MEMORIA HISTÓRICA
Buscando a su abuelo represaliado desde Australia o con la carta que escribió el día antes de ser ejecutado
A primeros del mes de mayo de este año abría al fin la Oficina Atención a Víctimas y Memoria Democrática en Córdoba, un espacio para atender a los familiares de quienes fueron represaliados tras el golpe de estado de 1936 y la Guerra Civil. Allí, buscan información, conocer el paradero de sus seres queridos, qué deben hacer para seguir la pista de los testimonios con los que cuentan para saber si su familiar está enterrado en las fosas de los cementerios de Córdoba y, también, hacerse pruebas de ADN para dejar muestras con las que cotejar los restos que se van exhumando.
La Oficina, que está ubicada en parte del edificio de la que fue antigua cárcel del barrio de Fátima y testigo directo entonces de la represión franquista, es hoy un punto donde se cruzan decenas de historias de las víctimas. Hasta allí, por ejemplo, han llegado los correos electrónicos desde Australia de Daniel que, a comienzos de 2023, se enteró de que su abuelo, natural de Villaharta, fue víctima de la represión en Córdoba. Y, ahora, su nieto mantiene permanente comunicación con los responsables de esta oficina para investigar la historia de su abuelo y ver si se pueden recuperar sus restos.
“Sabemos que fue represaliado por bando de guerra y que está en Córdoba capital. Pero aún no sabemos en qué cementerio podría estar”, explica a Cordópolis uno de los técnicos que está al frente de la Oficina y trata con las familias, el historiador Juan Francisco Coto. Él es quien recibe esos correos y va dirigiendo la investigación que junto a la propia familia, desde Australia, se está haciendo sobre su abuelo enterrado en una fosa en Córdoba. La inscripción del Registro Civil constata que el hombre “fue pasado por las armas”, pero desconocen el lugar en el que fue enterrado.
Medio centenar de familias y de historias por recuperar
Como esa historia, la de otras tantas familias. Alrededor de medio centenar ya se han atendido en la Oficina. Como la historia de Pilar, una mujer que también busca los restos de su abuelo. Para hacerlo, aportó una carta que conservaba la familia y que recibieron de él contándoles cómo se encontraba mientras estaba en la prisión provincial que albergaba entonces el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba. En ella daba cuenta de su estado, de que iba a misa a diario en la prisión, pedía a la familia que le llevaran tabaco hasta allí e incluso se apreciaba cierta esperanza en ser liberado pronto.
Pero lo que no supo al escribirla y ahora ha averiguado la familia con ayuda de los expertos de la Oficina es que esa carta fue escrita justo el día antes de ser ejecutado. Los historiadores han podido comprobar que la fecha de la misiva es la de la jornada anterior a la fecha en la que este hombre aparece como fusilado. Porque él forma parte de esa lista de más de 300 personas identificadas con nombre y apellidos en los documentos que hablan de sus ejecuciones y su posterior entierro en las fosas del cementerio de La Salud.
O la historia de Nicolás, que suma hasta 12 familiares represaliados en sus diversas formas, como dos de sus tíos que huyeron al exilio en Francia y acabaron prisioneros en campos de concentración, o como sus padres que pasaron por la prisión y otro familiar que acabó fusilado. Hoy, Nicolás, busca recuperar la huella de cada uno de ellos y guardar su memoria. Historias y recuerdos que se tratan de rescatar a través de esta Oficina de Atención a las Víctimas, a la vez que se recuperan los restos de las fosas del cementerio que guardan los cuerpos de quienes fueron ejecutados tras el golpe de 1936 y por la represión franquista hasta casi mediados del pasado siglo.
Reconstruir sus vidas y sus muertes
Por las manos de quienes están al frente de la Oficina pasa toda la documentación que existe para reconstruir las vidas y las muertes de las víctimas. Y se trabaja con especial dedicación en la atención a sus familias. “La gente llega mostrando interés por saber, por tener información, buscando a un familiar desaparecido, reclamando que sea reconocido como víctima...”, cuenta Juan Francisco Coto.
Recopilar toda la información documental y complementarlo con los testimonios orales que haya, certificar lo que pasó con las personas represaliadas y completarlo con la toma de muestras de ADN de la familia, son los pasos principales de este trabajo que se sigue con cada una de las víctimas.
Los libros de los propios cementerios son una de las fuentes de información, además del Registro Civil, los registros de la antigua cárcel donde hoy se ubica esta Oficina o la bibliografía sobre los hechos históricos del golpe, la Guerra Civil y la represión en Córdoba.
Y también herramientas como el proyecto Concord de la Cátedra de Memoria Democrática de la Universidad de Córdoba, que recupera y digitaliza en una base de datos los expedientes de los tribunales militares en la Guerra Civil y años posteriores. La provincia de Córdoba es la que registró más consejos de guerra en Andalucía, con un número que se estima entre los 8.000 y los 9.000 expedientes, en los que fueron sentenciadas unas 15.000 personas.
A través de ellos, los expertos bucean en toda la información registrada en estos expedientes para recuperar la memoria y aportar verdad sobre la historia de miles de cordobeses. Esas historias que hoy se recuperan de la mano de los familiares y los expertos en la Oficina de Atención a las Víctimas.
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