Con el recuerdo de los dorados años en celeste
Cinco años después tiene la opción de devolver a su ciudad parte de la gloria perdida. Por fortuna, atrás queda aquel duro momento en que todo -más bien casi, como a las claras lo demuestran los hechos- se derrumbara cual castillo de naipes. Ahora corren tiempos más felices, que lo pueden ser incluso más. Bien lo merece tanto la localidad como, muy especialmente ellos, sus aficionados. Tras apenas un lustro de relevo está en las manos -en las botas para ser más precisos- del Ciudad de Lucena la posibilidad de que la capital de la Subbética vuelva a disfrutar de Segunda B. Esa categoría en la que tantas experiencias acumularan los seguidores aracelitanos desde 2007, después de alcanzar el anhelado ascenso desde Tercera. El Lucena, nombre que tomara poco antes el inolvidable Atlético Lucentino Industrial, es, por desgracia, pasado. Toca hoy por hoy reescribir la historia con un relato nuevo. Si bien, probablemente se pretenda con el recuerdo de los dorados años celestes.
Un anhelo alcanzado: por fin a Segunda B
El objetivo que persigue a partir del domingo, cuando se enfrenta en semifinales de un extraño play off exprés al Xerez DFC -desde las 22:00-, es por el que peleó el anterior club de la localidad. Y lo hizo bastante antes ya de la temporada 2006-07 en que logró el ansiado salto a la división de bronce. Porque el Atlético Lucentino Industrial participó en más de una promoción desde Tercera. Eran aquellos días en los que el Grupo X de Tercera tenía marcado acento cordobés, con otros históricos como el Pozoblanco o el Montilla también como grandes rivales para el resto. Resulta imposible olvidar de toda esa época a quien ahora es director deportivo del Ciudad de Lucena, Juan Cantero. O Juani, que fue, es y será no sólo su apodo sino el sello de identidad tanto suyo como del fútbol aracelitano. Por cierto, jugaba de blanco el equipo en aquella etapa. Pero no fue, efectivamente, hasta junio de 2007 cuando la capital de la Subbética festejó como si no hubiera mañana.
Para ser más exactos, la fecha en número fue el 24 del 6 del mencionado año. Un día que quedó grabado a fuego en la memoria colectiva de la ciudad. Aquella tarde, en la que el vecino mayor, el Córdoba, regresó al fútbol profesional en El Alcoraz, el Atlético Lucentino Industrial, ya renombrado como Lucena, tocó el celeste del cielo. El cuadro califal ascendió en Huesca y el aracelitano lo hizo en Noja. La campaña no fue que se pueda decir agradable. Hasta tres entrenadores tuvo el equipo liderado por Juani: Rafa Berges comenzó, José Antonio Luna le suplió y tras el primer duelo de play off asió las riendas Francisco Gutiérrez -aunque en realidad quien ejerció fue Antonio Montero Nene-. Aun así el equipo acabó tercero el campeonato regular, tras el Algeciras y el Betis B, y superó con brillantez al Fundación Logroñés -uno de los muchos clubes surgidos tras la caída en desgracia del histórico Club Deportivo Logroñés-.
Ya en la final, el Lucena tuvo como adversario al Noja, que eliminó al Villalonga. La ida se disputó en tierras cordobesas y acabó con un empate a uno en el marcador. Todo se había de decidir en el partido de vuelta. La situación se empezó a torcer antes del descanso con un gol de Juan Moreira y el conjunto celeste no consiguió oxígeno hasta el minuto 87. Guille empató y al menos concedía la oportunidad de la prórroga. Fue en ella, en el 97, cuando Izco transformó un penalti y desato la locura entre la afición. Los locales estaban obligados a hacer dos tantos en poco más de diez minutos. Sólo hubo otro, también de pena máxima, que dejó el tanteador en un equilibrio a dos. El sueño en anteriores ocasiones roto esta vez se convirtió en realidad. Por delante tenía el club la posibilidad de escribir sus mejores páginas.
Superación y dos años memorables: con mirada a Segunda A
Fueron redactadas, por supuesto, aunque no sin sufrimiento. La entidad padeció una lucha intestina de poder, con Jon Ander López como protagonista principal. Cuando se marchó el vasco, que llegó un curso antes para defender la portería del equipo -lo que hizo sólo unas cuantas jornadas antes de asumir la gerencia-, se destapó un agujero económico que hacía casi imposible la supervivencia. Por suerte, la afición dio un paso adelante y varios empresarios conformaron una junta gestora presidida por Diego Pino y con Juan Jiménez de portavoz. El funcionamiento de la entidad cambió por completo para subsanar las deudas, que algún que otro verano tuvieron en vilo a la localidad. El exguardameta, por cierto, accedió a la presidencia tras la dimisión de Juan Antonio Guardeño. Principal en esta historia es que la convulsión no terminó con el Lucena.
Las primeras temporadas, como era de esperar, fueron de lucha incansable por lograr la permanencia en el Grupo IV de Segunda B. Una vez asentada la categoría y con el proyecto de saneamiento y prudencia en las cuentas ya estabilizado llegaron dos años memorables. El curso 2011-12 arrancó con un nombre imprescindible en el banquillo: Rafael Carrillo Falete, quien ya dirigió al Villanueva en Segunda B y que venía de dar la salvación a los celestes una campaña antes. De segundo tenía a Juani, no podía ser de otra forma. Entre los dos, y la junta gestora, dieron forma a un equipo plagado de jugadores de primer nivel ya fueran veteranos o más jóvenes. Obregón, Germán, José Jesús Lanza, Quini, Sarmiento, Curro Vacas, Rubén Cuesta, Hugo Díaz, Javi Lara… Con un potencial enorme, que demostró por ejemplo ante el Cádiz de José González -al que endosó un 3-0 en un choque brillante- el Lucena se clasificó por primera vez en su historia -y del fútbol de la ciudad- para un play off a Segunda A.
Sin saberlo, los aracelitanos estaban a punto de comenzar una breve pero intensa relación con el Huracán Valencia, que fue su primer rival en la promoción. Le eliminó con sendos empates a cero y dio con uno de los favoritos al ascenso -que finalmente logró-, la Ponferradina. La idea concluyó con un esperanzador 2-1 pero la vuelta fue un tormento con resultado de 3-0. Los sueños se rompieron pero no la idea del cuadro lucentino. En la 2012-13 la entidad mantuvo el bloque y añadió nombres como el de Limones, José Cruz o Sergio Ortiz, lo que le sirvió, a las órdenes de Falete, para sellar otro billete al play off. Tras ser cuarto en el Grupo IV al Atlético Lucentino Industrial renombrado le tocó en suerte otra vez el Huracán, que perdió por 1-0 en la Subbética. La sensación era positiva pero la vuelta en Valencia un desastre. La afición levantina impuso una presión desmedida -con insultos, escupitajos e intentos de agresión- y la ilusión se quebró con un 3-0. Dos años después, otra gestión lamentable -como poco- llevó al conjunto celeste a Tercera y su posterior extinción. Pero ahora es el momento de recuperar honor de la mano del Ciudad de Lucena.
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