Juan Velasco es periodista y promotor cultural. Desde hace un tiempo coordina el área de Cultura de Cordópolis. Antes de eso, ha sido durante una década colaborador de la Agencia EFE en Córdoba y en Guadalajara y también ha estampado su firma en prensa especializada como Enlace Funk o Vicious Magazine. Como disc jockey, bajo el alias Juani Cash, dirige desde 2015 la promotora Jukebox Jam! y ha sido dj residente y programador en Sonora Beach (Estepona) y Gran Baba (Cádiz). También ha impulsado en Córdoba el Festival de teatro InstanTeatro (2018) y ha trabajado en la programación y la producción del Festival RíoMundi en 2018 y 2019.
De la quincemización a la gloverización
Pasó desapercibida, pero ahí estaba todo. El 1 de mayo de 2011, coincidiendo con el Día del Trabajo, un millar de personas organizó su propio Primero de Mayo alternativo en Barcelona. Lejos de sumarse a las protestas sindicales previstas por CCOO y UGT, que transcurrieron de forma pacífica, este grupo decidió excursionar de otro modo por la ciudad condal: pintando bancos, cajeros y establecimientos de comida rápida, rompiendo escaparates y quemando contenedores.
En el punto álgido de la protesta, se pasearon por la zona noble de la ciudad, por donde vivía el entonces presidente Artur Mas, y quemaron un muñeco que lo representaba. Le hicieron vudú al molt honorable, en un día que terminó con 15 personas detenidas y alguna carga de los Mossos, de esas a las que, con el tiempo, nos hemos acostumbrado.
El lema de esta protesta era Ahora nos toca a nosotros. Aquel Primero de Mayo había 5 millones de parados en España, una primera reforma laboral que había desembocado en una huelga general, y unas elecciones municipales convocadas para unos días después.
Aquel día, además, se empezaba a hablar de otra protesta, que iba a tener lugar 14 días después, el 15 de mayo, y que habían convocado colectivos con nombres entonces tan exóticos como Juventud Sin Futuro y Democracia o Democracia Real Ya. Colectivos que, como aquel millar de manifestantes de Barcelona, pensaron que ahora era su turno. Que tocaba un cambio: de políticas y de protagonistas. De ciclo y de sistema.
Siempre recordaré el 15M como un acontecimiento clave en la forma de sentir y de expresarse de una generación, la mía, que se vio, de repente, privada de futuro. Estuve en Sol, fui varias veces, pero nunca formé parte del movimiento. Jamás sentí que mi sitio estuviera en lo asambleario, entre otras cosas porque yo entonces ya sufría los rigores de la gloverización del periodismo (era falso autónomo para una gran empresa informativa) que me impedían tomar parte activa en nada que no fuera llegar a fin de mes.
También recuerdo que mi desengaño fue rápido. El 22 de mayo, el PP arrasó en las municipales y tiñó de azul toda España. Unos meses después, Rajoy se hizo con el Gobierno con una mayoría absolutísima.
Si algo me enseñó el 15M es que, a la larga, el peor dolor es siempre el que uno puede soportar.
Hoy, no sé qué queda de aquello. Poco, me imagino. Miro las redes y veo a a grupos de riders, con menos derechos y un futuro más negro del que teníamos nosotros hace diez años, criticando una ley que les da mejores condiciones.
Y no puedo evitar pensar que, si hoy se repitiera el 15M, sería más probable ver a un rider de Glovo llevándole unas pizzas a los asamblearios, que a un grupo de riders participando en la comisión de derechos laborales de la acampada.
Sobre este blog
Juan Velasco es periodista y promotor cultural. Desde hace un tiempo coordina el área de Cultura de Cordópolis. Antes de eso, ha sido durante una década colaborador de la Agencia EFE en Córdoba y en Guadalajara y también ha estampado su firma en prensa especializada como Enlace Funk o Vicious Magazine. Como disc jockey, bajo el alias Juani Cash, dirige desde 2015 la promotora Jukebox Jam! y ha sido dj residente y programador en Sonora Beach (Estepona) y Gran Baba (Cádiz). También ha impulsado en Córdoba el Festival de teatro InstanTeatro (2018) y ha trabajado en la programación y la producción del Festival RíoMundi en 2018 y 2019.
0