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J. M. Ayala / Rocío Aguilar

1 de octubre de 2023 08:09 h

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Distintos palos del flamenco y mucha poesía. El cantaor catalán Miguel Poveda hace a su quejío protagonista de la última noche de septiembre en Córdoba. Una velada flamenca que enamoró al público cordobés. 

Unos minutos pasadas las 22:00 de la noche, una luces tenues sobre las tablas de Los Califas y el sonido de la percusión le abrieron el paso al cantaor flamenco que no tardó mucho en arrancarse. La senda del viento sonó en Córdoba y el arte comenzó a respirarse en el ruedo.

“La importancia que tiene esta ciudad en el flamenco y los artistas tan grandiosos que ha dado, de los que yo veo y aprendo lo que puedo. Dejadme que comparta con ustedes parte de mis inquietudes como la poesía de Federico, los textos a mi paisana, la genial Carmen Amaya. Hay un repertorio aquí en la primera parte que quiero compartir con ustedes, porque forma parte de lo que soy como ser humano. Quiero que esto sea un viaje por las emociones, por mis lugares favoritos en los que me instalo a aprender a disfrutar”, adelantó el cantaor.

Al tercer tema, los amantes de la poesía estaban de enhorabuena. El artista comenzó a homenajear a uno de los poetas más importantes del país, Federico García Lorca, ya que el público disfruto de No me encontraron. Un cóctel de emociones que puso el vello de punta a todas las localidades. Es un hecho que el cantaor ha visto en el autor una fuente de inspiración y una oportunidad para seguir manteniendo vivas sus letras.

Aunque Córdoba ha tenido la oportunidad de disfrutar en varias ocasiones del artista, Poveda ha tenido en esta noche la magia de las primeras veces. “Nunca había venido aquí, a Los Califas, y para mí es como un reto”; un reto en el que se propuso emocionar a todos sus asistentes. “Nada más que yo os toque la fibra, un poquito, yo me voy a casa a dormir feliz de la vida, porque Córdoba me causa mucho respeto y le tengo mucho amor a este lugar”.

A esta cita también acudieron versiones de canciones como El gran varón, que “cuenta la historia de Simón, que murió triste y solo en un hospital, sufriendo el desprecio de su familia, amigos y de la sociedad por el hecho de amar o de ser quien quería ser, un alma libre”.

El cantaor también tuvo hueco en su espectáculo para recordar y agradecer a todos esos compañeros del gremio: “Nuestro hogar, el planeta tierra debe ser cuidado y respetado para las futuras generaciones. Ya lo decía Joan Manuel Serrat, autor de este tema que tuvo la gentileza y la generosidad de hacerme esta versión en castellano, espero que os guste”. Sonó Padre.

En Córdoba también se disfrutó de Te lo juro yo, justo antes de realizar un viaje por la infancia del cantaor .“Vamos a viajar hasta mi barrio, en Badalona, donde el 98% de los que habitaban cuando yo vivía allí eran andaluces, con lo cual yo he crecido en la Andalucía de Badalona” . “Yo crecí en eso, pero mis gustos eran un poco más canis: era forofo de Los Chichos”, dice entre risas, recordando sus momentos de juventud rememorando a “todos esos andaluces que vivieron en mi tierra y me hicieron amar está que la es vuestra”.

Como ya adelantó Poveda “en la segunda parte voy a hacer flamenco tradicional clásico”. Deuda que saldó posteriormente con creces y que invitó a toda la plaza de toros a revivir esa tradición con él. “Para mí es un reto cada día llegar al alma de los aficionados de este arte grande y universal, por eso os voy a cantar un poquito por malagueñas. Quiero dedicarle esto a todos los grandes aficionados y también a una compañera cantaora que está aquí esta noche”. Poveda lo dio todo sobre las tablas y quiso tocar todos los palos del flamenco. También por tangos. El séquito de músicos que le arropó en el escenario también se ganó el aplauso de todos los asistentes. Incluso el cantaor le agradeció uno por uno, con sus nombres y apellidos, todo el esfuerzo que habían empleado para que ese espectáculo se hubiera hecho realidad.

Lorca volvió a aparecer esta vez con La leyenda del tiempo. La última noche de septiembre y las primeras horas de octubre tuvieron la suerte de contar con la presencia escénica, la voz y el alma de Miguel Poveda. Nadie quería que el cantaor abandonara el escenario. Reto superado.

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