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Un investigador describe los vínculos de la familia Cruz Conde con los regímenes totalitarios

Cambio de la calle Cruz Conde a Foro Romano | ÁLEX GALLEGOS

Juan Velasco

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El investigador Rubén Serrano, de Puente Genil, ha trazado una cuidada cronología de la vinculación de la familia Cruz Conde con los regímenes totalitarios que emergieron en España durante el siglo XX, y que, a su juicio, debería bastar para impedir la rotulación con este apellido de la actual calle Foro Romano, en virtud de la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía.

Serrano, graduado en Historia del Arte y máster en Producción e Investigación en Arte por la Universidad de Granada, abrió esta línea de investigación a partir de un episodio que protagonizaron los hermanos Cruz Conde en su localidad, Puente Genil. Así, a raíz de un trabajo sobre el escultor montalbeño Enrique Moreno acabó indagando en la activa participación de la familia Cruz Conde en el surgimiento e implantación de los regímenes totalitarios en España y Córdoba, y que va más allá de la más conocida vinculación del alcalde José Cruz Conde con la dictadura de Primo de Rivera.

“Para conocer la filiación de la familia Cruz Conde con los regímenes autoritarios debemos remontarnos hasta principios del siglo XX”, explica Serrano, que en su artículo se remonta incluso más allá. Al año 1896, cuando José Cruz Conde ingresó en la Academia de Artillería de Segovia. De ahí, salta a 1909, cuando éste consigue “ser destinado (voluntariamente) a Marruecos, para participar en la carga de Taxdirt” y donde conoce “al que fue su principal valedor en la carrera política, el general Cavalcanti, que acabó solicitando su colaboración para la conspiración del 13 de septiembre de 1923”, que desembocó en el golpe de Estado y la posterior dictadura del general Miguel Primo de Rivera.

Para este episodio, cita la biografía de la figura realizada por el recientemente fallecido profesor de la Universidad de Córdoba, Enrique Aguilar, en la que se describe la función del futuro alcalde de Córdoba como “enlace entre el mencionado Cavalcanti, el general Sanjurjo y Primo de Rivera, localizados en Madrid, Zaragoza y Barcelona, por ese orden”. “Una vez conseguidas sus pretensiones, el recién autoproclamado Jefe de Gobierno, compensó a Cruz Conde concediéndole la alcaldía de la ciudad de Córdoba”, donde, según Serrano, “fue el encargado de vertebrar en Córdoba el brazo político de la Dictadura, el partido Unión Patriótica (UP)”.

De manera posterior, con la caída del régimen primoriverista, cambió de residencia, estableciéndose en Madrid, donde pasaría sus últimos días conspirando de forma activa contra el incipiente nacimiento de un nuevo modelo de Estado, mientras su hermano Rafael Cruz Conde le sucedía en el cargo como alcalde de Córdoba hasta el año 1929, cuando fue elegido como presidente de la Diputación Provincial de Córdoba, en la que permanecería por un año.

Con la República, la familia Cruz Conde desaparece de la vida pública, si bien sí que forman parte activa en la implantación de Falange Española en Córdoba. De ello se encargó, explica este historiador, el militar Rogelio Vignote y Vignote, mientras que Alfonso Cruz Conde, hijo de Rafael, fue el jefe provincial de Falange desde 1934 hasta el comienzo de la Guerra Civil.

“A partir de este momento, la nueva generación de los Cruz Conde dio comienzo a un fenómeno de militancia por la que harían aparición en el panorama social y político del siglo XX. Tanto es así, que una de sus primeras actividades registradas, en nombre de la causa falangista fue el intento de destruir un busto dedicado a Pablo Iglesias, fundador del PSOE, situado en la localidad de Puente Genil”, indica el texto de Serrano, que recuerda que este episodio -que fue el que le puso tras la pista de la familia- fue registrado por los diferentes periódicos de la época.

Estos sitúan en la localidad, además de Alfonso, a su hermanos Antonio y Juan Cruz Conde, “que fueron detenidos, portando consigo material de asalto, entre los que se encontraba una pistola de alto calibre”. Aunque el episodio no tuvo repercusiones penales y, tras la Guerra Civil, con el establecimiento del régimen franquista, éste acudió a las antiguas familias que ya tuvieron un papel importante en la etapa primoriverista para labores de gobierno. Así, en la ciudad de Córdoba, como era de esperar, fue la familia Cruz Conde la que ocupó los puestos en la alcaldía.

En primer término, Alfonso Cruz Conde, alcalde entre 1949 y 1951 y procurador por las cortes franquistas hasta el año 1964. Después, le siguió su hermano Antonio, alcalde desde 1951 hasta 1962 y presidente de la Diputación Provincial (1962-1967).

Por todo ello, Rubén Serrano concluye que este texto debería hacer reflexionar al Ayuntamiento de Córdoba en su intención de devolver al callejero el apellido Cruz Conde, ya que chocaría contra la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía. “La experiencia de más de 30 años de ejercicio democrático y de autonomía en Andalucía permite abordar, de forma madura y abierta, la relación con nuestra memoria democrática, teniendo en cuenta que recuperarla es la forma más firme de asentar nuestro futuro de convivencia y paz”, sostiene.

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