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Haze imparte clases de rap de conciencia en tiempos de un 'carpe diem' mal entendido

Taller intensivo de letras de rap con Haze en Cosmopoética

Juan Velasco

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El rapero sevillano Haze lleva ya cinco cursos como profesor. Lo dice con naturalidad, como quien ha encontrado en la enseñanza una prolongación lógica de lo que siempre ha hecho en sus canciones: educar. “Siempre he tratado de dar buenos consejos en mis letras”, recuerda, evocando aquel estribillo de sus inicios (“siempre estás robando, tú no comprendes que eso no es bueno”).

A principios de los 2000, a Sergio, el chaval que se escondía detrás de Haze, se le miraba peyorativamente por hacer “rap para canis”. Más de 20 años después, los jóvenes de hoy están expuestos a través de la música urbana a una serie de mensajes que están en las antípodas del dibujo realista y esperanzador que hacía aquel artista sevillano de las condiciones materiales en los barrios de la periferia andaluza, en los que se escuchaba breakbeat, rap y flamenco.

Para él, el rap nunca fue solo un desahogo o una pose, sino una forma de transmitir valores. Esa misma filosofía es la que lo ha traído a Córdoba, invitado por Cosmopoética, donde ha impartido un taller intensivo de creación rapera. El curso, condensado en este fin de semana y en dieciséis horas, reunió a jóvenes de distintos perfiles, unidos por la curiosidad y el respeto hacia un artista que marcó una época con su fusión de rap y flamenco.

La propuesta partía de lo más básico: diferenciar rima consonante y asonante, contar sílabas, explorar recursos retóricos como la hipérbole, el oxímoron o el paralelismo. Pero la intención iba mucho más allá de la técnica. Se trataba de construir un espacio donde la escritura poética dialogara con la vida cotidiana de los participantes. “Les pedí que escribieran cuatro versos sobre el amor o que incluyeran un memento mori en una composición. A partir de ahí hicimos una lluvia de ideas, decidimos un tema común y nos dividimos en grupos para redactar estrofas”, explica Haze a Cordópolis en un hueco durante el taller. Luego vino la prueba del algodón: enfrentarse al flow, poner ritmo y cadencia a las palabras.

Taller intensivo de letras de rap con Haze en Cosmopoética

Espíritu crítico

El resultado, asegura, ha sido esperanzador. Algunos llegaban con experiencia, incluso con años de escritura a sus espaldas; otros, en cambio, jamás habían intentado rimar una línea. Pero todos han coincidido en algo: sonar a gente con espíritu crítico, con ganas de cambiar las cosas. “A mí me gusta pensar que están conectados conmigo en la idea de que debemos convencer a la gente, a través de nuestras letras, de que es bueno ser buena persona”, resume el rapero.

Su defensa del “rap auténtico” se entiende mejor cuando se le escucha hablar del panorama actual. Haze distingue entre la raíz del género y las múltiples ramificaciones que hoy copan las listas: reguetón, trap, drill o dancehall. No los desprecia, pero insiste en que no deben confundirse con la esencia del hip hop. “Lo que está más de moda es algo más mainstream, más comercial. Pero nunca muere ese rap de mensaje o de vaciles. Ahí están SFDK, Toteking, Kase O o La Mala Rodríguez para demostrarlo”. Lo que sí cuestiona es cierta tendencia nihilista, un carpe diem mal entendido que asocia al espíritu de Kurt Cobain: vivir rápido y dejar un bonito cadáver.

Frente a esa pulsión, su taller propone otra manera de estar en el mundo: disfrutar, sí, pero con conciencia, con memoria y con crítica social. No es casual que lo haga en Cosmopoética, un festival que lleva dos décadas tendiendo puentes entre poesía y música, palabra y ciudad. Para Haze, el rap no es otra cosa que poesía popular. “Como el flamenco”, añade.

Taller intensivo de letras de rap con Haze en Cosmopoética

El que abre la puerta, se lleva un palo

Y ahí se reconoce como pionero: a principios de los 2000, al mismo tiempo que Junior, apostó de manera seria por mezclar ambos géneros, cuando otros (cita a Solo Los Solo y Mala Rodríguez) solo habían coqueteado anecdóticamente con la fórmula. Aquella decisión le costó palos dentro del underground, donde lo tacharon de comercial. Hoy, con el tiempo, el cruce de rap y flamenco se ha normalizado y multiplicado en las voces de artistas como Dellafuente o Maka. “Me adelanté a mi tiempo. Por eso recibí tantas críticas, pero abrí una puerta que después muchos han cruzado”, dice sin resentimiento.

Esa mirada hacia atrás se complementa con otra hacia adelante. Haze no descarte que el futuro del rap pase por una institucionalización semejante a la del flamenco, con escuelas y programas académicos específicos. Recuerda que en Estados Unidos ya existen cátedras universitarias de hip hop donde se estudian todas sus disciplinas, desde el graffiti hasta el breakdance, pasando por la poesía rapera. “Aquí tímidamente se están haciendo cosas, como este taller. Y es importante, porque no hay que olvidar que el rap es literatura. Es poesía de la calle”.

El debate sobre la pureza frente a la inmediatez tecnológica estuvo también presente en el taller. Hoy un chaval puede escribir letras en el móvil, grabarlas en un estudio casero y alcanzar un éxito global en cuestión de días. El ejemplo de RVFV, almeriense convertido en fenómeno viral, ilustra esa posibilidad. Pero Haze insiste en que la rapidez no debe sustituir al estudio de los maestros: “Siempre hay que revisar de dónde viene todo para aprenderlo y avanzar”. Como hizo Camarón cuando rompió moldes al grabar con la Filarmónica, recuerda.

Desde una mirada bastante reposada, aunque sincera, Haze reconoce que hoy la música urbana está varada entre la comercialización extrema y la reivindicación de la autenticidad. Pero también advierte de que el rap, más que una moda pasajera, sigue siendo una herramienta de educación sentimental y de resistencia cultural. Una manera de recordarnos que incluso en un carpe diem, cabe la conciencia.

Taller intensivo de letras de rap con Haze en Cosmopoética
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