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REPORTAJE

El precio histórico de la gasolina cambia los hábitos de quienes necesitan llenar el depósito para trabajar

Un vehículo, en una gasolinera de la ciudad

Juan Velasco

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Cerro Muriano es una barriada que está ubicada a 15 kilómetros de Córdoba, en plena Sierra Morena. Un buen número de sus habitantes viven allí pero trabajan en la capital. Algunos, la gran mayoría, se desplazan en coche a diario a la ciudad. Incluso con el auge del teletrabajo, que ha permitido algún que otro divorcio del vehículo para una buena parte de la población, hay otra para la que su día a día incluye un viaje de ida y vuelta en coche.

Un viaje de ida y vuelta que es hoy entre un 25 y un 35% más caro que hace un año. Con la gasolina batiendo precios históricos (cerca de 1,60 euros/litro para la gasolina y de 1,45 para el diesel) desde hace meses, ya hay quien comienza a cambiar sus hábitos diarios ante la imposibilidad de mantener un consumo de combustible que hace que hoy llenar el depósito cueste 15 o 20 euros más que hace doce meses.

Una de esas personas es Isabel, monitora de gimnasio, que trabaja entre Cerro Muriano y Córdoba capital, y que vive en la barriada. Sin ningún tipo de plus de movilidad, Isabel tiene que bajar de Cerro Muriano a Córdoba tres días en semana por motivos laborales. Dos de esos días, con turno partido. En números redondos, unos 180 kilómetros todas las semanas para ir a trabajar a uno de sus dos empleos (también da clases en Cerro Muriano).

Hasta hace unos meses, Isabel usaba el coche para hacer todos esos kilómetros. Últimamente ya no. “Hay días que tengo que bajar dos veces y no me da”, explica Isabel, que desde hace semanas ha optado los martes y los jueves por compartir viaje con su prima (que baja todas las mañanas a Córdoba), para después subir en autobús al medio día y, de nuevo, por la tarde, volver a bajar, esta vez ya en su propio turismo.

Otras veces, si puede, pasa la noche en casa de algún amigo, para ahorrarse el viaje de vuelta. Todo para cuadrar los números. Isabel Gasta unos 100 o 120 euros al mes en combustible (tiene un turismo diesel), pero su sueldo apenas llega al Salario Mínimo Interprofesional. Va justita para todo. Y tampoco tiene otra opción mucho mejor si viviera en Córdoba, dado que está dividida entre gimnasios de la capital y de Cerro Muriano. “No están los alquileres como para moverse a Córdoba ahora mismo. Y de todos modos, tendría que coger el coche para trabajar aquí”, resume.

Un año de subidas continuas del precio de la gasolina y el diésel

Los datos son tozudos. Parecía que se había tocado techo pero no. La escalada de precios sigue en aumento después de que el año pasado los carburantes encadenaran varios meses de subidas, arrastrando también el aumento del IPC del 6% que se vivió en 2021. La subida de los precios de los combustibles sitúan al inicio de 2022 como los meses con la gasolina y el diésel más caros de la última década, por encima incluso de los máximos históricos de septiembre de 2012, cuando el litro de gasolina se vendió a 1,522 euros el litro y el de gasóleo a 1,444.

Desde hace meses, los usuarios tienen disponible la web CasaCocheCurro.com que ha impulsado un buscador por localidades con los precios de los carburantes más económicos de cada municipio que se actualiza a diario y que incluye más de 11.300 gasolineras de toda España recabados a partir de los datos de la sede electrónica del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

En el caso de Córdoba, este sábado los puntos con la gasolina Sin Plomo 95 más barata eran la Petroprix de avenida Esteban de Cabrera (1,499 euros el litro), la Cepsa de avenida del Brillante (1,519) y la Repsol junto a Medina Azahara (1,529). En cuanto al diesel, estas tres también ofrecen el precio más competitivo, con la primera surtiendo a 1,399 euros el litro, la segunda a 1,409 y la tercera a 1,419.

Taxis en las paradas

Aunque más barata es la gasolinera propia de la que disponen los taxistas de Córdoba. Está en la sede de la Asociación Provincial de Autónomos del Taxi de Córdoba (Autacor), desde donde atiende su presidente, Miguel Ruano, que comienza advertir también cambios de conducta y hábitos por parte de los taxistas ante el aumento del precio del carburante.

“Uno se vuelve más precavido a la hora de circular, evita circular más tiempo de vacío, funciona de parada en parada siempre que se pueda, busca circular en ocupado”, explica Ruano, que recuerda que el consumo de combustible es el segundo o tercer gasto en volumen para cualquier taxista tras la licencia y/o el vehículo.

¿Qué hace ahora un taxista en plena temporada baja y con la gasolina por las nubes? Pues se reorganiza con horarios que se entienden que van a llevarlos a ver más manos alzadas, o evitan circular por libre y están más pendientes de la aplicación o Radio Taxi. Porque, aunque Autacor surta gasolina a precio de mercado, sin ningún interés comercial, el precio sigue siendo un 25% superior al de hace un año.

“Y los que tienen GLP, un 35%”, apostilla Ruano, que lamenta que, al mismo tiempo, no se hayan podido actualizar todavía las tarifas del sector, que acumulan cuatro meses de retraso. “Estamos preocupados, claro. La inflación es del 6%, el combustible está a precio de oro. Da miedo circular”, reflexiona el presidente de los taxistas.

La puntilla para el campo

La situación en el campo no es mucho más positiva. El presidente de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Miguel Cobos, lleva meses denunciando la escalada desproporcionada de los precios, que los agricultores no son capaces de repercutir en el precio de sus productos. Porque, en el campo, el precio del carburante nunca sube sólo. “Cuando sube el petróleo, suben también los fertilizantes, los fitosanitarios y la electricidad”, lamenta Cobos.

A los agricultores, el precio de la gasolina les toca el bolsillo de manera directa tanto por el consumo del gasoil, como por el consumo de los motores de los pozos de donde extraen el agua. Al igual que los taxistas, cuentan con gasolineras en las cooperativas en la que se vende el combustible a precio de coste, con un precio mejor, ocho o diez céntimos más barato, y que es, de momento, su única forma de abaratar los costes.

En cualquier caso, Cobos recuerda que las organizaciones agrarias han pedido al Gobierno una rebaja especial del impuesto especial de hidrocarburos para el campo. Además, han planteado que, como ya ha ocurrido otros años, se pueda deducir en la declaración de la renta el gasto en fertilizantes y combustible e incluso abonos, dado que la subida de precios, además de histórica, está siendo generalizada.

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