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ÁLEX GALLEGOS / Alfonso Alba

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Mayo es el mes de Córdoba, por excelencia. Y el de toda la provincia, donde hay patios muy singulares. Una de las alternativas más especiales para el mayo festivo está en Montilla, donde el Ayuntamiento y las bodegas han diseñado un planazo: visitas a los patios de las bodegas y lagares de la ciudad, acompañada por sus guías, sus bodegueros y sus viticultores, que al calor de la primavera florida de Córdoba detallan cómo es uno de los procesos más mágicos, la creación de un buen vino.

Hasta el 23 de mayo se pueden visitar los patios de las bodegas de Montilla de dos maneras: o bien acudiendo de lunes a viernes de 10:30 a 13:30 a un patio o un lagar de manera gratuita o bien concertar una visita guiada que incluye degustación de tres vinos por un precio de nueve euros por persona. Toda la información está disponible en la siguiente url: https://www.montillaturismo.es/evento/patios-de-bodega-2021/

La propuesta está siendo muy bien acogida, especialmente por los sibaritas del vino que quieren conocer y hasta participar de un proceso centenario y que buscan algo más que macetas y flores por el mes de mayo. Los guías, bodegueros y productores detallan hasta el infinito cómo es un trabajo muy vocacional y pasional, que ha convertido a la denominación de origen Montilla-Moriles en una de las más singulares de la Península, la que produce sus vinos con la primera vendimia de todo el país y en la que la naturaleza hace que no haga falta añadir alcohol a sus caldos.

Sobre las bodegas y lagares, no están todas las que son pero sí que son todas las que están. La iniciativa del Ayuntamiento de Montilla comienza a consolidarse como una de las grandes alternativas del mayo festivo. Una vez que se vaya recobrando la movilidad regional y nacional, Córdoba se llena de turistas deseosos de conocer sus patios. Muchos optan por acudir unos kilómetros más allá a Montilla, a conocer la cuna del vino fino, pero también a saber cómo se produce, cómo el vino joven que se deposita en las tinajas de los lagares comienza a transformarse y en cómo hay bodegas que están empezando a revolucionar el sector desde una variedad de viña única: la Pedro Ximénez.

Durante los fines de semana, las visitas guiadas se pueden reservar en dos rutas diferentes. Por ejemplo, los sábados se puede comenzar a las 11:00 en las bodegas Pérez Barquero, o en el Lagar Los Raigones o en el Lagar de la Cañada Navarro. A las 12:00 se puede optar por Bodegas Robles o el Lagar La Primilla. Y a las 13:00 terminar en Bodegas Alvear o en Bodegas Cabriñana. El domingo, el plan puede arrancar en las bodegas Pérez Barquero o en el Lagar La Primilla a las 11:00, para continuar a las 12:00 en Bodegas Robles, el Lagar Los Raigones o el Lagar La Primilla, y concluir a las 13:00 en Bodegas Alvear o Cabriñana.

Cualquiera de estas rutas es ideal para conocer los secretos de los vinos de Montilla. Y con cualquiera el visitante puede hacerse una idea tanto de la historia, como del presente y hasta del futuro del marco.

Alvear, por ejemplo, es la bodega más antigua de Andalucía y la segunda de toda España. Está en Montilla desde su fundación en el año 1729 por Diego de Alvear. Una visita a sus monumentales instalaciones hace comprender al turista de las dimensiones que el vino llegó a alcanzar en Montilla. Y el poderío que sigue teniendo. Teresa es la guía que acompaña a los visitantes por un primer, segundo y hasta tercer patio donde se mezcla la industria con la tradición, las flores con el olor, el moho que tiene que tener una bodega para conservar la humedad y la temperatura, con otra floración clave en Montilla: el velo en flor.

Teresa detalla cómo “el turista de calidad” que le suele acompañar en estas rutas es o un amante del vino o acaba siéndolo. Con un conocimiento enciclopédico y una capacidad de divulgación y resumen excelente, Teresa va detallando al visitante todo el proceso de elaboración en una zona donde las flores y la vegetación también son importantes.

Las flores y los insectos que las polinizan son el jardín y el eje principal de Bodegas Robles. Francis Robles ha sido capaz a lo largo de los años, remando a contracorriente, de crear una de las firmas más innovadoras de España. En las paredes de su oficina cuelgan las decenas de premios de todo tipo por sus vinos ecológicos, especialmente la joya de la corona, el PX. Pero por su cabeza pasan decenas de nuevos proyectos que han consolidado a la bodega en el panorama internacional.

El patio de Robles es el de su casa y también el de su bodega. Y desde luego, en el que los visitantes degustarán los caldos que produce. Dentro del mismo patio está la viña, con su cubierta vegetal ecológica, donde ya asoman los racimos de la cosecha de este verano. Y desde la misma viña se ve la bodega, con todo su proceso industrial y también la lucha de Francis Robles contra la huella de carbono de la producción con la instalación de paneles solares.

Robles es un científico del vino que donde otros vieron crisis él atisbó una oportunidad de que Montilla fuese lo que siempre fue: el paraíso de la viticultura del sur de la Península.

Francis Robles explica desde su patio cómo es el proceso del viñedo ecológico desde el principio, en la propia vid, hasta el final, durante un complejo envasado que hasta con su nuevo espumoso tiene mucha ciencia y mucha historia detrás. Robles identifica a esos insectos tan necesarios para la polinización y detalla cómo se atisba ya la cosecha. Por su patio, además, no paran de brotar iniciativas culturales. Y por su bodega, durante los últimos meses, dirige semanalmente catas con los mejores sumilleres de España al mundo entero gracias a algo ya tan poco innovador como es internet. También cuenta con orgullo su alianza con el chef Paco Morales con el que ha creado un vermú con recete andalusí y por su puesto detalla, a preguntas de los periodistas, cómo el pedro ximénez se sigue elaborando de manera tan artesanal como hace más de un siglo.

Pero Montilla también son lagares. En su sierra, las vides ganan a los olivos en el paisaje, algo cada vez más raro en la Campiña de Córdoba. Y junto a las vides crecen esos lugares tan especiales: los lagares. El lagar es el lugar donde se pisaba la uva y por extensión el edificio donde se guardaba la primera prensa. Muchos se han reconvertido también en bodegas, como el caso de Cabriñana, el lugar más rockero de la Sierra de Montilla. Otros mantienen sus aljibes donde empieza a fermentar el vino nuevo (toda una experiencia para los sentidos).

Cabriñana es un lugar especial. No deja de ser una empresa familiar a la que le une ahora otra pasión además del vino: el rock and roll. Sus barriles no están firmados por folclóricas, sino por miembros de Obús, por Rosendo Mercado o hasta por críticos musicales de la talla de Diego Manrique. De hecho, en el interior de esta bodega-lagar hay un maravilloso escenario perfectamente preparado para que se suba cualquier virtuoso de la guitarra eléctrica a tocar ante una audiencia reducida. Las paredes están decoradas con imágenes de sus ilustres visitantes, pero también son un pequeño museo de la viticultura repleto de aperos, de productos de laboratorio, de instrucciones de complejísimas maquinarias para producir vino... Y sus propietarios son otra enciclopedia viviente que disfruta relatando todo un proceso que para cualquier novato es absolutamente mágico.

La Primilla es una de las pocas bodegas que conserva la denominación de lagar en su  nombre. La distribución arquitectónica y el encanto de la propiedad transportan al visitante a la magia de los lagares de hace más de medio siglo Con varios siglos de antigüedad, hoy está habitado por la cuarta y quinta generación de una familia de vitivinicultores.

Cañada Navarro es un antiguo lagar en el que se pueden apreciar los vestigios del pasado en prensas de viga repartidas por el caserío actual; está situado en la Sierra de Montilla y rodeado de viñedos propios. Emilio Jiménez Panadero, propietario desde 1961 lo reformó en la década de los 70 del pasado siglo, para darle la configuración actual. En la actualidad las labores propias del Lagar Cañada Navarro las desarrollan sus dos hijos: Santiago como cosechero y elaborador de los vinos, y Manuel como director agrícola de la finca. Ofrece la posibilidad de degustar sus caldos a pie de tinaja. 

Los Raigones es un lagar del siglo XVIII, reformado y ampliado por Santiago Jiménez Arragoeta en el año 1954, y posteriormente por sus hijos, situado en el corazón de la Sierra de Montilla formado por almazara y lagar. Durante el año se realizan visitas guiadas, catas dirigidas, desayunos molineros, almuerzos, aperitivos.

Otra de las bodegas con más solera de Montilla es Pérez Barquero. Fundada en1905 por los hermanos Pérez Barquero es hoy un grupo formado por cuatro empresas. La visita se realiza por personal especialista de la bodega que termina con la degustación de sus vinos.

¿De verdad te vas a perder este planazo?

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