“Impresiona la sistematización de la barbarie”. Quien expone esta impresión es uno de los investigadores del equipo de la Universidad de Córdoba que trabaja actualmente en la recuperación de la memoria de los consejos de guerra que se hicieron sobre miles de cordobeses en los años de la Guerra Civil y posteriores. La provincia de Córdoba es la que registró más consejos de guerra en Andalucía, con un número aún por concretar que se estima entre los 12.000 y los 15.000, y donde se bucea ahora para que toda la información registrada en ellos sirva para recuperar la memoria y aporte verdad sobre la historia de miles de cordobeses.
El proyecto de investigación -denominado Concord que se realiza dentro de la Cátedra de Memoria Democrática de la Universidad gracias a un convenio con la Diputación Provincial-, ha accedido a los fondos del Archivo Militar de Sevilla para digitalizar todos los expedientes que tienen que ver con consejos de guerra que se desarrollaron en la provincia de Córdoba, a partir de febrero de 1937 y también hasta 1945 durante la represión franquista.
“El objetivo es llevar a cabo un proyecto de recuperación documental y memorialístico. En esos fondos, a día de hoy no sabemos cuántos consejos de guerra hay y por eso se hace esta recuperación patrimonial”, explica a Cordópolis el profesor Francisco Acosta, durante una de las sesiones del equipo de trabajo.
Con ello, se pretende conseguir un segundo objetivo, que es poner a disposición de la ciudadanía toda esa información, de manera que cualquier ciudadano pueda acceder a los documentos y hallar el rastro de muchos familiares de los que, aún hoy, no saben a ciencia cierta qué ocurrió con ellos. Y la investigación persigue, igualmente, contar con toda esa información de manera sistematizada sobre la represión franquista en la provincia de Córdoba, como parte de la Historia que aún hoy, se desconoce con detalle.
“Leer los expedientes es algo muy duro (...) Es un trabajo muy interesante, pero ves las situaciones penosas que se dieron”, asegura María José Ruiz, una de las investigadoras de este proyecto. “Impresiona la sistematización de la barbarie (...) Ves quiénes eran los principales actores de la represión. No se escondían y en los expedientes hay información de todo, que ayudan a la investigación, desde nombres de los denunciantes a todos los detalles sobre sentencias a garrote vil o la fosa donde fuera mandado enterrar el condenado”, cuenta José Manuel Jurado, coordinador del equipo de trabajo. “Habíamos estudiado la represión franquista en los libros, pero aquí ves la realidad de esa represión institucionalizada (...) Todo completamente detallado”, apuntan otros de los participantes en este proyecto que integra a unas 20 personas entre investigadores contratados, estudiantes de Historia e Historia del Arte en prácticas y alumnos que trabajan en su proyecto de fin de grado o máster.
Hasta ellos llegan los expedientes de los consejos de guerra que se han digitalizado previamente en el Archivo Militar de Sevilla. En paralelo, se ha desarrollado una base de datos documental con dos elementos: un visor con buscador donde poder ver el documento y los datos recopilados en cuatro fichas interconectadas con toda la información extractada en una cincuentena de campos. “Con ello, se podrán hacer búsquedas precisas y ricas, a través de esos campos, de cada expediente”, explica el profesor Acosta.
El trabajo que están llevando a cabo en la Universidad de Córdoba disecciona los documentos de los consejos de guerra, uno a uno, nombre a nombre. Así, de cada expediente se conoce las circunstancias del consejo de guerra -lugar, fecha, composición del tribunal, etc-, y las personas vinculadas al consejo de guerra: el encausado, los testigos y los denunciantes que participan en dicho consejo.
En un año de trabajo, los investigadores han podido documentar y extraer la información de unos 1.300 consejos de guerra a cordobeses y cuentan ya con unos 3.500 expedientes volcados y con otros miles más ya digitalizados con los que seguir esta ardua labor. El proyecto Concord está pensado para cuatro años -según el convenio con la Diputación para el mandato vigente-. En ese tiempo, “estimamos que muy posiblemente hayamos podido fotografiar todos los expedientes”, confía Acosta, para dar muestra de lo laborioso de la tarea de investigación, que necesitará de mucho más tiempo o personal para extraer y documentar toda la información de los consejos de guerra.
¿El principal valor de todo este proyecto? Los investigadores lo tienen claro: la investigación reporta utilidad académica para conocer mucho más a fondo cómo fue la represión en Córdoba, con varias tesis ya en marcha sobre el contenido extraído de los consejos de guerra. Pero, sobre todo, “ofrecemos información a las familias que aún hoy desconocen cuál fue la suerte de sus familiares. Es un servicio público evidente para reparar a las víctimas, conociendo cuál fue el destino de los represaliados”.
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