The Fleshtones y las peonzas
Ver a The Fleshtones en escena y no girar como una peonza es un ejercicio de insubordinación en toda regla. La banda encabezada por el increíble y mágico flequillo de Peter Zaremba rompe cualquier regla gravitacional haciéndonos girar como peonzas en su sistema solar.
La primera vez que vi a estos “puretas” lo que más me sorprendió fue confirmar algo que tantas veces había escuchado en conversaciones de barra a más de un erudito musical: el rock’n’roll son una guitarra, una batería y ganas de pasarlo bien. Amén. La religión de los Fleshtones así lo dice en cada uno de sus mandamientos y lo cumplen cada vez que se suben a un escenario. Cuarenta años grabando discos y dando conciertos con la misma mezcla de humor absurdo, de canalleo y de coreografías en el límite de lo maravilloso y lo ridículo. Esta banda neoyorkina son un genial compendio de garage rock con pinceladas de rockabilly y surf.
Cuenta el anecdotario que dos compañeros de habitación encontraron algunos instrumentos en el sótano de su casa alquilada allá por los 70, abandonados por un anterior inquilino; los cogieron, aprendieron a afinarlos y hasta hoy.
Como no podía ser de otra forma están de cumpleaños celebrando su 40 aniversario presentando su último disco, The band drinks for free, en una gira que los llevará a 17 ciudades del país.
Aparecieron desafiantes desde la parte alta del local, llamando la atención del personal con los gritos y llamadas a la acción del señor Peter Zaremba. La más de media sala de aforo estábamos con las luces apagadas, escuchando acordes de guitarra y sin saber de dónde salía la troupe, hasta que aparecieron con sus trastos en las manos abriéndose paso entre el público para llegar al escenario. Marca Fleshtones.
Hora y media de concierto con cuatro temas de su último disco y una retahíla de canciones de su etapa más cercana. Arrancar el papel con el listado de canciones del suelo para descubrir que iban a tocar Bigger & Better, Going Back to School, feels good to feel, One Less Step, Suburban roulette, Haunted Hipster, love my lover, God Damm It, The Gasser, I surrender!, Remenber The Ramones, My Kinda Lovin... y que aquello se complicó y fueron tocando lo que les venía en gana, incluyendo una canción de un EP grabado en español con un ininteligible castellano por parte de Peter.
La chavalada estuvimos bailando entre ellos o al revés, vaya usted a saber. Porque esta familia de Queens usa el escenario cuando le apetece y cuando no, se cruzan la sala guitarra o micrófono bailando con el respetable.
En esta ocasión la obsesión del showman Peter Zaremba además del clásico rodar de peonza, era el talento. Repetía a cada instante, envuelto en su capa de Drácula, “tienes talento, tengo talento, talento”. Incombustible Peter.
Los Fleshtones no defraudan, aunque la primera parte del concierto estuvieran más flojos, son una peonza. Música cruda, divertida e inmediata que asegura diversión y rock&roll en sus frenéticos conciertos.
PD: Eché en falta el clásico combo de guitarra y bajo tocado con manos cruzadas con su mítico paseillo y giro. En la próxima será.
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