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La inspección educativa y los Institutos de Educación Secundaria

Alfonso Alba

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Hace un mes aproximadamente el Sindicato CSIF publicó una nota de prensa en la que se recogían los ajustes en los horarios de algunos Institutos de Educación Secundaria de Córdoba y la provincia, porque según la Inspección educativa de la Delegación no se adecuaban a la normativa. El lector pensará: algo común, usual. La Inspección debe “supervisor” el buen funcionamiento de un centro educativo y, por supuesto, el horario del profesorado y del alumnado es muy importante. Pero cuando se debe cambiar el horario por una disparidad de criterios, por una distinta interpretación de la norma, por extraer una deducción fuera de la lógica, y, sobre todo, cuando desde la jerarquía se requiere y se impone el cambio forzoso, sin posibilidad de llegar a un acuerdo, consenso que posibilite la dilación o demora en la aplicación del cambio, ni tampoco de recurrir, siente uno pesadumbre, rabia e impotencia. Cambiar veinte horarios en un Instituto por una cuestión tan baladí, como que dos profesores de la misma asignatura impartan docencia en un grupo, uno de ellos solo dos horas, que además debe tener una metodología específica y una atención especial para alentar su ritmo de aprendizaje, por ser de diversificación, nos parece desacertado, incomprensible y sin sentido. Sabemos de otro centro en el que han sido muchísimos más los horarios, profesores y alumnos afectados.

Un centro educativo, un instituto no va a conseguir la “excelencia” por cambiar dos horas; eso es una nadería, una bagatela, una insignificancia dentro de una organización que se fundamenta en la consecución de unos objetivos:

Disminuir, curso tras curso, la tasa de abandono y fracaso escolar; aumentar el porcentaje de alumnos que alcanzan el título de graduado en ESO o Bachillerato y que posteriormente continúan sus estudios; reducir el absentismo y mejorar día a día la convivencia en el centro; la participación del profesorado en proyectos, intercambios, bilingüismo, actividades culturales que contribuyen a la formación integral del alumnado; la participación de toda la comunidad educativa en pos de esos objetivos. Esto sí es importante.

Valorar el esfuerzo y dedicación del profesorado, que incluso fuera de su horario, motiva e incentiva al alumnado para mejorar su rendimiento académico y que, a pesar de haber disminuido su número, desde hace varios años, y de que en el presente se van a disminuir sensiblemente los gastos de funcionamiento, cerca de diez mil euros en nuestro Instituto, siga luchando por conseguir la excelencia en sus centros y considerando como principio esencial que la educación de nuestros jóvenes mejorará el futuro de nuestro sociedad. Esto sí es importante.

Por cierto, referente a los gastos de funcionamiento, esperamos que de los trescientos quince mil millones del Plan Juncker, que va a negociar nuestra Sra. Presidenta de la Junta de Andalucía en Bruselas, “se le caigan como de las manos”, como decía nuestro gran poeta ascético fray Luis de León, algunos que acrecienten el presupuesto de los centros. Esto sí es importante.

Claustro de profesores del I.E.S. “Santos Isasa” de Montoro.

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