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El necesario cuidado del patrimonio

Rafael Ávalos

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La hermandad del Cristo de Gracia muestra cómo se desarrolla la labor de limpieza de enseres en las distintas cofradías de cara a sus próximas estaciones de penitencia | Los días de trabajo lo son también de convivencia en las corporaciones

Al fondo, en unas mesas dispuestas con tal motivo, continúa el reparto de papeletas de sitio de cara a la estación de penitencia del próximo Jueves Santo. Mientras, una joven se prueba la túnica con que desfilará dicho día. La actividad no cesa en ningún momento en las cofradías cordobesas en estos días de Cuaresma, en los que tienen lugar el montaje y desmontaje de cultos o la organización de los cortejos que preceden a los titulares de cada corporación. En ese sentido, también es importante la limpieza de enseres, pues estos son parte importante de las procesiones. Los distintos atributos conforman el guión, que debe de aparecer cuidado tanto en el aspecto físico como en el orden dentro de la comitiva. Estas piezas, que suponen una gran aportación al patrimonio de las hermandades, reciben en la actualidad el necesario tratamiento para que en la calle puedan lucir como es corresponde.

Son las ocho de la tarde. Al tiempo que prosigue el reparto de papeletas de sitio y de túnicas, en otra sala de la casa hermandad de la trinitaria corporación del Cristo de Gracia varios de sus miembros comienzan con la limpieza de enseres. Sobre las mesas, incensarios, vara de plata o de madera o un par de bocinas. La antigua cruz de guía de la cofradía, que utiliza en la actualidad en el Vía Crucis que realiza antes del inicio de Semana Santa, también recibe el cuidado de los hermanos. Es momento de preparar todos cuantos atributos formarán parte de la estación de penitencia el Jueves Santo venidero, todo con el máximo cuidado. “Tratamos sobre todo de no usar un material que sea muy abrasivo, porque estamos hablando de unos materiales que se pueden deteriorar con el paso del tiempo”, explica sobre el proceso Lisardo Romero, rector de penitencia de la hermandad del Esparraguero. “A las varas se les dio en su día unos baños para que la plata no hubiese que tratar con materiales abrasivos y normalmente se limpia simplemente con un paño un poco húmedo”, indica.

Diferente es en el caso de piezas realizadas en otro material, como alpaca o latón, que sí se tratan con un limpia platas rebajado, o la madera, para la que se hace uso de un limpiador de cera u otro exclusivo con aditivos especiales para que la vara no sufra. En definitiva, es ésta una labor en la que, claro está, resulta muy importante evitar el más mínimo deterioro en “atributos que han costado mucho dinero y que conforman un patrimonio que tiene la hermandad y Córdoba entera, digamos, porque toda la ciudad disfruta de estas platas, de estos bordados”. “No sólo se trata de exhibirlos ese día, que es nuestra intención y hacerlo lo mejor posible, sino de luego no guardarlos de cualquier manera y se pueda ir al garete”, señala Lisardo Romero. Porque los enseres, una vez concluida la estación de penitencia, son colocados en su pertinente lugar hasta la siguiente ocasión en que hayan de salir a la calle. Esto es, salvo que existan desfiles extraordinarios, de un año para el siguiente, motivo por el cual también se produce un adecuado trato de las obras que forman parte del guión de la cofradía.

En el caso de las varas, ya fueren de plata o de madera, como las que recoge en su patrimonio la hermandad del Cristo de Gracia, son envueltas en plástico con el fin de evitar que el polvo o cualquier otra cuestión pueda perjudicarlas. Diferente es el trato que se da a la tela de estandartes o dalmáticas, pues necesita de una temperatura estable para no sufrir daño. En lo que a la limpieza de enseres se refiere, apunta Lisardo Romero que “se ha avanzado mucho”, pues recuerda que “antiguamente se usaban unos materiales que iban quitando capas, de forma que brillaban mucho, pero iban deteriorándose”. El rector de penitencia de la trinitaria cofradía destaca el peso que dentro de la misma tienen estos atributos, que están por encima de los cien, pues además muestran el recorrido de la propia corporación. “Tenemos un guión extenso y viene marcado por la propia historia de la hermandad. Tenemos unos banderines, que son coros. Indagando de dónde venían, resulta que ésa era la organización antigua de la cofradía. Si ahora está dividida en sectores, antes era en coros y el rector de cada uno de ellos era el encargado de tener a la gente del mismo cerca de la hermandad. Esa simbología la seguimos respetando y sacando, porque es algo intrínseco de la hermandad”, expone. Esos coros, por cierto, tienen como nombre las cuatro imágenes del paso que cada Jueves Santo recorre las calles de la ciudad.

Es éste un ejemplo de la importancia que los atributos tienen dentro de las cofradías, que estos días trabajan también en su limpieza. Son jornadas de dedicación en las distintas corporaciones, jornadas que además sirven para estrechar lazos y fomentar el espíritu de hermandad. “Tanto en eso como en el reparto de túnicas, me gusta rodearme de mucha gente. Más que por la necesidad de manos, por el apoyo de unos a otros, por la convivencia, por el aspecto de hermandad”, resalta Lisardo Romero en relación a un tiempo que concluye con una comida en la última sesión de la labor. “Es una forma de convivir y de felicitarnos, porque ya tenemos nuestro trabajo hecho”, comenta. En pocos días, apenas 19 -23 en el caso del Cristo de Gracia-, los enseres lucirán en la calle como es debido y la ciudad podrá disfrutar de ese patrimonio.

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