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Un militar fallecido en combate, envío de blindados y una visita del ejército derrotado: la Bri X en Afganistán

Llegada al tanatorio de los restos mortales del sargento Joaquín Moya Espejo, tiroteado por los talibanes en Afganistán

Juan Velasco

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Mientras el Gobierno de España sigue estos días rescatando a los afganos que han colaborado con el Ejército español y con la delegación diplomática, los periódicos hacen balance de los 19 años en los que los militares españoles han estado desplegados en Afganistán, un conflicto en el que, a pesar de su crudeza y longevidad, la Brigada “Guzmán el Bueno” X de Cerro Muriano, una unidad del ejército de tierra, no llegó a desempeñar un papel directo.

En estas casi dos décadas de combate en la zona, la Bri X no llegó a enviar ningún destacamento propio a Afganistán, aunque sí ocurrió que muchos militares que se formaron en Cerro Muriano acabaron en el país asiático instruyendo al Ejército Nacional Afgano, el mismo que, tras numerosas deserciones, ha sido derrotado estos días por los talibanes.

Es el caso, por ejemplo, de la primera víctima mortal española en combate del conflicto, el sargento Joaquín Moya Espejo. Ocurrió hace casi una década, el 6 de noviembre de 2011, en el noroeste de Ludina. El ataque que se saldó con su muerte tuvo lugar cuando una unidad del ejército afgano estaba desplegada en una loma, junto al equipo de mentores españoles y un equipo de tiradores de precisión que protegía a las unidades que progresaban por el valle. En ese momento se recibió fuego de armas ligeras desde una posición lejana y el sargento primero Joaquín Moya Espejo, que iba equipado con su correspondiente chaleco antibalas, fue alcanzado en el tórax por un disparo, según detalló Defensa.

El sargento primero fue evacuado en un helicóptero norteamericano al hospital Role 2 de Bala Murghab y entró en parada cardiorrespiratoria durante el vuelo, certificándose su fallecimiento cuando llegó al centro hospitalario. Así, se convertía en la primera víctima mortal por arma de fuego durante un hostigamiento en Afganistán desde que las Fuerzas Armadas españolas iniciaran su misiónen enero de 2002.

Moya Espejo tenía 35 años y un hijo de 12 años cuando se vio envuelto en el tiroteo en el que perdió la vida. En su carrera fue decisivo su paso por la Bri X de Cerro Muriano, desde donde había ido ascendiendo hasta el Regimiento de Infantería Garellano 45, con sede en Vitoria. Cuando falleció, formaba parte del Equipo Operativo de Asesoramiento y Enlace (OMLT) que instruía al Ejército Nacional Afgano (ANA) en las tareas de despliegue de los militares en la provincia de Badghis.

Una visita del Ejército Afgano a Córdoba

No fue el único militar de Cerro Muriano que tuvo contacto con el Ejército Nacional Afgano (ANA), hoy derrotado por los talibanes. En el año 2007, cuando ya habían pasado más de cinco años desde el inicio del conflicto, una delegación de oficiales de las fuerzas armadas afganas visitó las instalaciones de la Bri X.

Se trataba de un nutrido grupo de militares que participaban en el I curso de Defensa Nacional para Oficiales Superiores Afganos, una actividad que se inició ese mismo año y en el que unos 25 oficiales recibieron durante varias semanas información en los planos estratégico, orgánico, técnico-industrial y de diseño de políticas de defensa. 

La celebración del citado curso llevó a los militares afganos hasta Córdoba, donde además de visitar la Mezquita-Catedral, recibieron una exposición por parte del personal de la Bri X en la que se les dio a conocer la situación de la brigada cordobesa, enseñándoles los medios, instalaciones, armamento y material, así como la preparación del personal de esta base.

Aproximadamente dos años después de aquello, la base militar sirvió de escenario para la presentación de los nuevos vehículos RG-31, que adquirió el Ejército Español para modernizar su flota, que incorporaban blindaje contra minas y que fueron enviados para las tropas destinadas a Afganistán.

Fue la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón, la que acudió a Cerro Muriano el 3 de noviembre de 2009 a presentar estos nuevos vehículos, que contaban con sistema antiexplosión y contra incendios, soportes para el armamento individual y colectivo del pelotón, para la munición, atalajes para el equipo y tomas eléctricas para los sistemas de transmisiones que se enganchan al vehículo, entre otros elementos.

Dos de estos blindados partieron entonces hacia Afganistán, donde siguió vivo un conflicto armado en el que la Bri X no jugó un papel destacado y que ha abierto en los últimos días una nueva página en su historia.

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