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Towner, Grigoyran y Muthspiel

Concierto de MGT en el Teatro Góngora | TONI BLANCO

Redacción Cordópolis

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El trío internacional fusiona en su concierto atavismos armenios y jazz discursivo

Anoche no se llegó a cubrir ni un tercio del auditorio para escuchar a estos tres destacados guitarristas.

Slava Grigoryian abrió el concierto con una pieza para guitarra sola. Introspectiva, de aires browerianos, pero sin alcanzar su profundidad. Tras él Wolfgang Muthspiel, con su guitarra eléctrica, interpretó otra pieza tranquila, melancólica y con aire de blues. En tercer lugar, se presentó como solista el veterano Ralph Towner, el más clásico de los tres, que tocó una pieza de Pellegrini. Debido a un error con el sistema de amplificación, prácticamente sólo se escuchaba la guitarra sin amplificar en absoluto con un enorme eco reverberante, lo que prodigiosamente creó una textura casi orgánica donde la armonía modal de la pieza hacía parecer que tenía encerrados una suerte de monjes gregorianos dentro de la caja de resonancia de su guitarra. Guitarra de clausura. Un gigantesco ruido blanco estuvo acompañando todas las piezas interpretadas por Towner. Una lástima, ya que hizo que se perdieran muchísimos matices en ese vórtice electrónico.

Con el problema sin resolver, el primer trío fue una experiencia realmente notable: por un lado la guitarra eléctrica de Muthspiel haciendo las veces de bajo, con un timbre marcadamente distinto, un Towner presa de su amplificación deficiente que parecía un ser etéreo, casi fantasmal y Grigoryan en primer plano. Es posible que no se entendiera en absoluto la obra, pero el resultado no dejó de ser alucinante (o alucinógeno).

Una vez solucionado el problema, el público y los músicos fueron entrando en calor y aumentando la comunión entre ellos, los aplausos cada vez más cariñosos y las piezas interpretadas con mayor intensidad.

En el siguiente trío ya era posible el empaste y la cosa cambió muchísimo: el color ya era el tradicional. La obra discurría sobre unas variaciones de un tema de carácter blusero del propio Towner, modal y rítmico, tranquilo y dando pie a diversas intervenciones solistas que abrían el espacio de la improvisación.

El siguiente dúo entre Towner y Grigoryan explotó las raices armenias del australiano, que bien podrían clasificarse de fusión aflamencada, sobre todo en los más expresivos agudos.

El dúo entre Towner y Muthspiel fue completa y absolutamente jazzístico. Ese jazz de armonía ambigua donde los intérpretes parecen estar contando historias totalmente distintas pero que va convergiendo conforme se desarrolla la obra. Muy discursivo.

De nuevo, otro trío. Esta vez la obra Travel Guide de Towner. La pieza envolvió con un animado tema modal un par de solos donde Grigoyran y Muthspiel incorporaron lo que más les gusta hacer: el primero apelar a los modalismos armenios y el segundo expresarse mediante el jazz.

Una pieza que hizo bien las delicias del auditorio fue el siguiente dúo de Grigoyran y Muthspiel de  ritmo tribal y modulaciones bruscas, interesante tímbricamente por las variaciones de colorido.

Para finalizar, el trío interpretó dos obras de carácter muy parecido: optimistas, dejando escapar las notas como cascadas de luz y sonido cristalino.

El pequeño público no salió defraudado.

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