El resucitador de muertos vuelve a escena en Soria

El Córdoba sale humillado de Los Pajaritos por el Numancia (3-0) en el estreno de Luis Carrión como entrenador

Perdió la oportunidad, el partido, el gol average y el sentido del decoro. El efecto Carrión se disipó en el mismo momento en que todo arrancó. El Córdoba, hoy por hoy, tiene una carencia fundamental. Más allá de jugadores, de puestos mal cubiertos o de circunstancias del campeonato. Es otra cosa. Le falta un poco de vergüenza, de orgullo, de ganas de decir algo más que la tradicional búsqueda de excusas cuando no se cumplen las expectativas. Que ésa es otra. Es posible que a partir de ahora empiecen a escucharse voces en público -en privado ya lo hacen- a propósito de las exigencias desmedidas por parte de algunos y los errores de planificación, que serán achacados al debe de los que ya no están. Miren: el Córdoba ha salido goleado con tintes humillantes de Los Pajaritos, a manos de un rival que llevaba sin ganar desde el año pasado allí y que acumulaba cuatro partidos sin anotar. El Córdoba no parece un candidato a subir. Hasta hace poco, la clasificación lanzaba un mensaje de esperanza. Ahora, el aspecto de la tabla resulta inquietante. Y el rendimiento del equipo, descorazonador. Aguarda una semana movidita. El teléfono de Cordero ya está echando humo.

Carrión entendió que lo mejor que podía hacer es meter en el once a los recién fichados, que para eso vinieron: Obi se colocó de mediocentro al lado de Abel, formando una extraña pareja. El nigeriano anduvo despistado y el sevillano, directamente ido durante muchos minutos. En las bandas, el novel técnico catalán puso a Juanlu y Miguel Ángel Nieto, dejando en el banquillo a López Silva. Tampoco actuó Caballero, cuyo puesto fue ocupado por el mexicano Uli Dávila, una pieza de residual para Villa. Pelayo fue directamente fulminado; se quedó en la grada. Con los nuevos en danza, Carrión también metió mano en la defensa. Dejó fuera a Samu de los Reyes, reubicando a Raúl Bravo en el flanco izquierdo y devolviendo un sitio en el centro de la zaga al canterano Fran Cruz, al lago de Iago Bouzón. El revolucionado conjunto blanquiverde se mostró, pese al zarandeo, tan insulso como siempre en un primer tiempo de difícil digestión. Mucho magreo de la pelota, pasecitos sin compromiso, poca tensión y más concentración para mantener el sitio que para buscarle las cosquillas al adversario. El Numancia no es un equipo del otro mundo. Llevaba un mes sin hacer gol y en Los Pajaritos le miran con recelo. Los de Anquela tenían miedo a perder, igual que el Córdoba. Nadie intentaba nada. La consecuencia fue un partido plomizo, sin oportunidades claras, con muchos amagos y poca pegada.

Los locales, obligados por su situación, tuvieron una puesta en escena algo más fogosa. Sin pasarse, eso sí. El cordobés Regalón remató cerca del palo y asustó a Saizar, que tampoco tuvo que esforzarse mucho en un primer tiempo ofensivamente mudo por parte de ambos equipos. El ex cordobesista Natalio estaba ansioso por dejarse ver. Intentó alguna cosita, pero sin suerte. Tampoco la tuvo Julio Álvarez, que en cada acción a balón parado provocaba el murmullo de la escasa concurrencia a Los Pajaritos. ¿Y el Córdoba? Una internada de Juanlu que lanzó un balón el que no llegó bien Nieto y un disparo lejano con cierta intención de Obiora que capturó Biel Ribas. El Numancia tuvo su última opción en un tiro de Antonio Tomás que repelió Saizar. No hubo más hasta el intermedio. Mucho frío, poco fútbol y menos ocasiones.

Después del descanso, Carrión dejó en la caseta a un inoperante Uli Dávila -45 minutos bastaron para confirmar las razones por las que Villa no contaba con él- para dar su sitio a Caballero. Pero todo se torció a los cinco minutos. Fran Cruz interceptó de modo inocente la progresión de Natalio dentro del área y el árbitro le enseñó la amarilla y pitó penalti. Julio Álvarez transformó con habilidad y logró quebrar una racha de casi 500 minutos sin marcar un gol del Numancia. Ante el 1-0, el Córdoba apenas reaccionó. Con poco entusiasmo, las líneas deshilvanadas, Xisco arriba esperando que le llegara algún balón decente y el mediocampo sin peso ni criterio, el Córdoba quedó a merced de un Numancia que empezaba a creérselo. Juanlu pegó un trallazo que despejó Biel Ribas en la que fue la mejor oportunidad blanquiverde. Luego llegó el mazazo del 2-0, una genialidad de Vicente que se deshizo de los centrales con un control de pecho para colocar luego el balón ajustado al palo. Saizar se tiraba del pelo. Aquello se ponía duro. Carrión sacó del campo a Obiora para incluir a López Silva, pero la situación tenía tintes irreconducibles.

De ahí en adelante, una tortura filipina. El Numancia hizo el tercero -lo firmó un cordobés, Regalón- y echó vinagre en la herida de un Córdoba que no fue nadie. Villa ya no está. Carrión debutó de mala manera en el fútbol profesional. Se supone que el Córdoba sigue esperando que algún técnico con experiencia diga sí a su propuesta. Hasta el momento, todos miran para otro lado. No es El Arcángel un lugar apetecible para trabajar ahora. Matemáticamente, el Córdoba puede ascender a Primera División. Y también lo contrario. Quizá vaya siendo hora de tenerlo en cuenta, por lo que pueda pasar.

FICHA TÉCNICA

NUMANCIA, 3: Biel Ribas, Isidoro, Regalón, Juanma, Ripa, Antonio Tomás (Valcarce, 85'), David González (Bedoya, 74'), Natalio, Julio Álvarez, Vicente y Sergi Enrich (David Martín, 86').

CÓRDOBA, 0: Saizar, Eduard Campabadal, Fran Cruz, Iago Bouzón, Raúl Bravo, Obi (López Silva, 66'), Abel, Nieto, Uli Dávila (Caballero, 46'), Juanlu (Arturo, 74') y Xisco.

ÁRBITRO: López Acera (Comité Extremeño). Amonestó a los locales Ripa y David González y a los cordobesistas Juanlu, Fran Cruz y López Silva.

GOLES: 1-0 (49') Julio Álvarez. 2-0 (64') Vicente. 3-0 (84') Regalón.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la vigésimo sexta jornada del campeonato de Liga Adelante, disputado en el estadio Los Pajaritos ante unos 4.000 espectadores, con presencia de seguidores cordobesistas en las gradas en una gélida noche.