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AGUA
El agua contaminada de los veneros que corren bajo Córdoba

Contaminación incrustada en las paredes del venero en El Patriarca.

Carmen Reina

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La investigación sobre los veneros y galerías por las que corre el agua bajo Córdoba que durante más de una década ha llevado a cabo el ingeniero especialista en aguas Pancho Gamero junto con Ángel Martos antiguo trabajador de Emacsa, le han llevado a detectar los focos de contaminación de estas aguas. Una contaminación que siglos atrás tenía unas determinadas y singulares causas pero que, en la actualidad, a causa de otras también es palpable en algunos veneros de la ciudad.

Si históricamente la ubicación dentro de la ciudad de corrales y granjas hacían que fuera fácil que sus deshechos y todo tipo de animales contaminaran las aguas -como ocurría con un repartidor en uno de los ramales de las Antiguas Aguas del Cabildo en La Axerquía localizado en la Puerta del Rincón-, la contaminación que en los últimos años se aprecia en los veneros de Córdoba también tiene que ver con la mano del ser humano.

Fungicidas utilizados contra las algas de las piscinas en viviendas, aguas residuales de estas y otros residuos como cadáveres de animales acaban actualmente en conducciones de manantiales del subsuelo de la ciudad, explica Gamero a Cordópolis poco antes de impartir este viernes la conferencia ‘Aguas de veneros de Córdoba, su contaminación y su desaprovechamiento’ en el centro cívico Levante dentro de un ciclo organizado por la Sociedad Cordobesa de Historia Natural.

Dos de los puntos de contaminación de estos veneros han sido localizados por este experto en el entorno de El Patriarca, que se ha adentrado en galerías subterráneas, ha visitado la zona y comprobado sus consecuencias. En este entorno, “el antiguo Cañito Bazán aún existe, va entre las casas a ras de suelo y ha habido alguna vivienda que ha tenido que verter el agua en su piscina por estar la conducción en carga, contaminada y de un acentuado color verde”, explica.

Como consecuencia de ello, en época de lluvias estos años atrás, “salían avenidas de agua y desbordaba en alguna casa y centro, algo apestoso y contaminante”.

La contaminación de aguas subterráneas por productos químicos utilizados en piscinas también se da en otra zona de El Patriarca, en “una antigua conducción que abastecía a La Arruzafa y a la zona alta y baja de El Tablero. Desde hace años sufre una gran contaminación, por aguas domésticas sucias, con lejía y sulfato de cobre de fungicidas para piscinas”.

Y, la prueba de que esos productos van al agua de los veneros es que “cuando te metes en el subsuelo en las galerías de la zona de La Arruzafa, están de color azul por el efecto del sulfato de cobre de los fungicidas”, dice mostrando las fotos donde efectivamente se ven esas tonalidades en las paredes de la galería por donde pasa el agua.

“Esa agua se vierte al alcantarillado. Y lleva décadas siendo así”, ha comprobado Gamero, que también ha visto cómo otros puntos de agua subterránea de la ciudad se han contaminado por residuos y hasta animales. “Del manantial de la Huerta Don Marcos -junto a Mirabueno- saqué doce perros que habían tirado en el interior de la galería contaminando el manantial”, recuerda.

Los efectos de arrojar aguas, vertidos y otros residuos a las conducciones de agua naturales acaban penetrando en el subsuelo, en la capa freática incluso, contaminándolos.

Aprovechamiento de los veneros en época de sequía

Si esos vertidos se controlasen y solucionasen, Córdoba podría contar con el agua de los manantiales que corren bajo la ciudad para su aprovechamiento. Esa es la propuesta que realiza este experto, que ha llegado a estudiar palmo a palmo los kilómetros de conducciones y galerías que llevan el agua subterránea en la capital.

“Toda esa agua ahora mismo se está desaprovechando”, dice y pone como ejemplo algunos de esos manantiales como los localizados en la zona de El Tablero o las aguas de la Fuenseca. “Sigue corriendo por la ciudad, al final va a la estación depuradora de La Golondrina y al río”.

Su propuesta pasa por aprovechar esa agua, sobre todo en épocas de sequía: “Igual que se van a hacer los tanques de tormentas para recoger esa agua, se podrían hacer tanques-aljibes y aprovechar esa agua en el riego de jardines o el baldeo de las calles”.

En otros puntos de la ciudad también corre el agua, que luego se vierte al río, como en el Alcázar u otros salideros en El Brillante, cita. “Se deberían estudiar esas aguas, que Emacsa hiciera un control y ver si se puede coger para aprovecharlas”, insiste. Y deja una reflexión para concluir: “No estamos para despreciar ni una gota de agua”.

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