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Córdoba es la séptima provincia de España en economía sumergida

Córdoba ! MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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Un informe asegura que el 28,8% del Producto Interior Bruto de la provincia no se declara

Córdoba es la séptima provincia de España con más economía sumergida, según recoge el informe La economía sumergida pasa factura. El avance del fraude en España durante la crisis, presentado hoy por los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) y dirigido por el profesor Jordi Sardà de la Universitat Rovira i Virgili. Según este documento, el 28,8% del Producto Interior Bruto de la provincia no se declara.

En el ránking de provincias que más dinero negro usa Córdoba es superada por Almería (en primer lugar, con un 31,4% de su PIB), Zamora, Albacete, Granada, Cáceres y Badjoz. Sin embargo, desde el año 2000, que es desde cuando se hacen este tipo de informes, el peso de la economía sumergida en la provincia de Córdoba ha aumentado de forma espectacular. Así, en el año 2000 Córdoba ocupaba el puesto 31 en el ránking de las 48 provincias españolas con más dinero negro (no se cuenta ni País Vasco ni Navarra, donde los impuestos los recaudan sus respectivas comunidades forales). En el 2000, el PIB cordobés en negro suponía un 20%. Entre 2004 y 2007 esta cifra creció hasta el 22,4% (y Córdoba se colocó en undécima posición) para alcanzar ya el 26,2% entre 2008 y 2011, y el 28,8% en el año 2012, el último en el que hay datos.

DATOS NACIONALES

Según se desprende de este estudio, el volumen de la actividad económica en negro en toda España aumentó de media unos 15.000 millones de euros anuales desde el inicio de la crisis en 2008, cuando la tasa de economía sumergida se situó en el 17,8% del PIB. Sin embargo, en 2009, considerado como el momento más duro de la recesión, el dinero oculto se disparó en más de 27.000 millones de euros, tanto como los dos ejercicios siguientes juntos.

Este importante incremento se debió en gran medida al efecto “arrastre” provocado por el ‘boom’ inmobiliario, ya que en los años previos logró crear una gran dependencia de la economía española ligada a este sector y que fue imposible de cortar por lo sano en los primeros momentos de la crisis económica y financiera.

Al tsunami del ladrillo le siguieron otras causas que influyeron de modo decisivo en el aumento del fraude, como el espectacular repunte del paro –triplicándose la tasa de desempleo hasta el 26% de la población activa a finales de 2012–, las subidas de impuestos que no fueron acompañadas por un eficiente control tributario y la multiplicación de casos de corrupción política y empresarial.

Además, a estos factores se sumó uno transversal, que es el masivo uso de billetes de 500 euros en nuestro país, que representa el 73,7% del efectivo en circulación y el 14% del valor de todos los billetes de 500 que se manejan en la zona euro. Estos billetes son el instrumento preferido por los defraudadores para saldar operaciones al margen del fisco.

Por otro lado, más allá de los datos puramente económicos, el informe señala que en España existe un grave problema de moralidad con el pago de impuestos, lo que complica aún más la equiparación de nuestro nivel de fraude al de otros países europeos donde la cultura defraudadora no está tan enraizada. De hecho, sólo Italia, Portugal y Grecia presentan valores superiores a los españoles, pero aún nos situamos muy lejos de países como Alemania (13,1%), Francia (10,8%) o Gran Bretaña (10,1%).

En este sentido, el informe incluye como una de sus propuestas la reducción de la economía sumergida en al menos diez puntos porcentuales, un objetivo que considera realista, si bien reconoce que es “muy difícil” bajar de tasas de entre el 6% y el 8% del PIB, dado que hay actividades económicas que no serían rentables si se legalizasen.

EL EFECTO CAPITAL Y LA BRECHA ENTRE PROVINCIAS

Uno de los puntos fuertes que caracterizan este estudio es que analiza el impacto de la economía sumergida por comunidades autónomas y provincias, permitiendo sacar conclusiones sobre cómo la crisis ha incidido de forma desigual en los diferentes rincones del país.

Así, el estudio hace hincapié en el peculiar caso de Madrid, que registra una tasa de economía sumergida “llamativamente baja”, del 17,3% de su PIB, la más moderada del país. Este fenómeno se explica por la elevada concentración de grandes empresas nacionales y extranjeras y grandes fortunas, que concentran los ingresos tributarios de sus actividades en esta comunidad mientras que gran parte de su negocio se genera en otras autonomías.

De hecho, en Madrid tienen su sede el 60% de las 100 mayores corporaciones empresariales del país, muchas de las cuales eluden el pago de impuestos a través de las prácticas fiscales abusivas como las exenciones fiscales.

En un análisis territorial, el mayor aumento del fraude se registró en aquellas autonomías más castigadas por el colapso del ladrillo y el desempleo, como Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Canarias y parte del Levante español, aunque también se dejó sentir con intensidad en zonas tradicionalmente con un menor dinamismo económico, como las zonas rurales y de interior de Galicia y Castilla y León.

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