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Ofrecen al Ayuntamiento recuperar algunas de las estatuas que Sandokán encargó para Córdoba 2016

Algunas de las esculturas que Marco Augusto Dueñas hizo por encargo de Sandokán.

Juan Velasco

15 de septiembre de 2021 05:00 h

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De Abderramán al obispo Osio, pasando por Machaquito, el Gran Capitán, Manuel Benítez El Cordobés, Góngora, el Inca Garcilaso o el Duque de Rivas. Pero también los Reyes Católicos, Julio César o Cristobal Colón. Son 50 estatuas, casi todas de unos tres metros de envergadura, y la mayoría de las cuales tienen más de 20 años. Todas ellas las esculpió el escultor cordobés Marco Augusto Dueñas entre los años 2003 y 2008 por encargo del empresario Rafael Gómez Sandokán, con la complicidad de Miguel Castillejo -entonces máximo responsable de CajaSur-, y con el objetivo de cederlas a la ciudad para su proyecto de ser capital europea de la Cultura en 2016.

Las estatuas existen, todas ellas se terminaron y se pagaron en casi su totalidad. Fue un desembolso millonario por parte del empresario cordobés, que antes de pasar por prisión estaba ungido en la ciudad y se podía permitir emprender misiones como éstas. Lo recuerda ahora el propio Dueñas, que atiende a Cordópolis desde su estudio de Pietrasanta (Italia), donde descansan buena parte, más de una treintena, de las 50 estatuas encargadas por Gómez.

El resto están en Córdoba. Dos de ellas, concretamente la de Cristobal Colón y la de Lucano, descansan en las naves de Colecor, hoy ya en manos de nuevos propietarios, mientras que otra docena están en paradero desconocido para el autor de las obras, un Dueñas que ha reconocido que le ha ofrecido al Ayuntamiento de Córdoba la posibilidad de que buena parte de las estatuas se instalen en la ciudad de Córdoba.

Y es que, según el artista, que tiene tallas en la Catedral de la Almudena de Madrid y en el Vaticano, ha habido “conversaciones serias” con el Ayuntamiento de Córdoba para recuperar una veintena de las esculturas que están ahora en Italia y llevarlas a Córdoba. ¿De qué estatuas hablamos? Dueñas apunta a una veintena que están en poder del propietario del material con el que fueron talladas, al que se le adeudan “cerca de 300.000 euros”.

Desde el Ayuntamiento de Córdoba, consultado por este periódico, han reconocido haber mantenido conversaciones con el escultor, si bien aclaran que no tienen intención de adquirir las estatuas. “Es cierto que se ofreció, pero se dijo que no. Que no está dentro dentro de las prioridades y que no se van a comprar”, afirman las fuentes municipales consultadas.

Un parque escultórico que iba desde Medina Azahara a Córdoba

El escultor cordobés, sin embargo, confía en la posibilidad de que la venta se lleve a término, ya que cree que, por ese desembolso, la ciudad podría disponer de “un conjunto escultórico único en el mundo” y que ya es, según asegura, “motivo de peregrinación en Pietrasanta”, donde la gente ha acudido a verlas. El propio artista insiste en hacer una videollamada para mostrar la envergadura y el buen estado de las tallas, diseminadas en su estudio de la localidad italiana, famosa además por ser uno de los sitios donde vivió Miguel Ángel.

Para llegar al origen de este proyecto escultórico hay que viajar a los felices años de inicio del nuevo milenio. A la Córdoba del triunvirato político-económico-empresarial que formaron la alcaldesa Rosa Aguilar, el sacerdote-banquero Miguel Castillejo, y el empresario Rafael Gómez. En aquellos años se planificó también el sueño de la Capitalidad Cultural Europea a la que aspiró Córdoba y que se truncó hace justo diez años.

Pero mucho antes, en el año 2003, Gómez encargó medio centenar de estatuas que después pensaba donar a la ciudad en su carrera por ser capital europea de la Cultura. Dueñas recuerda que el proyecto, millonario (“50 esculturas de 50 o 60.000 euros cada una, haz los números”, dice), llegó a tener hasta una ubicación soñada por Gómez, una especie de parque escultórico con todas las tallas que iba desde la Casa de la Marquesa de Medina Azahara hacia Córdoba.

Todo aquello se truncó en los años venideros: Gómez acabó en los tribunales con varias causas abiertas y su patrimonio embargado, y se convirtió en el mayor deudor de la ciudad de Córdoba. Las estatuas, por su parte, se pagaron casi en su totalidad, salvo esos 300.000 euros que Dueñas afirma que se le deben al propietario del desbaste y que ahora, de abonarse, podrían hacer que se recuperara la obra.

Por otro lado, Córdoba ya luce el trabajo de Dueñas en sus calles: el Gobierno de José Antonio Nieto (PP) instaló en 2015 una estatua de Claudio Marcelo realizada por el artista junto al Ayuntamiento, en la entrada a las columnas del Templo Romano. Aquella decisión -polémica en su día por el coste de la instalación- ya llevó a que se hablara de recuperar este patrimonio escultórico, que el propio Rafael Gómez llevó en el programa electoral con el que concurrió a las elecciones de 2011, en las que Unión Cordobesa fue segunda fuerza tras el PP.

Ahora, con el PP de nuevo en Capitulares, Marco Augusto Dueñas ha retomado sin éxito la posibilidad de que la ciudad recupere las estatuas encargadas por Rafael Gómez. Además, ha remarcado que lo ha hecho con el conocimiento del empresario, quien, al comentarle la posibilidad de retomar el proyecto, le habría dicho que iba a donar las suyas a la ciudad, como siempre había sostenido.

En este sentido, ha recordado que hace algunos años ya se habló de la posibilidad de convertir en un bien cultural estas esculturas, como paso previo a traerlas a la ciudad, si bien -sostiene ahora- “la presencia de Rosa Aguilar en la Consejería de Cultura de la Junta lo impidió”. “Hay vendetas personales que repercuten negativamente a los ciudadanos”, lamenta Dueñas, al otro lado del teléfono.

Aunque con ganas de hablar del pasado, el escultor reconoce que prefiere mirar al futuro y pelear para que Córdoba pueda recuperar el patrimonio escultórico que talló hace ya casi 20 años, por encargo de los poderes políticos y económicos de una Córdoba que parece ya casi tan vieja como los 50 personajes ilustres que Dueñas inmortalizó en mármol de Carrara. No lo tiene fácil. El no parece tallado a fuego en Capitulares cuando se habla de estas estatuas.

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