Mambo y rockabilly de ida y vuelta
El Twanguero presentó en la sala Hangar su disco 'Pachuco' dentro del circuito nacional Girando por Salas
La mañana después de un concierto de Diego García, alter ego de El Twanguero, buscas pachuco en internet y encuentras:
Joven de origen mexicano, de clase social baja, que vivía en las ciudades del sur de Estados Unidos de América en la década de 1950 y que se caracterizaba por defender su identidad como grupo social frente a las costumbres estadounidenses.
Haber estado la noche anterior disfrutando de su show, de sus anécdotas de viajes y leer esto hace que pienses que Diego ha cuadrado el círculo.
Con traje chaqueta negro ceñido al más puro estilo pachuco, guitarra enfundada y mirada desafiante en cada riff de guitarra, así se presentó el que para muchos es uno de los mejores guitarristas. Mencionar los nombres de su banda es hablar de probablemente los mejores músicos acompañantes de la escena. Candy Caramelo al bajo, Frank Santiuste a la trompeta y congas y José Niño Bruno a la batería.
La mezcla de ritmos caribeños y swing, surf con mambo o el rockabilly con el chachachá hizo deshacer en pedazos el vinilo que presentaba, teniendo una fuerza en directo solo propia de los que disfrutan tocando.
Desgranó el disco Pachuco haciendo guiños a grabaciones anteriores incluyendo el Guitarra,dímelo tú que grabara con Enrique Bunbury. Catorce temas para disfrutar del virtuosismo de Diego, que hizo un parón en la banda para tocar acompañado solo por su guitarra un viaje por los ritmos desde América del Norte hasta el Sur. Pequeños fragmentos de tangos, de corridos, de sonidos de Perú, de sonidos de Chicago, de muchas guitarras y un solo instrumento.
La sala Hangar se convirtió en un búnker del musiquerío local, que observaba las evoluciones con un pañuelo en la mano por el tema de la baba. Recital de quitarse el sombrero, un espectacular solo de batería del bueno de José Niño Bruno, el bajo contundente de Candy y las evoluciones de Diego, que hace lo que le da la real gana con la guitarra. Simplemente espectacular.
La nota de color al mundo Pachuco llegó con la trupe de los Devils Sons MC (moteros de pro) que acompañaron con sus Harley Davidson en formación la llegada del músico al local. El ruido de las de dos cilindros en V hacía presagiar lo que minutos después ocurrió. Chalecos con escudos y chupas de cuero para acompañar a la coctelera rockabilly-swing-mambo.
Nunca había visto en escena a este bicho de la guitarra, auténtico donde los haya. Qué atrevida es la ignorancia que por poco me quedo en casa descansando de una dura semana. Menos mal que una advertencia del Sr. Ventura a tiempo hizo que no me lo perdiera.
Si alguna vez tienes al Twanguero a mano no lo dudes, agárralo fuerte no se vaya a escapar porque este Diego es mucho de ida y vuelta.
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