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El vecindario decide

MADERO CUBERO

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Vaya por delante que mi historia personal está unida al Parque Cruz Conde. En la última reforma del parque, desde la asociación vecinal del barrio defendimos mantener su máxima apertura desechando cualquier posibilidad de cierre y alentando a que el parque fuera accesible y seguro.

Pero esta posición personal no nos hace olvidar que, ya hace más de veinte años, asistimos a la reforma de los jardines de Colón, debatiéndose sobre la idoneidad o no de su cierre, que de hecho se realizó durante algún tiempo, hasta que se decidió abrirlo las veinticuatro horas del día. Desde ese momento, hemos asistido a la inauguración de parques de mediano y gran formato y, en cada caso, se han adoptado decisiones diferentes en función de las demandas del vecindario más afectado.

En el distrito Norte, se ha preferido defender el vallado de la Asomadilla, y cerrarlo por la noche, en vista de la dificultad de su vigilancia que podía degenerar en su destrozo. En lo que respecta a los Jardines Juan Carlos I, a las espaldas de la antigua Veterinaria, la asociación vecinal defendió desde el principio que quería vallado y vigilancia, lo que ha permitido limitar los usos inadecuados.

Por el contrario, el Parque de Miraflores, en el distrito sur, se ha mantenido abierto y la ausencia de vigilancia ha provocado su deterioro acelerado. En cuanto a Los Omeyas, en Miralbaida, se ha optado por mantenerlo abierto no sin un amplio debate. En el Parque Cruz Conde, insisto, se ha optado por incrementar su iluminación y accesibilidad aunque se echa de menos falta de vigilancia.

Por tanto, el vecindario siempre se ha preocupado porque las zonas verdes se mantengan de la mejor forma posible, reivindicando actuaciones desde el departamento de jardines y desde el área de seguridad. Años atrás, se habló de recuperar los vigilantes de jardines y de hecho se mantuvo esa figura algún tiempo. Pero, al margen de la vigilancia diurna, queda la duda de evitar los usos inadecuados nocturnos, usos que pueden ser incluso delictivos. Ante ello, las asociaciones vecinales han adoptado la solución que han considerado mejor, después de valorarla entre el vecindario. El objetivo no es restringir el uso del espacio, sino asegurar su adecuado mantenimiento y función.

Por esa razón, la polémica sobre el proyecto de cierre nocturno del los jardines Madre Coraje, en Lepanto, nos parece absolutamente artificial. Es un proyecto que se viene defendiendo por las asociaciones vecinales afectadas (Unión de Levante y Viñuela) desde hace una década y ha pasado por el debate interno, las asambleas de presupuestos participativos y el propio consejo de distrito. Forma parte del plan de barrio y de distrito sin que se haya generado polémica. Se ha optado por esa solución ante las demandas recibidas y ante la falta de otras soluciones mejores. En ningún caso se restringe el uso público de los jardines ni se impide que se pueda cruzar por ellos al dejar abiertas las dos calles peatonales. Es comprensible que haya algunos vecinos y colectivos con otra opinión pero les animo a que debatan en su barrio, en su asociación o en su consejo de distrito, en la seguridad que la decisión adoptada no ha sido caprichosa y está fundamentada y legitimada.

ÁREA DE CIUDAD FÍSICAFEDERACIÓN DE ASOCIACIONES VECINALES AL-ZAHARA

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