La sequía se agudiza en Córdoba: la reserva de agua antes de la primavera es inferior a la del año pasado
Diciembre fue un espejismo. Las intensas lluvias que alcanzaron a gran parte de la provincia de Córdoba contribuyeron a paliar la sed de la agricultura y la ganadería, pero poco más. A estas alturas de año, cuando quedan unos días para que arranque la primavera, la sequía en la provincia de Córdoba es incluso más profunda que el año pasado por estas fechas. Los embalses cordobeses, los que tienen mayor capacidad de toda Andalucía, están por debajo del 20%. Hace un año justo llegaban al 24%. Pero es que la media de la última década por estas fechas es del 58%.
Que llueva en invierno y también en primavera es clave para la provincia de Córdoba. El clima es extremadamente seco después, en verano, y garantiza prácticamente cuatro meses sin precipitaciones abundantes y generalizadas, más allá de las habituales tormentas. Por eso que de repente se rompiese la tendencia de diciembre, cuando llovió de manera intensa, es especialmente dramático. Ni enero ni febrero han sido meses húmedos. Al contrario. Han sido 60 días de un frío bastante seco.
La falta de lluvia intensa y constante ha frenado las escorrentías de diciembre. El canal principal de la provincia es el río Guadalquivir, que ha vuelto a secarse y a marcar un caudal mínimo a su paso por Córdoba. Este miércoles apenas fluían cinco metros cúbicos de agua por segundo en el aforo de Villafranca de Córdoba. El 15 de diciembre la media superaba los 315 metros cúbicos por segundo.
Pero la tragedia está en los embalses. En el norte de la provincia Sierra Boyera se ha secado prácticamente. El pantano del que beben 80.000 vecinos del Guadiato y Los Pedroches apenas tiene medio hectómetro cúbico de agua disponible. Su reserva está al 1,5% de su capacidad total. Mientras, el Gobierno trabaja a contrarreloj para poner en marcha un trasvase de urgencia con el agua del cercano embalse de La Colada, en El Viso, pero perteneciente a otra cuenca hidrográfica, la del Guadiana. Solo así se evitaría que a finales de mes todo el norte de Córdoba se quede sin agua.
La situación es extrema en el norte de Córdoba. En el resto de la provincia, el suministro de agua a las ciudades y pueblos no peligra tanto, pero lo que más preocupa es la agricultura. Con los embalses a menos del 20% se hace inviable una campaña de regadío en verano. Y sin regadío, muchos cultivos de la provincia, especialmente los cítricos pero también parte del olivar, mermarán mucho su producción o serán directamente inviables.
En Córdoba hay dos embalses que son fundamentales para el regadío, La Breña II e Iznájar. Ambos están por debajo incluso del 19%. En el caso de La Breña II su situación es del 13% e Iznájar está en el 18%. Iznájar tiene la peculiaridad de que no solo retiene agua para riego, sino también para abastecimiento humano. En su interior sigue habiendo 172 hectómetros cúbicos de agua, suficiente para abastecer a los más de 200.000 cordobeses que dependen de él, pero claramente insuficiente para que abra sus compuertas para regar en verano. En La Breña II hay ahora mismo 111 hectómetros. Su caso es distinto y este agua es probable que sí que pueda usarse para regar este verano. Aunque las dotaciones serán muy escasas. Se usarán aguas abajo de Almodóvar del Río.
Algo mejor es la situación tanto en el Alto Guadalquivir como en Córdoba capital. Las lluvias de diciembre sí que aliviaron la sequía extrema que sufría la zona. Tanto que ahora mismo hay agua suficiente para que las dos zonas no tengan que sufrir restricciones. Entre El Arenoso y Martín Gonzalo la situación está al 25%. Entre el Guadalmellato y San Rafael de Navallana la capacidad actual está al 40%, según la información de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Es decir, hay agua para pasar el verano sin problemas.
No obstante, comienza a preocupar el estado de los ríos y arroyos de la provincia. Tras las lluvias de diciembre, cuando resucitaron, muchos cauces han dejado de fluir en un momento en el que debería haber manantiales fluyendo sin problema.
Cómo vaya a ser el verano dependerá de la primavera. O regresan las lluvias muy abundantes o probablemente la sequía será incluso peor a la del año pasado.
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