Un día oscuro para el fútbol lucentino: El lamentable fichaje de Joel Domínguez

En un giro sorprendente y desgarrador, el pasado 22 de agosto se convirtió en una fecha sombría para el fútbol lucentino, no por una caída en la clasificación, ni por un amargo descenso, ni siquiera por una controversia arbitral. Más bien, la indignación se apoderó de muchos de los aficionados cuando el Ciudad de Lucena anunció el fichaje de Joel Domínguez, un jugador que arrastra una condena por maltrato a su exnovia, quien en aquel entonces era menor de edad. Este no es un capítulo ordinario en el mundillo del deporte, sino un recordatorio impactante de cómo las acciones de un individuo pueden ensombrecer los valores de toda una ciudad.

Joel Domínguez, proveniente de la UD Las Palmas, encontró su camino hacia el Ciudad de Lucena, aunque no con la bienvenida que algunos podrían haber esperado. Su paso por la UD Las Palmas se vio marcado por la rescisión de su contrato debido a conductas antidisciplinarias. Además de la condena que le impuso un juez, que incluye 40 días de trabajos en beneficio de la comunidad, un año de alejamiento y prohibición de comunicación con la víctima, así como dos años de privación de tenencia de armas, hay otro caso más pendiente de juicio, en el que se le acusa de haber incumplido las medidas de protección establecidas por la justicia.

La presencia de Joel Domínguez en el equipo ha encendido una llama de indignación y descontento en la ciudad de Lucena. Esta localidad, que ostenta con orgullo el título de “Ciudad comprometida contra la violencia de género”, ve en este fichaje una contradicción dolorosa y decepcionante de sus propios valores. Como lucentinos y amantes del fútbol, resulta difícil comprender cómo alguien con un historial de violencia machista puede encontrar cabida en un equipo que debería representar lo mejor de la comunidad.

El dolor que muchos sienten en este momento va más allá del ámbito deportivo. Se trata de una herida en la identidad colectiva de Lucena. Como una sociedad que trabaja incansablemente por erradicar la violencia machista, este fichaje no solo es una afrenta a los esfuerzos pasados y presentes, sino también una bofetada a las víctimas de abuso en todas partes. El fútbol, que debería ser un refugio de valores positivos y superación personal, se encuentra ahora manchado por la sombra de una persona que parece no entender el peso de sus actos.

Mientras algunos podrían argumentar que todos merecen una segunda oportunidad, es crucial recordar que el impacto social y el mensaje que transmiten las acciones de figuras públicas son significativos. En este caso, el fichaje de Joel Domínguez no solo afecta a un equipo, sino que también resuena en la sociedad que lo rodea. La herida causada por su presencia en el Ciudad de Lucena no puede ser ignorada ni trivializada.

En momentos como este, es imperativo que la comunidad se una para reafirmar sus valores y expresar su rechazo a la violencia machista. No podemos permitir que un jugador con antecedentes de abuso trivialice la lucha de tantas personas que trabajan incansablemente por un mundo más seguro y justo. El fútbol, como deporte y como plataforma de influencia, tiene la responsabilidad de ser un ejemplo positivo para las generaciones venideras.

En última instancia, el fichaje de Joel Domínguez deja una pregunta latente en el aire: ¿qué tipo de valores queremos que representen nuestros equipos y nuestra comunidad? Es momento de tomar una posición y levantar la voz en contra de la violencia machista. La unidad y la determinación de los lucentinos pueden convertir este oscuro episodio en una oportunidad para reafirmar los valores que hacen de Lucena una ciudad verdaderamente libre de violencia machista.

*Rafael Luque