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Espera Rubén Baraja, el candidato fallido

Rubén Baraja, en las instalaciones de El Molinón | LFP

Rafael Ávalos

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De tener un pie en el banquillo de El Arcángel a enfrentarse al Córdoba. La diferencia es total apenas unas semanas después. Porque en el fútbol como en la vida no pocas veces dos caminos se cruzan de manera extraña. Como ejemplo sirva, precisamente, el encuentro del sábado (16:00) entre el Sporting de Gijón y el cuadro califal. En El Molinón, el equipo dirigido de Jorge Romero mide fuerzas con un rival adiestrado desde mediados de diciembre por Rubén Baraja. Un nombre el del vallisoletano que sonara en su momento, tras la destitución de Luis Miguel Carrión, para hacerse cargo del conjunto blanquiverde. Después de que el acuerdo no llegara y Juan Merino fuera el elegido para suplir al catalán, la oportunidad la tiene el preparador pucelano en un club cuya aspiración es, únicamente, regresar a Primera.

El destino manda. También en el deporte. Caprichoso, provoca que en apenas un día quien fuera candidato a tomar las riendas del Córdoba sea quien esté llamado a frenar su impulso de esperanza en el primer partido de 2018. El relato empezó a ser escrito después de que el Nàstic impusiera un duro 1-5 al conjunto blanquiverde. Esa derrota acabó con el crédito de Luis Miguel Carrión, quien cesó de sus funciones, de un modo atípico, dos días después. Fue el 17 de octubre cuando oficialmente el catalán dejó de ser preparador del cuadro califal. Para suplirle, y antes de que la decisión del relevo fuera un hecho a todos los efectos, el club barajó más de un nombre. Entre ellos se encontraba el del ahora entrenador del Sporting de Gijón.

La realidad en torno al nuevo técnico blanquiverde varió en cuestión de horas. El día después del duelo con el Nàstic, con Carrión destituido de forma extraoficial -el equipo se ejercitó mientras el barcelonés recogía sus objetos en el estadio-, fue Rubén Baraja quien tomó ventaja para asumir el reto. De hecho, el acuerdo parecía casi cerrado, a falta de firma. Sin embargo, el acuerdo no llegó y la entidad optó entonces por su otro gran candidato: Juan Merino. El linense se hizo cargo del cuadro califal con el fin de reforzarle en materia defensiva y lograr los triunfos que hasta entonces habían sido escasos. El resultado fue casi catastrófico: el Córdoba no ganó un solo partido de la mano del ex del Betis, que fue despedido tras siete jornadas. Su balance fue de tres empates y cuatro derrotas. Y, por tanto, ninguna victoria.

Mientras, el Sporting mantenía una línea descendente que ponía en riesgo a Paco Herrera. Hasta que la cuerda se rompió. El club asturiano puso punto final a la etapa del catalán en su banquillo tras caer con el Barcelona B (2-1). Acumulaba entonces el cuadro rojiblanco seis jornadas sin vencer y apenas había alcanzado un triunfo en las nueve últimas fechas del campeonato. Rubén Baraja sonó como su sustituto y esta vez sí se llevó a efecto su contratación.

El pucelano afrontó el desafío de devolver a los gijoneses a las primeras posiciones de la tabla, aunque con cierto recelo de parte del entorno de la entidad. El estreno no pudo ser mejor: debutó con goleada ante el Tenerife (3-0). Después, antes de cerrar 2017, cayó por la mínima en Granada (2-1). Una derrota que sin embargo no generó una corriente crítica para con el técnico, que el sábado pretende retomar la senda positiva ante el Córdoba. En El Molinón espera el que fuera último deseo frustrado de Carlos González, el candidato fallido del conjunto blanquiverde.

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