vuelta al marcador (1-2) y desbancar a su anterior equipo: jugó en El Arcángel entre 1995 y 1998.
Ángel Rodado Rodríguez: Tanto su nombre -más bien sus apellidos- como su figura en el césped también quedaron guardados para la afición del Córdoba. Él fue el encargado de dirigir el partido decisivo, una función que empezó a desempeñar con polémica. El balear Ángel Rodado Rodríguez fue el árbitro aquella noche, en la que señaló un más que discutible penalti de Requena -que además vio amarilla-. Su actuación no fue la mejor desde la perspectiva blanquiverde, pero en el minuto 57 tomó una decisión de calado. Decretó falta y expulsó a Garrido: el cuadro califal hizo el 1-2.
0