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Lila Downs: “En algunos ámbitos se ve el reguetón como una cuestión de clases”

La cantante y mejicana Lila Downs en una imagen promocional.

Juan Velasco

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“Yo es que a veces me veo como una mujer que es un poco hombre. Y creo que por eso me quería Chavela”, se sincera la cantante mexicana Lila Downs cuando se le pregunta por la fuerza femenina de su repertorio, especialmente del que contiene su último disco, Al Chile, un trabajo que la devuelve el próximo 4 de julio, dentro de la programación del Festival de la Guitarra, a Córdoba, una ciudad en la que brilló en una noche de marzo de 2010 en el Gran Teatro.

Aquella noche, la pluma de nuestra compañera Marta Jiménez la definió como “una mujer tan ancestral como contemporánea que tiene el don de darle sabrosura a todo lo que pasa por su mortero”. No será este periodista quien eche ni una pizca de chile en polvo a la receta, aunque sí quién le pregunte a la cantante mexicana qué ha cambiado en estos casi diez años.

“jajaja. ¿Cómo? Todo el mundo está cambiando, con una rapidez”... Responde la cantante, compositora, productora, actriz y antropóloga​, hija de una cantante de cabaret mejicana y de un profesor de cinematografía norteamericano, una de las primeras personalidades de su país en fusionar los ritmos tradicionales con los sonidos contemporáneos y una personalidad que se mantiene ajena a los vaivenes de la industria musical, haciendo discos con su pareja, como este Al Chile en el que la fusión de ritmos latinoamericanos y el mensaje contestatario sigue bien presente.

PREGUNTA. Háblame un poco de este nuevo disco.

RESPUESTA. Es un disco inspirado por las bandas de vientos de la zona costera de Oaxaca. Allí hay una costumbre de música muy hermosa que se toca en las fiestas de los pueblos y en las bodas. Me inspiré mucho en eso. Y al productor Camilo Lara también le gusta hacer fusiones de músicas. Así que ha hecho como un remix con su grupo Instituto Mejicano del Sonido. Hicimos grabaciones de campo, fuimos a grabar a las bandas de viento a Oaxaca que es donde yo ahora vivo, así como a un pueblo más alejado de la costa, que se llama Juchitán.

P. ¿El Juchitán de las mujeres?

R. Exacto, le dicen así porque es un lugar donde las mujeres son hermosísimas, su indumentaria es preciosa. Se adopta el textil del manto de manila y se va estilizando un vestuario que ustedes conocerán por Frida Kalho porque su madre era de esta región.

P. El trabajo con Camilo siempre suele seguir esta senda, de coger música tradicional y revestirla de contemporaneidad. En este caso he escuchado mucha cumbia.

R. Sí. Fíjate, a mí me ha gustado la cumbia desde... Yo dejé de vivir en México un tiempo y recuerdo que la extrañaba. No sé si sabes que en México en algunos ámbitos la cumbia se veía mal. Se veía como ahora en algunos ámbitos se ve el reguetón, como una cuestión de clases. Y entonces, creo que a mí quizá por eso más me gustaba. Yo pensaba: “Quizá esto está lindo porque es como una resistencia a un esnobismo musical”. Pero también porque te hace moverte y en realidad yo creo que es lo que quería.

Yo quería que fuera un disco más bailable. De hecho, tomamos algunas rancheras y las volvimos cumbias. Claro la cumbia es adoptada por Colombia y los colombianos no le llaman cumbia a toda la variedad de esta música que ellos tienen. Pero es un estilo que nos hermana con el resto de Latinoamércia porque en Perú, en Argentina o hasta en Brasil hay diferentes tipos de cumbia.

P. Estoy de acuerdo en eso que dices porque la música de baila no solo hermana, sino que también iguala a las clases. Todo el mundo cuando escucha un buen ritmo de baile no puede evitar moverse. Es quizá lo más democrático, la música de baile, de alguna manera.

R. Claro, buen punto. Porque además, fíjate, he estado leyendo sobre el movimiento sonideros, que mezcla música electrónica y amplificada en los barrios de México y que empieza desde los años 30. Pues así se ha ido compartiendo la música como una cuestión social. Y alguien me comentó el otro día que en las fiestas y los bailes del barrio, en realidad los djs no deciden qué canciones se pasan. Es a base de pedimentos que los escriben los vecinos en papelitos y se los mandan al dj para que ponga lo que el pueblo pide.

P. Además, en un momento en el que se habla de levantar fronteras, la música contemporánea gracias a internet las ha destrozado ya todas, ¿verdad?

R. Sí. Yo creo con la música no se puede (se ríe). La música es una libertad y provoca una catarsis. Y yo estoy muy agradecida de tener esta bendición de poder expresar mis monstruos a través de la música.

P. Y haciéndolo por todo el mundo como embajadora de tu país. ¿Qué tal están las cosas en México con el nuevo gobierno y qué tal es la relación con EE. UU.?

R. Sí esta relación entre los dos países ha sido muy lastimada en estos últimos años. Pero creo que, al mismo tiempo, nos ha hecho más fuertes y nos ha unido a la comunidad latinoamericana o de habla hispana. Creo que ha hecho menos daño del que yo originalmente pensaba. En ese sentido estoy muy orgullosa de que yo, con mi granito de arena, he contribuido a la búsqueda de la identidad y el orgullo de ser quiénes somos ante los anglos.

P. Bueno, estamos en un momento en el que las mayores estrellas de la música miran hacia lo latino para hacer sus discos. Ha ocurrido con Madonna, por ejemplo, que ha recurrido a Maluma.

R. Claro, exactamente. En mi caso, Camilo logró que grabara Norah Jones con nosotros una canción. Y eso yo creo que también es porque es consciente de que hay que rendirle un tributo a los latinos.

P. La canción es muy bonita, al igual que me ha gustado mucho la versión que has hecho de Clandestino, de Manu Chao.

R. Sí, muchas gracias. Le llamamos para pedirle el permiso y fue muy amable, como siempre ha sido con nosotros. No sé si le gustó o no. Le cambié un poco el tema desde una perspectiva de una mujer. Creo que también es más realista y ajustado a lo que está sucediendo ahora porque hay muchas más mujeres que emigran. Y niños. Está esta situación de los niños en los centros de detención, que es verdaderamente horrible.

P. Es justo la clave de la versión: Ese tratamiento de un tema que inspira una profunda tristeza, pero al que la música dota de vida. Eso conecta mucho también con estilos como el flamenco y el soul, géneros que gustan de bailar las penas.

R. Claro, exactamente. Y creo que cada movimiento de música sabrosa, de esta gossadera dentro de la música, tiene también esos segmentos dentro de sus ciclos en los que se vuelve más político. Es como en Perú. Cuando se compuso un tema que también cantamos en el disco, llamado Cariñito, fue un movimiento andino que tuvo influencia en muchos países de Latinoamérica, y después comienza la chicha, que empieza a ser una cumbia más política e influencia por el soul y el funk. En España, hemos visto esto movimientos también, de músicas que incluyen una importante crítica social.

P. Ahora que mencionas España y que se cumplen 100 años del nacimiento de Chavela Vargas, con la que tuviste mucha relación, no sé si tu vínculo con España es tan fuerte como el que tenía ella.

R. Claro. Me encanta estar en España. Pienso que hay una relación fuerte con el mensaje y con la música. Creo que ustedes también veneran mucho la instrumentación y esa conexión sublime que tenemos los seres humanos con el virtuosismo y con lo auténtico. Y eso siempre lo agradezco mucho cuando voy con España. Claro, tenemos una relación también compleja (se ríe). Eso son retos y me encantan también los retos.

P. De hecho, has colaborado con artistas españoles como Niña Pastori, El Cigala o Macaco. ¿Con quién te gustaría colaborar ahora mismo?

R. Pues la verdad es que me gustaría mucho hacer algo con Rosalía, que ahora está explotando en Latinamérica. Pero también con Concha Buika, a la que conozco desde hace algunos años. Y también con Rozalén. La he conocido hace poco en Argentina y me encanta también lo que hace. Así que ojalá.

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