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Mónica Mayén: “La genialidad artística necesita una escalera, y esa escalera es el oficio”

El selfie de Mónica Mayén.

Juan José Fernández Palomo

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Mónica es una actriz cordobesa que, a pesar de su juventud, lleva años formándose y curtiéndose en cursos y tablas de muchos lugares, hasta de ultramar. Este domingo la podremos ver cerca de la Calahorra en Tres bachilleratos, un montaje interdisciplinar que incluye danza, música y teatro. Una alegoría en movimiento que habla del voluntariado en la lucha contra el cáncer de mama. El oficio de actriz y de actor, más allá de los focos, es más duro de lo que podríamos pensar. Resumiendo, Mónica Mayén es una mujer trabajadora.

PREGUNTA. De Córdoba (España) a Córdoba (Argentina) y vuelta a Córdoba (España). Explica ese periplo.

RESPUESTA. Es el periplo más reciente. Anteriormente, el periplo fue barcelonés para sacar a la luz un tratado teatral sobre la histeria, con su poquito de Polonia por medio pa ver la cara que ponían los polacos. Luego me vino la idea de cambiar al continente sólido y dejar atrás la Vieja Europa. Buenos Aires me daba miedito. Ciudad de Córdoba en Argentina (fundada por un sevillano) me venía de perlas para no notar demasiado los 11.000 kilómetros que nos separan.

P. Que no sales de Córdoba, vamos.

R. ¿Cómo que no? También he pasado por Toledo y Vejer de la Frontera.

P. ¿En qué Córdoba se hace más teatro?

R. En la de allá. Ciudad de Córdoba es la segunda ciudad más grande de Argentina. Tiene un movimiento cultural incesante. Su universidad es una de las más antiguas del país y los jóvenes estudiantes consumen teatro. Las escuelas de artes escénicas facilitan salidas laborales a los alumnos que se licencian, aportando lo necesario en producción y distribución. Uno de los espectáculos que más me gustó llevaba tres años en cartel y era un proyecto de fin de carrera. Eso aquí, lamentablemente, no pasa.

P. Teatro: ¿oficio o arte?

R. Oficio. La búsqueda de la genialidad artística necesita una escalera por la que subir, pisar, romper, miccionar (si se quiere) y esa escalera es el oficio.

P. ¿Cómo se desarrolla una carrera de actriz? ¿Con suerte o con talento?

R. Con talento, suerte y unos buenos guantes de boxeo.

P. ¿Es cierto que decidiste ser actriz de pequeña, cuando actuaste en Fuenteovejuna en tu pueblo?

R. Es cierto, es cierto... Confieso que ver de cerca a una mujer como Mari Paz Ballesteros dirigiendo la arenga de Laurencia, despertó tal fuerza dentro de mí que he necesitado todos estos años para expulsarla poquito a poco... desde 1992... y aún me queda para largo.

P. Córdoba es una gran cantera de actores y actrices gracias a su Escuela; pero parece que no lo sabemos, que los paisanos solo conocemos tres o cuatro nombres porque salen en la tele ¿a qué crees que se debe?

R. Pienso que se debe a que no existe un soporte sólido para el mercado teatral en la ciudad. Contamos con espacios más que suficientes pero no se gestionan de manera que puedas optar al trabajo en cuanto sales de la Escuela. Creo que si se estableciera una compañía residente en las salas o en el Gran Teatro, tendríamos oportunidad de ofrecer a la ciudad un producto teatral local y de calidad.

P. ¿Crees que el Teatro juega en una división inferior frente a la tiranía de las pantallas?

R. Sí. Siempre ha sido así. El poder de la pantalla es total. Y aunque las nuevas tecnologías, pantallas y pantallones se usen sobre un escenario, no tenemos la difusión que tienen el cine y la tele.

P. ¿Es verdad eso de que el Teatro es el prestigio y que el Cine o la Televisión son la fama y el glamour?

R. Hay algo de eso y creo que es porque el oficio en teatro es más duro y difícil. En cine y televisión el trabajo de la actriz y el actor está supeditado al trabajo técnico en la mayoría de los casos. En el teatro, los intérpretes levantamos la obra y lo técnico apoya ese resultado. Y es cierto que si trabajas en “Aquí no hay quien viva” te conoce casi todo el mundo pero si trabajas en Acreedores de Strindberg no te conoce ni el tato.

P. En tu carrera, hasta ahora, predominan los montajes colectivos, autoproducidos entre amigos ¿eres de las que piensan que las carencias agudizan el ingenio o es que no queda más remedio?

R. ¡No queda más remedio! El rollo de Juan Palomo está muy bien por eso mismo, porque agudizas el ingenio y aprendes mucho, pero es durísimo. Muy duro y arduo el camino. En este oficio la incertidumbre por el futuro forma parte del día a día, pero todo tiene sus límites y el sistema no nos apoya en nada. Somos los olvidados del poder siendo uno de los oficios más ancestrales ¿Por qué?

P. En estos tiempos ¿queda espacio para un Teatro libre, independiente o hay que contar sin remedio con las instituciones o el mercado?

R. No queda. Si quieres comer un poco, no mucho, un poco, tienes que contar con el apoyo económico de las subvenciones, los circuitos teatrales y una voluntad de hierro para bregar con la burocracia, la venta telefónica y ni por esas. Hagas el tipo de teatro que hagas.

P. ¿Los actores tenéis el ego más grande?

R. Depende de dónde te coloques. Si estás agachadito, lo verás enorme... lo suyo es mirar de frente, que así somos todos iguales.

P. ¿Qué es Tres bachilleratos?

R. Tres bachilleratos ha sido una experiencia humana reveladora. Trabajar con Fran, Emilio, Antonio y Espe me ha enriquecido porque he aprendido de sus disciplinas y ha sido un lujo compartir conocimientos y técnicas. Pero estar cada día en los ensayos con Braulia y Carmen, que no pertenecen a nuestro entorno artístico, me ha hecho pensar mucho en lo que realmente importa en la vida. Pensaba en si tiene sentido lo que hacemos a veces. A lo mejor contemplo la idea de irme a vivir al campo y cultivar lechugas y patatas... aunque en octubre comienza mi periplo madrileño, no lo descarto en un futuro...

P. El público que acuda a La Calahorra ¿se va a divertir o a conmover?

R. Se va a subir en una montaña rusa. Va a haber de todo y a todo gas. Un viaje trepidante.

P. ¿El Teatro tiene género?

R. El mundo entero tiene género y el teatro forma parte del mundo. Representa al mundo. En nuestro país la mujer ha podido dedicarse a este oficio cuando en otros países estaba prohibido. Pero dentro de esa posibilidad los patrones (nunca mejor dicho...) se repiten. Sobre todo en el teatro más comercial. El independiente es otra cosa, pero no llega a tanta gente. Y ciertos espectáculos no interesan salvo momentos puntuales tales como el Día de la mujer, el Día en contra de la violencia de género... y está muy bien eso, pero si en un montaje escrito por mujeres, dirigido y protagonizado por mujeres, hablando de temas sobre las mujeres, sólo podemos tener salida en fechas señaladas... tú me dirás cómo salimos de las etiquetas para llegar a todo el mundo. Menos mal que a algunas no nos hace falta el teatro para estar en alerta ante las injusticias y seguir atentas en la lucha.

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