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Niño de Elche, perversión extrema del cante jondo

El Niño de Elche, anoche en el concierto

Juan Velasco

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La Rambla acoge en Aptitudes el impacto en la sien del flamenco más transgresor del momento

“Todo es pervertible”, me decía poco antes de subir al escenario el cantaor Paco Contreras, un tipo de apariencia amable que guarda dentro de sí a un cantaor de pura raza, a un comediante improvisado, a un agitador de conciencias y a provocador. Un póquer de personalidades que refleja muy bien su música, la que toca en directo y la que graba en el estudio.

Ayer llegaba a La Rambla, en el marco de Aptitudes (Encuentro de Cultura Contemporánea Alfonso Ariza), y la primera la dio en la frente. “Si hay alguien aquí de Izquierda Unida, que sepáis que Carrillo no era comunista”, decía agradeciendo a su manera a la corporación local, gobernada por IU, su hospitalidad.

Lo decía tras haber cantado El Comunista, esa canción en la que desnuda la hipocresía de la izquierda basándose en la figura de su más insigne líder. No fueron los únicos que recibieron su amabilidad.

Pasadas las once de la noche, El Niño de Elche se subía al escenario para ofrecer su recital, que está muy alejado de los cánones flamencos a pesar de que la suya es una voz que tiene poca competencia hoy en este país. Sin apenas esfuerzo, Contreras es una orquesta vocal en sí mismo, capaz de cualquier registro, por muy extraño que parezca, partiendo de una gravedad profunda, que realza gracias a varios efectos electrónicos.

Su disco Voces del Extremo, que encuentra perfecta traslación en el escenario con una mini banda de tres personas, es una mezcla imposible de Triana y Kraftwerk, y parece increíble escuchándolo que haya habido que esperar tanto para que alguien en este país se atreviera meterle mano al Krautrock (la música electrónica alemana) y a ponerlo a copular con la tradición folclórica.

A los flamencos no les gustará, siendo ellos tan reticentes a lo nuevo, pero la modernidad ha acogido a Contreras como el mesías que él nunca ha querido ser, algo que demostró sin apenas esfuerzo sobre el escenario ayer, cuando decía: “Yo puedo estar cantando toda la noche y sin drogas. Creo que soy el primer flamenco que lo ha dicho en la historia”.

No llegó a tanto, tocó Voces del Extremo al completo empezando por Canción del Levantado, para pasar a Estrategias de Distracción, en la que le atiza a la Pantoja, al Rey, al Ministro, a Fabra, a la Televisión, y a todo lo que nos embrutece desde el sofá. También pilló cacho Wall Street con El Mercado y el estado policial en Costa Rica. Todos ellos textos extraídos de autores adscritos al movimiento Poesía de la Conciencia.

También reivindicó al pueblo palestino, y al movimiento LGTB con Nadie, para finalmente despedirse de todos con otra amabilidad, Que os follen, la canción definitiva, una bonita declaración de intenciones a ritmo de Krautrock (y no por casualidad ayer vestía una camiseta del grupo Grauzone y su tema Oso Polar) que puso fin a una velada celebrada, por cierto, en un marco con mucho encanto, los Jardines de Andalucía, escenario sobre el que el desconcierto inicial fue vencido por el arte de Paco Contreras, Niño de Elche.

Así que, que le follen a él también.

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