La UCO detecta alta exposición al Virus del Nilo en caballos y aves tras el brote de 2020
Un estudio del Grupo de Investigación en Sanidad Animal y Zoonosis (Gisaz) de la Universidad de Córdoba (UCO), realizado en colaboración con la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, ha detectado “una alta exposición al Virus del Nilo Occidental en caballos y aves silvestres tras el brote de 2020”.
Según ha informado la UCO en una nota, el Virus del Nilo Occidental es un virus emergente y zoonótico, es decir, que puede transmitirse de animales a humanos mediante la picadura de mosquitos, llegando a causar enfermedad e incluso la muerte en personas y caballos.
En España se detectó por primera vez en 2010 en caballos y humanos, pero fue en 2020 cuando se produjo el mayor brote registrado hasta la fecha, afectando a unas 77 personas y causando ocho fallecimientos en una zona concentrada entre Sevilla, Huelva y Cádiz.
A raíz de este brote, el citado Gisaz de la UCO, en colaboración con la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural y los centros de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de las provincias afectadas, realizó un estudio en el primer semestre de 2021 en el que han evidenciado que en el Suroeste de Andalucía existe una alta exposición al Virus del Nilo en caballos y aves silvestres.
Si bien en años anteriores la seroprevalencia del virus, es decir, la existencia de anticuerpos específicos de larga duración (inmunoglobulinas G-IgG) una vez pasada la infección, rondaba el diez y el 15 por ciento en estas especies en Andalucía, tras el brote de 2020 alcanzó el 38 por ciento en los caballos y el 19 por ciento en las aves silvestres, lo que supone un incremento notable en circulación del virus.
El estudio, además, analizó la presencia de anticuerpos asociados a una exposición reciente al virus (inmunoglobulinas M, IgM) en los caballos estudiados, no encontrándola en ningún individuo, lo que pone de manifiesto que estos animales no se habrían infectado recientemente, ya que estos anticuerpos son detectables hasta tres meses después de la infección.
Eso es algo “lógico”, según ha explicado el investigador Ignacio García-Bocanegra, “ya que se han recogido las muestras en un periodo donde la abundancia de mosquitos (las especies que transmiten el virus) es baja. Siendo los meses de verano y otoño cuando aparecen la mayoría de los casos en personas y caballos”.
Profundizando en las diferentes causas que influyen en la exposición al virus, el equipo investigador ha encontrado tres factores de riesgo diferentes que incrementaban la posibilidad de infección en caballos. Así, los animales de mayor edad, cruzados o procedentes de explotaciones que no realizan un programa de control de insectos, presentaron un mayor riesgo de exposición al virus. En cuanto a las aves, se detectó una mayor frecuencia de animales con anticuerpos en individuos adultos, en especies de mayor tamaño y en aves rapaces.
La razón de que este trabajo, publicado en la revista 'Transboundary and Emerging Diseases', se centre en aves y caballos, es debido a que las aves son las especies que mantienen el virus en la naturaleza y las únicas especies que lo transmiten a los mosquitos. Por otro lado, los caballos, al igual que ocurre con los humanos, se infectan, desarrollan la enfermedad y pueden morir, pero no son capaces de transmitir el virus.
Estudios como este ayudan a conocer mejor la circulación de este virus emergente, que sigue infectando a las personas, como el caso reciente de Montalbán, primer caso detectado en personas en la provincia de Córdoba, y resaltan la importancia de desarrollar programas de vigilancia activa para mejorar el conocimiento sobre la epidemiología del virus y prevenir futuros brotes.
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