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Cien años de memoria obrera: la huella de la JOC en Córdoba

Pancarta jocista durante la manifestación del 1 de Mayo de 2024.
14 de noviembre de 2025 20:00 h

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Sin esta organización juvenil no se puede explicar la Córdoba de las últimas décadas.

“Un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo” es el texto que decora el exterior del local de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) en Valdeolleros. Esta frase del sacerdote Joseph Cardinj ha sido durante un siglo la razón de ser de este movimiento.

Este año la JOC está cumpliendo su centenario desde que Cardinj, hijo de familia minera, la fundase en Bélgica y que en el caso de Córdoba dicha efemérides será conmemorada este 15 de noviembre.

Detalle de la noticia de La Gaceta de Tenerife del 14 de septiembre de 1935. Primer rastro de historia de la JOC cordobesa. Fuente: Prensa Histórica.

La organización centenaria estará conformada por una triple identidad representada por sus siglas: una organización de jóvenes obreros que se sienten seguidores de un Jesús de Nazaret encarnado en la clase obrera. “El obrero apóstol del obrero” será el método para esta tarea evangelizadora. En su momento esta idea era revolucionaria frente a ese catolicismo social paternalista y asistencial. No sin dificultades, la propuesta de Cardinj fue apoyada por el papa Pío XI. Décadas más tarde, el propio Cardinj -quien terminaría sus días como cardenal- sería asesor del Concilio Vaticano II y el método jocista de la Revisión de Vida Obrera (Ver, Juzgar y Actuar) se generalizó al conjunto de la Iglesia. Más tarde aún, las intuiciones jocistas se pueden percibir en la teología de la liberación, donde la lucha por los derechos del oprimido es la forma de contribuir al Reino de Díos.

Poco después de su fundación, la JOC inició su expansión internacional. En España las primeras experiencias jocistas datan de los años treinta. De hecho, gracias a una información de la Gaceta de Tenerife fechada el 14 de septiembre de 1935, tenemos constancia de un intento de creación de la JOC en la ciudad de la Mezquita en aquellas fechas a cargo de un hombre llamado Luis López Cruz. En este mismo texto se explica a meses del golpe fascista que: “Andalucía, la Roja, como se la ha llamado, puede ser muy pronto un próspero centro jocista.

Reverso de un almanaque de bolsillo del año 1976 reclamando la libertad para los presos políticos. Fuente. Archivo de Juan Suárez Cambronero.

Cierto que allí hizo grandes estragos el socialismo. Pero acaso por eso mismo, puede lograrse un mayor renacer espiritual. Los obreros están desengañados del marxismo. Por doquier salen apóstoles de la J.O.C.“

Sin embargo, estas experiencias no terminaron de consolidarse hasta que en 1946 el episcopado español impulsó organizaciones obreras con el objeto de acercarse al proletariado, cuestión en la que habían fracasado desde el siglo XIX. Aquellos obispos nacionalcatólicos se veían empujados a esta dinámica animados por Pío XII, ante la posibilidad de la caída de Franco tras Hitler y Mussolini. Se trataba de buscar las bases para una democracia cristiana como en Italia. En ese contexto nacen la HOAC, para los adultos, y la JOAC para los jóvenes. Esta pronto se asimiló a la iniciativa internacional de la JOC.

Tenemos constancia de la existencia de la JOC en Córdoba desde principios de los cincuenta, fundada por el sacerdote donostiarra Ramón Zaldúa y presidida por Rafael Mesa. La sede se ubicaba en la calle Armas, siguiendo las informaciones que Antonio Navarro de en su libro sobre la HOAC cordobesa.

Acto en la Casa del Bailío reclamando un ocio alternativo. Año 1979. Autor: Juan Suárez Cambronero.

Los cambios en la Iglesia (con el Concilio Vaticano II como cúspide), la política económica del franquismo, la política de reconciliación nacional del PCE, el nacimiento de un nuevo sindicalismo, en el que las CCOO serán el máximo exponente, termina generando un cambio en sectores de la Iglesia. Progresivamente la JOC, junto a la HOAC, los curas obreros y sectores progresistas de clase medias cristianas van materializando el aggiornamento conciliar desde una opción obrera. En aquellos años el consiliario jocista cordobesa será Rafael Cerrato Costi desde 1962. En aquellos años sesenta tenemos también los desencuentros con una jerarquía eclesial española que no comprendía los cambios que se estaban dando. Un ejemplo de ello es el documento, que conocemos también por Navarro, en el que hoacistas y jocistas mostraron su discrepancia por unas aseveraciones sobre los laicos realizadas por monseñor Guerra Campos en Montilla en mayo de 1965.

La identidad obrera irá empujando a los jocistas hacia la lucha antifranquista. Además, el ser una organización legal permitía dar una salida a la conciencia de clase incluso de personas que no se ubicaban en la clave de fe en la organización. Son los años de la casa del Bailío como lugar de reunión.

Pancarta en solidaridad con la Revolución Sandinista en la Avenida Virgen de Fátima en los años ochenta. Autor: Juan Suárez Cambronero.

Tendremos presencia jocista en cada lucha por construir un mundo mejor, ya sea en la creación de un nuevo sindicalismo, la conformación de los clubes juveniles en los sesenta; en el boicot a AUCORSA por la subida de precios en 1973, en la huelga de la construcción en 1976, la lucha por la Autonomía -siendo aún hoy un evento clásico en nuestra ciudad la Fiesta jocista por el 28F-. El papel de la JOC en aquellos años la ha convertido en protagonista colectiva de la película Te estoy amando locamente (2023), ambientada en Sevilla.

En los ochenta la JOC será una de las organizaciones que funden el Consejo Local de la Juventud de Córdoba; habrá jocistas implicados en el desarrollo del movimiento vecinal. La JOC participará en las movilizaciones contra la OTAN de esa décadas, y junto al resto de la Pastoral Obrera, hará un recuerdo anual del asesinato del arzobispo salvadoreño Óscar Romero, asesinado mientras oficiaba misa por su defensa de los pobres de su país.

El jocismo también estará presente en las movilizaciones estudiantiles, especialmente en los años noventa a través de la Plataforma de Estudiantes de la JOC, así como el altermundialismo a principios de ese siglo. 

Acto en los años ochenta, en la pancarta del fondo la JOC se solidariza con el pueblo chileno durante la dictadura pinochetista. Entre el público se observa al sacerdote Paco Aguilera con bufanda roja y al futuro concejal Tomás Ruano aplaudiendo. Autoría desconocida.

Ya avanzado el siglo XXI, con la llamada Gran Recesión, la JOC impulsó su “24 horas de deporte” para que los jóvenes afectados por la crisis tuvieran un ocio alternativo con protagonismo de los jóvenes. En estos tiempos recientes también se ha incorporado la JOC nuevas luchas como contra la LGTBIQfobia aunque, como en los años sesenta, generase algún problema con la jerarquía diocesana, al considerar esta “inconveniente” realizar un acto sobre dicha cuestión en 2024, como recogió en su día Cordópolis.

Decía en la primera línea que sin la JOC no se puede explicar la Córdoba de las últimas décadas; ya que por la JOC han pasado generaciones de jóvenes que, fuesen militantes del movimiento o chavales que participaban en sus acciones, se han formado en esta escuela de compromiso colectivo y organización. Han habido jocistas en el sindicalismo, ya sea en la génesis de CCOO como Pepe Balmón o Alfonso Nieto o ya en democracia como Inma Membrives o Rafael Rodríguez -quien fuera secretario provincial de dicho sindicato en el presente siglo-; o si hablamos de USTEA está Elena Hurtado. Si hablamos del movimiento vecinal tenemos al cura Juan Perea o a Manolo Humanes como muestra; en el ecologismo a Pepe Larios, Pepa Bonilla o Curro Cobos como referentes. En los inicios del Centro Social Rey Heredia estaban Juan Suárez o Rosa Pineda. En el mundo de las onegés nos encontramos entre otras a Mari Carmen Gutiérrez “La Rubia”, volcada en los últimos años en el movimiento de denuncia del genocidio en Gaza. También han habido jocistas en las instituciones como los concejales Tomás Ruano, los citados Pepe Larios y Curro Cobos, también Paco Molina o, en la actual corporación, José Carlos Ruiz. Los primeros fueron elegidos en las listas de Izquierda Unida-Los Verdes, los últimos en Ganemos Córdoba y Hacemos Córdoba respectivamente. No sólo en el Ayuntamiento han habido jocistas sino que en el Parlamento Andaluz nos encontramos con Ana Naranjo.

Pancarta jocista durante la manifestación del 1 de Mayo de 1991. Fuente. Archivo de Miguel Ángel Peña Muñoz.

Valga como muestra las personas citadas, unas fueron militantes de la JOC otras simplemente parte de su trayectoria tuvieron contacto con dicho movimiento.

Sirvan esta nómina de personas de diversas trayectorias como muestra de lo que es una plétora de miles -no creo exagerar- de jóvenes cordobeses que han aprendido el valor de organizarse teniendo algún contacto con la JOC, sea participando en alguna acción (Fiesta del 28F, caseta de feria, talleres de verano, repartos de hojillas, realización de encuestas, etc.), en algún proceso propio de la JOC o con participación de sus militantes (CampaJOC, JUDEVAL, MOREMAR, vocalías juveniles de algunas asociaciones vecinales, grupos ecologistas y de solidaridad) y por supuesto los y las militantes que han conformado la organización durante décadas.

Cabe señalar en ese punto también a los sacerdotes como Paco Aguilera, Manolo Gómez, Manolo Varo, Luis Briones o al ya mencionado Juan Perea. Curas que se comprometieron con los jóvenes de la clase obrera cordobesa.

Convivencia de la Plataforma de Estudiantes de la JOC en diciembre de 1996. Autor. Miguel Ángel Peña Muñoz.

Cardinj hablaba de los militantes como la “levadura en la masa” sin la cual esta no fermenta o la “sal de la sopa” donde por mucha sal que se tenga si esta está a un milímetro la sopa no se sala. Este concepto jocista de que los militantes han de estar dentro de la realidad para cambiar es clave para cualquier transformación. La militancia como elemento fundamental para el cambio social, pero no hay militancia sin la acción colectiva y la organización.

Lo dicho en párrafos anteriores es una muestra de la JOC como actor en la sociedad cordobesa, pero también como escuela de la que han salido multitud de personas que se han implicado en nuestra ciudad por mejorar la vida de sus habitantes.    

Acto de la campaña anual con participación de organizaciones invitadas en el año 2000. Fuente. José Amador Morales Sillero.

Tal vez la sociedad cordobesa no sea consciente de dicha aportación, y ello porque en la cultura jocista se tiene como un valor la humildad, la sencillez y el huir del protagonismo. Sin embargo, quiero hacer una reflexión de la necesidad de una memoria histórica obrera -y en este caso jocista-.

Históricamente las clases dominantes han cuidado mucho el dejar su huella en la historia y construir un relato. Así se ha hecho la narración histórica de reyes, obispos y generales: una memoria para gloria de la oligarquía, mientras el rastro de la vida de los humildes eran borradas sin huella y sin relato. Hasta tal punto es así que ese relato memorial termina por incorporarse como elemento patrimonial. Si nos paramos a pensar la identidad de las ciudades y pueblos van vinculadas a monumentos (castillos, parroquias y catedrales -o Mezquita en nuestro caso-, etc.)que son la huella del Poder, de tal forma que la identidad de un pueblo o ciudad no es sino la narración de sus poderosos.

Esta lucha de clases memorial exige a los militantes -en este caso jocistas- no sólo luchar por los derechos de la clase trabajadora, sino escribir su testimonio: ¡dejarla en la memoria!, para que no se olvide que “un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo” y que esto debe ser patrimonio de la sociedad.

Cartel conmemorativo de la reunión de la Coordinadora Europea (COEUR) de JOC celebrada en Córdoba en 2010. Autor: Miguel Ángel Peña Muñoz
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