Alberto del Moral: la emancipación del niño que se hizo hombre
Poco rastro queda de aquel chico que un día recaló en un gran club, entonces y sólo en teoría. Esa entidad no deja de ser importante, si bien vive una de sus etapas más complicadas. El joven asistió desde dentro a la paulatina y a la vez estrepitosa caída del Córdoba, un hecho que quizá facilitó su rápido crecimiento. Por cierto, si se parece poco a ese muchacho no es porque haya cambiado su carácter sino porque maduró a marchas forzadas. Alberto del Moral es el niño que se hizo hombre, el protagonista, en cierto modo, de la historia narrada por Alberto Cortez en Camina siempre adelante. Su progresión fue tan veloz e indiscutible que en apenas un año pasó del filial del cuadro califal, en Tercera, al del Villarreal, recién proclamado campeón de Europa League.
“En cuanto llama la vida / los hijos siempre se van; / te está esperando el camino y no le gusta esperar”, expresó el cantautor argentino en un tema que habla precisamente del proceso vital de la emancipación, personal o plena -con salida de casa-, del hijo. Al Córdoba le llegó el momento de ver volar por sí mismo a un futbolista que comenzó a vestir la blanquiverde en edad juvenil y dio el salto con sólo 20 años. Su fichaje por el Villarreal, con el que firmó hasta 2024, no es más que la justa recompensa al trabajo y la humildad. O a la humildad en el trabajo. O al trabajo desde la humildad. Cualquiera de las fórmulas es válida y todas son complementarias. En verano de 2020, dentro de la época más difícil del último siglo en todos los ámbitos por la pandemia de Covid-19, Alberto del Moral destacó en la pretemporada del cuadro califal. Fue por este motivo por el que Juan Sabas, entonces entrenador del primer equipo, decidió contar con él antes que con jugadores teóricamente superiores.
Natural de Villacañas, en la provincia de Toledo, el centrocampista le ganó la partida a Darren Sidoel, apuesta del director deportivo, Juan Gutiérrez Juanito, y Djak Traoré. Los dos fichajes cerraron una discreta campaña con el conjunto blanquiverde, hasta el punto en que el primero salió de la entidad en el mercado invernal tras disputar apenas 45 minutos. Su papel de pieza clave se reforzó con el cambio en el banquillo, ya que Pablo Alfaro confirmó lo sabido con anterioridad: el mediocentro merecía mucho más un puesto en el once. Participó en 19 encuentros de Segunda B, 18 de ellos dentro de la alineación titular, y otros tres en Copa -todos los que disputó el equipo en el torneo-. Fue una de las luces en una temporada de sombras para el Córdoba, de ahí que tras el descenso a Segunda RFEF fuera un secreto a voces su marcha pese a renovar en enero hasta 2023. Con ficha ya del plantel principal, a todo esto. El padre no podía cortar las alas a su vástago.
Fue el lunes cuando la previsión se hizo realidad con el anuncio del traspaso del joven a un Villarreal que ya demostró manejarse muy bien en el terreno de los talentos con futuro. Y en su instante especial, culmen por ahora en su aún corta trayectoria, quiso Alberto del Moral ser generoso con el Córdoba. Como el hijo con su progenitor, dentro del símil con la canción de Alberto Cortez. “Queridos cordobesistas, llega el momento de despedirme. Me voy con el sabor amargo de la temporada pasada, pero eso no empaña lo más mínimo el recuerdo que me llevo de la ciudad y del club”, expresó en una carta publicada y difundida en redes sociales. “Llegué siendo muy niño, lejos de mi madre -a quien siempre agradeceré su apoyo incondicional- y el Córdoba me ha permitido crecer mucho como futbolista, pero aún más como persona”, aseveró.
“Siempre estaré agradecido por todo lo que he vivido aquí”, continuó Alberto del Moral en su misiva, breve pero intensa. “Quiero dar las gracias a todas las personas del club que confiaron en mí y me han cuidado hasta hoy”, dijo antes de dirigirse a la hinchada blanquiverde. “Y no puedo olvidarme de la afición, que pese a las circunstancias en un año tan difícil, me ha mostrado un cariño inconmensurable y me ha alentado a seguir trabajando y disfrutando de este deporte que tanto amo. Es una pena no haber podido disfrutar El Arcángel con sus gradas llenas, pero estoy muy agradecido a los 400 que siempre apoyaron incondicionalmente”, afirmó en relación a los seguidores, que no tuvieron más remedio que ver, en su inmensa mayoría, el fracaso del cuadro califal por televisión debido a la pandemia de Covid-19. “Esto no será nunca un adiós, ojalá que el fútbol vuelva pronto a cruzar nuestros caminos”, concluyó el centrocampista. Porque al final el hijo nunca termina de desligarse del padre -y la madre-. Y da igual que llegue la hora de volar en soledad. Es la emancipación del niño que se hizo hombre.
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