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Alejandra Luque

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Para Lucas, ir al cole es algo normal. Ir al parque es algo normal. Ir al cine es algo normal. Disfruta de esa habitualidad que le da no padecer ningún tipo de enfermedad o trastorno. Vive la vida como niño que es. Pero para Alan y Jesús, sentarse frente a una sala de cine es todo un acontecimiento que han podido vivir por primera vez con seis y cinco años, respectivamente. El trabajo de Autismo Córdoba y la implicación de Unión Cine Ciudad han hecho posible que, desde el pasado sábado, las familias con niños autistas tengan un oferta de ocio y cultural que, lamentablemente, se puede contar con los dedos de una mano.

Los esfuerzos han sido mínimos para ambas partes, pero los resultados, gigantescos. Con poco se ha conseguido mucho. Autismo Córdoba, que trabaja por la plena inclusión social, lúdica y laboral de los niños y jóvenes con este trastorno, contactó con la gerencia de estos cines -ubicados en el barrio de El Guadalquivir- para plantearle esta iniciativa. Cuando lo hizo, el gerente, Manuel Martínez, sabía muy bien en qué consistía. La empresa que gestiona estas salas en Córdoba lo hace también con los cines del centro comercial Los Arcos, en Sevilla, donde desde este año se ofertan películas infantiles y familiares para niños con autismo.

Porque estos menores necesitan de unas condiciones especiales para poder ir al cine. Para ello, Unión Cine Ciudad ha habilitado la sala 5, la más cercana al ascensor por si algún niño acude en silla de ruedas, para estas proyecciones especiales. Tanto en la entrada como en la taquilla se han colocado pictogramas para facilitar la comprensión de los menores. Ya en la sala, la oscuridad es sustituida por una luz tenue, el volumen no es tan alto como en sesiones ordinarias y está permitido el movimiento. No hay anuncios previos y sí un descanso a mitad de la película. La experiencia de este sábado para Alan y Jesús ha sido única. Nunca antes habían ido al cine. Ni que decir tiene para los padres que acudieron a esta primera sesión. Ir al cine sin soportar miradas incómodas y sin tener que dar explicaciones de por qué su hijo no aguanta hora y media sentado ha sido liberador.

El “miedo a molestar” es lo que ha privado a Alan y a su madre, Rocío Mata, de ir al cine desde el nacimiento del pequeño. “Quien viene aquí es para ver una película y puede ocurrir que el niño no se esté quieto, así que nunca antes habíamos venido”, confiesa. En el caso de su hijo, los ruidos altos “no le cabrean ni le frustran, simplemente se tapa los oídos”. Para ella, la iniciativa ha sido todo un acierto. La creación de un ambiente seguro para todos. “Mi hijo viene aquí con otros niños que son como él; yo soy igual que las otras familias. Todos estamos muy a gusto porque hay veces que nos sentimos incomprendidos porque, si vas a un parque, puede que miren mal a tu hijo y los niños acaban sufriendo”.

A esta primera sesión han acudido hasta 63 personas para ver la nueva entrega de La Patrulla Canina. Entre ellas se encontraban Carmen, su hijo Jesús, su otra menor y el padre. Como en el caso de Alan, es la primera vez que van todos al cine, por lo que la iniciativa no es positiva únicamente porque ofrezca esta oportunidad de ocio, sino porque, en el caso de esta familia, ha permitido que Jesús vaya al cine con su hermana, algo que para sus padres es “realmente importante”.

Que estos niños hayan pasado un rato del sábado en el cine tiene muchísimo trabajo previo en casa. Los niños con autismo requieren de mucha planificación y anticipación. Necesitan saber qué va a pasar en todo momento. Ahí está su tranquilidad. Antes de venir, Bernardo ha estado preparando a su hijo Gonzalo una agenda con pictogramas para que pudiera comprender que, a partir de las 16:00, iban a salir de casa para ir al cine. En su caso, no es la primera vez que disfruta de esta alternativa de ocio, pero la preparación tiene que ser la misma. El autismo de su hijo fue notificado a los 18 meses. Desde ese momento, su familia empezó un intenso trabajo desde atención temprana, pero Bernardo llama a una ampliación de la cobertura sanitaria pública. “A partir de los seis años finaliza la atención temprano y el tratamiento del autismo de un niño dependerá de los recursos económicos que tengan los padres”.

Bernardo y su familia “intentan” que Gonzalo lleve la vida de un niño de diez años, pero reconoce que “muchas veces hay que asumir que todo no se puede hacer”, por lo que ha acudido este sábado al cine para apoyar la iniciativa, “muy interesante y que debería realizarse en todos los cines de Córdoba y con todas las películas”.

La continuidad de esta actividad dependerá “de la demanda y de las películas proyectadas”, explica el gerente de los cines, que lleva 30 años trabajando en este sector. En 1994 asumió la gerencia de las salas de El Arcángel, trabajo que compatibilizó con la gestión de estos cines de El Guadalquivir, que abrieron en 2002. Cuando los de El Arcángel cerraron en 2017, se dedicó en exclusiva a las salas de Unión Cine Ciudad.

Estas proyecciones adaptadas se realizarán el segundo sábado de cada mes. La siguiente será el 11 de noviembre y se proyectará Trolls 3. Y como el libre movimiento está permitido, ambas entidades dispondrán de una mesa con juegos adaptados para que los menores que salgan de las salas puedan seguir disfrutando de una jornada de ocio.

Y pasadas las 16:00, el proyector se encendió y, con él, las miradas nerviosas de aquellos niños que entre palomitas empezaron a vivir algo que nunca creían posible. Ni siquiera sus familias.

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